Yolanda Cuevas Ayneto

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Charlas de Disciplina Positiva

Un año más FAPAR cuenta conmigo como Educadora certificada en Disciplina Positiva Familias y Aula por Positive Discipline Association para dar a conocer los principios de La Disciplina Positiva un modelo educativo respetuoso, firme, cariñoso y alentador. Todo cambia y la educación también tiene que cambiar. Necesitamos un nuevo modelo educativo a largo plazo y Disciplina Positiva lo es. No podemos pretender educar con herramientas antiguas como el castigo, la amenaza, los sermones, las humillaciones, las comparaciones o los gritos que adiestran, atemorizan y fomentan la baja autoestima e inseguridad. Todo comportamiento tiene un propósito y si no conectamos con ese propósito, que no se ve, mal interpretamos las conductas, que es  lo que se ve de los niños.

No hay que hacer sentir mal un niño para que haga lo que tenga que hacer.

Necesitamos educar con respeto, con cariño y firmeza. Con esta charla se  pretende transmitir que es posible. Se reflexionará sobre el castigo y se compartirán las principales pautas para iniciarse en la Disciplina Positiva.

Cinco Criterios para la Disciplina Positiva:

  • Ayuda a los niños a sentir una sensación de conexión (pertenencia y significado);
  • Amable y firme al mismo tiempo (respetuosa y alentadora);
  • Eficaz a largo plazo;
  • Enseña habilidades sociales y de vida valiosas para un buen carácter (respeto, preocupación por los demás, resolución de problemas y cooperación);
  • Invita a los niños a descubrir lo capaces que son (fomenta el uso constructivo del poder personal y la autonomía).

Con estos criterios, Disciplina Positiva  pretende alentar y empoderar a niños y niñas y adultos. Ayudarles a desarrollar importantes habilidades sociales para la vida, que el método sea respetuoso y que sean eficaces a largo plazo, puesto que los premios y castigos actúan a corto plazo.

  • Martes 19 noviembre , 15:45hs, en CP Espartidero
  • Miércoles 27 noviembre, 16:30hs en CP Tío Jorge
  • Martes 10 diciembre, 15:05 en CP Monsalud
  • Martes 17 diciembre, 16:00 hs CP Parque Goya
  • Miércoles 18 diciembre, 15:30hs, en EEI Santa María del PIlar

La disciplina positiva es la filosofía que ayuda a los adultos a entender la conducta inadecuada de los niños, promoviendo actitudes positivas hacia ellos y enseñándoles a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas interpersonales vamos…lo que todos quieren para sus hijos pero que no siempre se sabe transmitir.
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¿Es posible educar con cariño pero con firmeza a la vez? pues claro y en esto estamos! La disciplina positiva, es un método creado por la Dra. Jane Nelsen, Lynn Lott, Cheryl Erwin entre otros.
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Ayuda a los adultos a conectar y entender la conducta inadecuada de los niños, promoviendo actitudes positivas hacia ellos y enseñándoles a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas interpersonales.
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“Padres y maestros no pueden seguir funcionando como jefes, deben adquirir la habilidad de ser líderes democráticos,” dijo Rudolf Dreikurs en Social Equality the Challenge of Today.
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Este método de educación enseña a involucrarse en la educación de los niños (padres, maestros, personal de guarderías, entrenadores, cuidadores, personas que trabajan con jóvenes…) para ayudar a aprender esas habilidades sociales indispensables en la vida de una manera respetuosa y alentadora para los niños, y para nosotros mismos.
No se trata de ganar a los niños sino ganárnoslos.
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Educar en el siglo XXI con métodos del siglo pasado tiene que acabar!!
Todo evoluciona y la educación también!

Si estás interesado en realizar un taller, ponte en contacto:

Artículo en el Heraldo de Aragón aquí

Los castigos: el método de siglos pasados aquí

Día del Maestro: la reflexión del educador como herramienta esencial en los tres primeros años de vida aquí

 

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Artículos Psicología y Salud

Los límites y la obediencia influyen de forma positiva en el bienestar de los hijos.

Les dejo enlazado el artículo escrito junto a Patricia Ramirez para la Fundación Roger Torné, en Inspira Online Magazine

 

Es la hora, recoge los juguetes, no te has hecho la cama, el baño así no se deja, los platos no salen solos del lavavajillas, deja las cosas como te las encuentras, los zapatos no van al zapatero si tú no los metes… “uffff el día menos pensado me cojo la maleta y no vuelvo”.

Si tienes hijos te resultarán familiares estas frases y si no puede que las hayas escuchado en tu infancia o adolescencia.

