Hay emociones, intensas, dolorosas, difíciles que condicionan la forma de pensar y actuar. Y muchas veces se las ve venir. La mente se activa, el cuerpo se tensa cuando se está enfadada, tensa, preocupada en exceso o agobiada.
Esta práctica permite aportar suavidad a la experiencia, aliviar la presión del momento, bajar el volumen emocional. No se trata de no sentir, de apartar, taponar las emociones.
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