Yolanda Cuevas Ayneto

Cada orificio nasal tiene su función.

En el anterior artículo te preguntaba si sabías que no es lo mismo respirar por un orificio que por otro. ¿Te sorprendió la pregunta? ¿Ya has comprobado que respiras más o mejor por un caño que por otro?

Respirar por el caño derecho la circulación se acelera, el cuerpo se calienta, suministra más sangre al hemisferio opuesto el izquierdo a la corteza cerebral y la frecuencia cardiaca, presión arterial y los niveles de cortisol que es la hormona del estrés aumentan. ¿Por qué?  estarás pensando. Porque activa nuestro sistema nervioso simpático. Es el que se activa en situaciones de peligro, el mecanismo de lucha o huida pero también parálisis. Nuestro cuerpo se pone en alerta. Al igual que la respiración bucal es sinónimo de alerta. Y activa las mismas reacciones que nuestros antepasados.

Por el contrario si respiramos por el caño izquierdo en vez de acelerarse, frena. Está conectado al sistema parasimpático involucrado en la relajación, descanso. Disminuye entonces la presión arterial, la ansiedad, enfría el cuerpo (por eso en meditaciones, y técnicas de respiración o relajación nos entra frío y recomendamos algo de abrigo como una mantita).

El flujo sanguíneo cambia hacia el lado opuesto de la corteza cerebral que influye en el pensamiento creativo, abstracciones mentales etc

James Nestor, comparte un estudio de la Universidad de California en San Diego en 2015.

Registraron los patrones respiratorios de una mujer con esquizofrenia durante tres años y constataron que respiraba predominantemente con el orificio izquierdo. Según la hipótesis sobre estimulaba su parte creativa derecha del cerebro y su imaginación se desbordaba. Al llevar un entrenamiento de respiración con el caño contrario las alucinaciones disminuyeron.

Nuestro cuerpo vive, rinde, opera mejor si está en equilibrio. Equilibrio entre la acción y la relajación. Y la respiración influye en este equilibrio. Y la respiración puede modificarse, entrenarse, manipularse para nuestro beneficio.

El el artículo 5… invitaba a unos ejercicios de repsiración de caños y alternas donde ya adelantaba alguna idea que se desarrolla en este.

Hay muchas técnicas d erepsiración alternando los orificios. Dependiendo del objetivo puedo reforzar la respiración de un caño o de otro. Calentar el cuerpo para facilitar la digestión tras la comida puedes taparte caño izquierdo. Para relajarte caño derecho. También puedes tomar aire una vez por el caño derecho y expulsar en varias series por el caño izquierdo para aumentar la concentración y equilibrar cuerpo y mente. Esta técnica se llama surya bheda pranayama.

Recuerda las técnicas se entrenan como lavarse los dientes para prevenir la caries.

Esta vez quiero acabar con más sabiduría ancestral:

-Alrededor del  antes de Cristo, el Papiro Ebers uno de los textos médicos más antiguo descubierto describía como los orificios nasales y no la boca, suministraba aire al corazón y a los pulmones.

-Mil años después en el Génesis 2:7 “Dios el señor formó al hombre, de la tierra misma, sopló en su nariz y le dio vida. Así el hombre comenzó a vivir”

-Un texto taoísta chino del s VIII después de Cristo, consideraba la nariz como la “puerta celestial” y que había que respirar a través de ella. “Nunca lo hagáis de otra forma, pues el respirar estaría en peligro y entraría la enfermedad”

-No es hasta el s XIX que occidente llegó a poner foco en la respiración nasal gracias al investigador George Catlin. Durante seis años viajó para documentar la vida de cincuenta tribus nativas americanas. Los nativos le transmitían que el aire que se inhalaba por la boca restaba fuerza al cuerpo, deformaba la cara, alimentaba la tensión y enfermedades.

Ese hábito respiratorio empezaba al nacer. Y las madres de todas la tribus tenían el mismo hábito, cerrar los labios del bebé con los dedos tras cada alimento ingerido.

Y si dormían u los descubrían con la boca cerrada se la cerraban con un suave pellizco labial. Quizá ahora si observas a un bebé dormir con la boca abierta no pienses que está durmiendo plácidamente. Los alejaban del calor para que no jadeaban. Veinte años después de explorar el Oeste partió a culturas indígenas de los Andes. Compartían los mismo y la misma salud, alineación dental y estructura facial hacia delante. Y escribió en 1862 sobre ello en The Breath of life- El aliento de la vida, no solo documentando técnicas de respiración si no poniéndolas en práctica salvándole como dijo su vida a partir de los 30 años. Alejándose de los grabes problemas respiratorios que sufrió de niño. Murió a los setenta y seis años casi el doble de la esperanza de vida en aquella época. Él atribuyó su longevidad al “gran secreto de la vida”: respirar siempre por la nariz.

Te espero en el siguiente artículo para conocer más funciones de nuestra nariz. Quizá ahora le tienes más aprecio y la cuidas más.

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