La convivencia entre personas no es fácil y por ser padres e hijos no  tiene que surgir de forma natural. Una de las responsabilidades que tenéis  como padres es la disciplina relacionada con las tareas en casa. Se trata de que entiendan los beneficios de colaborar sobre todo en la adolescencia, moldear acciones desde pequeños y que el incumplimiento tiene consecuencias, independientemente de la edad. Así que vuestro objetivo es que desde pequeños fomentéis unos hábitos que ayuden a:

  1. Favorecer la convivencia entre los miembros de la familia.
  2. Educar en los límites con cariño, porque los límites ofrecen seguridad a tus hijos, y fomentan la autonomía.
  3. Tener una mayor organización en vuestro día a día que permitirá una mayor gestión del tiempo y disfrutar de otras actividades.
  4. Educar en valores como la responsabilidad, el respeto, el sacrificio, válidos y necesarios dentro y fuera de casa. Valores que pondrán en práctica cuando vayan al parque a jugar con otros niños estén en el colegio.
  5. Aprender en el seno familiar qué es la empatía, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona, y la asertividad, comunicar sin dañar fomentando de este modo la Inteligencia Emocional.
  6. Ofrecerles un modelo de comportamiento, una habilidad para responder de los actos que uno realiza, conociendo que existen unas reglas en la convivencia.

 

Pasos a seguir para fomentar la disciplina en casa:

 

  1. Alíate, dialoga con tu pareja antes de proponer una actuación. Recordar siempre que la unión hace la fuerza. Si no estáis unidos y firmes en el objetivo, vuestro hijo acudirá al más permisivo de los dos hasta que ceda uno.
  2. Detecta la conducta más importante que queráis modificar. No es cuestión de recuperar de golpe el tiempo perdido y sobrecargaros de cambios. Es mejor el efecto dominó, unos llevan a otros.
  3. Ofrece margen de maniobra. No todo tiene que ser YA. Ten presente siempre que la paciencia tiene que estar contigo. Las cosas no se harán siempre como las haces tú, ni en el tiempo que tú quieres. ¡Están aprendiendo! Recuérdaselo a tu pareja.
  4. Piensa y adapta a la edad de tus hijos lo que pretendes que hagan.

A cualquier edad pueden llevar la ropa al cesto de la ropa pero no tenderla. Eso sí, fomenta el trabajo en equipo entre hermanos y en la igualdad. ¡Nada de tareas de chicas y de chicos! El pequeño saca la ropa y da las pinzas para que el mayor tienda. Adapta también las tareas a sus características, iniciándoles en las más llevaderas. Así se favorece la colaboración y ya llegará el momento de aprender las tareas menos agradables. Pon sobre la mesa diferentes tareas como sacar al perro, o rellenar su bebedero y comedero, regar las macetas, poner y quitar la mesa, sacar la basura, hacer la cama…y entre hermanos también pueden pactarlo, así educas en la resolución de posibles conflictos.

  1. Reconoce y valora los intentos de tus hijos: Si se cae una prenda y se ensucia de nuevo o hay que bajar al vecino puedes hacerlo con él la primera vez. No te alarmes, es cuestión de que la lavadora vuelva a limpiar. Diles que no pasa nada y que lo importante es intentar las cosas. Y así llegará un día que lo hagan bien. Si de repente entras en cólera y empiezas a reñir y a decir que es preferible que lo hagas tú porque ganas tiempo… tiras por tierra la oportunidad de que aprendan.
  2. Tienes que aprender a transmitir las normas, se claro para que tu hijo entienda lo que le pides y cómo tiene que hacerlo. Buscar el momento y las palabras adecuadas es tener media “batalla” ganada. Ser asertivo implica hablar sin herir. No se puede implantar una norma en medio de una discusión o como consecuencia del incumplimiento de otra, o interrumpir un juego. Recuerda que  hablar con firmeza no es chillar.

Asegúrate de que habláis en el mismo idioma, la “habitación recogida” para vosotros tiene un significado y para los hijos otro. Hay que ajustar posturas y definir qué supone tener el cuarto recogido, que significa portarse bien, que es ayudar en casa, que implica ser responsable.

  1. Saber cuándo se pueden razonar, pactar y decidir las normas. Hay normas negociables y normas que no se negocian, y hay que educar en ello desde pequeños.

Las negociables dan sensación de control a los hijos, generan un mayor compromiso  y fomentan su cumplimiento porque han colaborado en su diseño.

