Yolanda Cuevas Ayneto

Calienta motores, el final de año es sinónimo de un nuevo inicio.

Cuanta esperanza pones cada final de año… pero de un día para otro las cosas no cambian. Bueno quizá para algunos sí y la famosa lotería sea una nueva oportunidad. Pero para el resto y para ti solo queda tu actitud y salud, mucha salud física y mental, para llevar a cabo eso que quieres, que te propones ahora, en pensamiento.

Que este año salga el trabajo que esperas, que te lleves mejor con tu pareja, que no discutas con los hermanos, que te lleves mejor con tu familia política, que consigas perder esos kilos, que dejes de fumar, que lleves una mejor alimentación, que disfrutes más de tus amigos, que leas más, que consigas acabar ese curso on line que se eterniza…
Son días en que los propósitos crecen, las voluntades se multiplican y la nostalgia te hace vulnerable entre luces navideñas y villancicos. Vivir los últimos coletazos del año diciendo “Este será mi año sí o sí”, es un clásico en la vida.

Crecer como profesional, encontrar pareja, empezar a estudiar, proponerte nuevos objetivos en el deporte, aprender un idioma…En definitiva proponerte nuevos retos que te obligan a salir de la zona gris, la llamada zona de confort, esa en la que todo está controlado, en la que te sientes seguro, que no te da disgustos pero reconócelo, sí te hace vivir mustio, porque en el fondo quieres más.

Y llegará ese momento en que otorgas a las uvas un poder mágico para destinar salud, trabajo y amor no siempre en este orden según la edad y circunstancias, para ti y los tuyos, y que a la vez fantaseas con promesas si algo de lo que pides se cumple.
Pues es hora de despertar y aterrizar en la realidad, la que tú construyes día adía. Vendrá el 2 de enero y te levantarás siendo el mismo y tus deseos sin salir de tu mente.
Se sabe que transcurridas unas semanas todo vuelve a la normalidad y el subidón navideño de los buenos propósitos se esfuma de la misma manera que vino si tú no lo evitas.
Y es que, se necesita arrancar pero acompañado de fuerza de voluntad, automotivación y perseverancia. Son los tres Reyes Magos que harán posible que tus propósitos se cumplan. Quieres un cambio en tu vida y esto te exige, que actúes de una manera determinada, no de cualquiera. Porque si no actúas, los sueños no se cumplen.

En definitiva son esos ingredientes básicos para disfrutar del pastel de tu vida:

 

reyes
Melchor, el Rey de la Fuerza de Voluntad: No queda otra, nadie se levanta de la cama para correr si no eres tú, nadie busca en portales de empleo, come de forma sana si no lo haces tú, entrena habilidades sociales para buscar pareja y un largo etc. más que tú mismo. Eres insustituible, o lo haces tú o nadie lo hará por ti. No valen excusas, si te las das a ti mismo y a los demás, es que no lo deseabas de verdad, no te engañes ni pierdas el tiempo, así de simple.
Trabajar tu fuerza de voluntad creará un plan y un hábito. Cada vez que te esfuerzas y lo haces tu cerebro lo interpreta como que es posible y hace que te sientas capaz y seguro de ti mismo, con confianza para seguir. Los primeros resultados certificarán tu esfuerzo y verás que merece la pena y las cosas empezarán a rodar.

Gaspar, el Rey de la Automotivación: Una de las claves de la Inteligencia emocional, esa fuerza interior propia que tú generas y construyes, que te predispone, arrastra y mantiene para conseguir lo que quieres. Te inyecta la energía necesaria en momentos clave. Que se alimenta de tus logros anteriores, esos que te recuerdan que eres capaz, fomentando una vez más tu seguridad y confianza, y te recuerda las claves que te permitieron lograrlo. Se alimenta de tu monólogo interior, así que lo tienes que ensayar y diseñar con mucho cariño, porque la mente se toma las cosas al pie de tu voz interna. Así que no dejes tu responsabilidad en tus sueños, en “manos” de los demás.

Baltasar, el Rey de la Perseverancia: Es la capacidad de mantenerte en el proyecto que has iniciado. Las cosas no saldrán a la primera y tienes que tenerlo claro desde un inicio para no poner excusas tipo ¿es que yo pensaba que…?. Ser perseverante te demuestra hasta qué punto quieres conseguir lo que te has propuesto. Te permite vencer obstáculos como el cansancio, el desánimo, las dificultades o la frustración al ver que te cuesta o que “fracasas” en un intento. Fracasar es una llamada de atención, te dice lo que no debes hacer en el siguiente intento. Es fundamental que aprendas a interpretar estos sucesos en tu beneficio siempre y que sigas.

¿De verdad deseas lo que pides? Pues ponte a ello.
Feliz Año Nuevo y HAZ TÚ, para que tus sueños se hagan realidad. Tienes de nuevo otros 12 meses.

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Yolanda Cuevas

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