No tengas miedo al “conflicto”: es necesario y os permite crecer como familia y como persona. Aprender a negociar es una de las asignaturas en familia que más enriquecen.

  1. Elogiar cada buena actuación de diferentes formas y en el momento. No olvides deben tomar conciencia de las ventajas que ha supuesto su colaboración. Un “gracias hijo”, un guiño, un “gracias a que tú has hecho esto ahora podemos irnos en bici”, “al haber organizado el armario caben estos juguetes”. Elogiar sinceramente, con cariño llega al corazón, fomenta el autoconcepto, el sentirse capaz y los niños sienten que sus padres valoran lo que hacen. A través del refuerzo transmites un valor muy importante en la vida, el agradecimiento. Y eso lo copian.
  2. Predicar con el ejemplo, lo que esperes de tus hijos, hazlo tú primero. Implicarse y esforzarse no depende del estado de ánimo. Tú tienes que ser el que inicie, proponga, se implique, para que ellos copien lo que vean. No se les puede pedir que ordenen si tú no tienes ordenadas tus cosas.
  3. En caso de incumplimiento pregunta antes qué le ocurrió para no cumplir con lo que se pactó y no te adelantes con suposiciones. Para evitar olvidos tras la organización semanal y los acuerdos, es recomendable elaborar un cuadro en el que quede plasmado qué hace cada miembro de la familia.
  4. No castigues en un momento de enfado. Seguramente será desmesurado, te arrepentirás, y levantarás el castigo. Ni tampoco le digas que ya verás a ver qué medida tomas y luego dejes de hacerlo.

 

 

No ayudan:

 

  1. Los sermones, que lo único que motivan es a desconectar.
  2. Los insultos, que minan la autoestima y los promueven en su grupo de iguales.

3.”La ley del hielo”, es decir dejarles de hablar. Fomenta la distancia por falta de comunicación y los sentimientos de culpa.

  1. Castigos físicos, que fomentan la agresividad y sentimientos de venganza. Se les educa en un modelo de resolución de problemas basado en la agresividad.
  2. Sanciones desmesuradas que fomentan la rabia y la baja motivación al cambio.
  3. Perder la calma o transmitir sentimientos de venganza: “te acordarás de esta…”
  4. Ridiculizarlo delante de sus amigos, vecinos y familiares: “Hay que hacerle la cama como a los niños pequeños…”
  5. Compararlo con conductas positivas de sus hermanos. “Se te podía pegar algo de tú hermano”.
  6. Amenazarle, porque se sabe que son pocas las amenazas que se cumplen. “A este paso olvídate de tú regalo de comunión”, “te quedarás sin salir dos meses como sigas así”.
  7. Premios materiales, porque no ayudan a interiorizar el por qué tiene la responsabilidad de hacerlo, solo lo hacen por conseguir ese juguete, esa propina…

 

 

Esperamos que esta lectura os ayude en vuestra labor de padres y sobre todo a disfrutar de los hijos.

 

 

 

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Cuentos y Metáforas

El cuento de la mariposa

Un cuento de Jorge Bucay para la reflexión.

Mi mamá era hija de una pareja de campesinos de Entre Ríos. Nació y creció en el campo entre animales, pájaros y flores. Ella nos contó que una mañana, mientras paseaba por el bosque recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno vio un capullo de gusano colgando de un tallo quebrado. Pensó que sería más seguro para la pobre larva llevarla a la casa y adoptarla a su cuidado. Al llegar, la puso bajo una lámpara para que diera calor y la arrimó a una ventana para que el aire no le faltara.

Durante las siguientes horas mi madre permaneció al lado de su protegida esperando el gran momento.
Después de una larga espera, que no terminó hasta la mañana siguiente, la jovencita vio cómo el capullo se rasgaba y una patita pequeña y velluda asomaba desde dentro. Todo era mágico y mi mamá nos contaba que tenía la sensación de estar presenciando un milagro. Pero, de repente, el milagro pareció volverse tragedia. La pequeña mariposa parecía no tener fuerza suficiente para romper el tejido de su cápsula. Por más que hacia fuerza no conseguía salir por la pequeña perforación de su casita efímera. Mi madre no podía quedarse sin hacer nada. Corrió hasta el cuarto de las herramientas y regresó con un par de pinzas delicadas y una tijera larga, fina y afilada que mi abuela usaba en el bordado. Con mucho cuidado de no tocar al insecto, fue cortando una ventana en el capullo para permitir que la mariposa saliera de su encierro. Después de unos minutos de angustia, la pobre mariposa consiguió dejar atrás su cárcel y caminó a los tumbos hacia la luz de la ventana.

Cuenta mi madre que, llena de emoción, abrió la ventana para despedir a la recién llegada, en su vuelo inaugural. Sin embargo, la mariposa no salió volando, ni siquiera cuando la punta de las pinzas la rozó suavemente. Pensó que estaba asustada por su presencia y la dejó junto a la ventana abierta, segura de que no la encontraría al regresar. Después de jugar toda la tarde, mi madre volvió a su cuarto y encontró junto a la ventana a su mariposa inmóvil, las alitas pegadas al cuerpo, las patitas tiesas hacia el techo. Mi mamá siempre nos contaba con qué angustia fue a llevar el insecto a su padre, a contarle todo lo sucedido y a preguntarle qué más debía haber hecho para ayudarla mejor. Mi abuelo, que parece que era uno de esos sabios casi analfabetos que andan por el mundo, le acarició la cabeza y le dijo que no había nada más que debiera haber hecho, que en realidad la buena ayuda hubiera sido hacer menos y no más.

Para reflexionar.

Se necesita de fuerza propia para vivir.
Las mariposas como nosotros necesitan de ese gran esfuerzo para romper su prisión y poder vivir. Es justo en esos instantes cuando el corazón late con muchísima fuerza y la presión que se genera inyecta la sangre en las alas, así se expanden y la capacitan para volar. La mariposa que es ayudada a salir de su caparazón nunca podrá expandir sus alas. Hay que dejar luchar por la vida.
A veces es necesario no facilitar el camino para ganar fuerza en la vida.

El propio amor y sobreprotección no deja crecer, no deja volar, limitando el ser que podía ser.

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Cuentos y Metáforas

Tres leones

Os dejo un cuento, para reflexionar. Como la actitud ante la adversidad, los problemas es determinante.
Aprender a no rendirse, a que como muy bien se dice, la vida  no te dice que no puedas, que es imposible, solo te dice que esperes, que perseveres, que si es lo que quieres y sigues puedes conseguirlo.
 
Disfrutarlo y a reflexionar porque todos nos enfrentamos a estas situaciones, son las que nos hacen crecer.

En la selva vivían tres leones. Un día, el mono, representante electo por los animales, convocó a una reunión a todos los habitantes de la selva, para poder tomar una decisión.

Y les dijo:

– Todos sabemos que el león es el rey de los animales.
– Pero aquí viven tres leones y los tres son muy fuertes.
– ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?
– ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro rey?

Los leones supieron de la reunión que se estaba realizando y comentaron entre sí:
– Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido.
– Una selva no puede tener tres reyes.
– Luchar entre nosotros no queremos, ya que somos amigos.
– Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿cómo lo haremos?

Los animales que participaban en la reunión, después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los tres leones:

– Encontramos una solución muy simple para el problema.
– Los tres vais a escalar la montaña – dijo el mono.
– El que llegue primero a la cima, será consagrado nuestro rey – dijo el ciervo.

La montaña que tenían que escalar era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron al pie de la montaña para asistir la gran escalada. El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado. Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿ahora cómo elegirían un rey?

En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría , pidió la palabra:

– ¡Yo sé quién debe ser el rey!

Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

– ¿Cómo?, preguntaron todos.
– Es simple – dijo el águila.
– Yo estaba volando bien cerca encima de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la montaña, escuché lo que cada uno dijo a la montaña.

El primer león dijo:
– ¡Montaña, me has vencido!

El segundo león dijo :
– ¡Montaña, me has vencido!

El tercer león dijo:
– ¡Montaña, me has vencido, por ahora!
– Pero ya llegaste a tu tamaño final, y yo todavía estoy creciendo.
– Volveré

La diferencia, completó el águila , es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió, y para quien piensa así, su persona es más grande que su problema. Si él es el rey de sí mismo, está preparado para ser el rey de los demás.

Los animales aplaudieron con entusiasmo al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.

Maestro: no tiene mucha importancia el tamaño de los problemas que tengas. Todavía estás creciendo y no llegaste al límite de tu potencial. Por lo tanto acepta los problemas hasta que cambien o puedes tratarlos de algún modo.

Fuente: autor desconocido

www.contarcuentos.com

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Psicología y Salud

SUEÑOS DE SEMILLA

SUEÑOS DE SEMILLA (Jorge Bucay)

En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.

…Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después.

Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas… para convertirse en árboles.

Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.

Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.

Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez cegadora.

Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos… Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.

Nada hay que temer… una sabiduría interior las acompaña… porque cada semilla sabe… cómo llegar a ser árbol…

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