Al final del anterior artículo te preguntaba si roncabas. Quizá hayas llegado a la conclusión que no siempre, que según épocas o circunstancias.
Levinus Lemnius, médico holandés del s XVI, considerado uno de los primeros médicos en estudiar el proceso de roncar, sabía lo importante que era la obstrucción respiratoria al dormir. Decía “Más saludable dormir con la boca cerrada. Quienes duermen con la mandíbula extendida, a causa de la respiración, y del aire arrojado de un lado a otro, tiene la lengua y el paladar secos y desean hidratarse bebiendo durante la noche”
¿Sabías que la respiración bucal provoca que el cuerpo pierda un 40% de agua?
¿Te suena despertarte en medio de la noche con la boca seca? ¿Y que esta perdida hace que orines más sorprendentemente?
En las fases más profundas del sueño la glándula pituitaria situada en la base del cerebro, secreta hormonas que controlan la secreción de endorfinas, adrenalina, hormona de crecimiento (por eso es tan importante que duermen las horas suficientes, porque mientras duermen crecen) y otras como la vasopresina que promueve el almacenamiento de agua.
Así que cuando no se está en sueño profundo lo necesario la vasopresina no se secreta de forma natural Esto pasa a las personas que sufren apnea del suelo crónica.
Los riñones por la noche entonces siguen liberando agua que provoca orinar, al cerebro le llega la señal de “bebe más” La falta de vasopresina crea una vejiga más sensible y sed constante.
Así que detrás del insomnio puede haber un problema de respiración.
Estudios:
- El Doctor Christian Guilleminault, investigador del sueño en Stanford descubrió que los niños que respiran fuerte, con esfuerzo o roncan ligeramente pueden sufrir trastornos emocionales, alteraciones en la presión arterial, y problemas en el aprendizaje…
- Un estudio hecho en Japón realizado con ratas a las que se les obstruían los orificios respiratorios (por tanto solo podías respirar por la boca) desarrollaban menos células cerebrales y tardaban el doble de tiempo en salir de su laberinto.
- Un estudio japonés 2013 concluye que respirar por la boca provoca una alteración del oxígeno en la corteza prefrontal (la nasal no) un área asociada con el TDAH. (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad)
Los datos hablan por si solos un 90% de los niños desarrollan deformidades en la boca y nariz. Un 45% de los adultos roncan ocasionalmente y un acuarta parte de la población lo hace a diario. Un porcentaje importante sufre de apneas de sueño y el 80% de los casos graves no son diagnosticados.
Comenzaba el artículo con una frase del s. XVI de un médico holandés, pero también los chinos de la antigüedad lo sabían. Lo llamaban en sus fragmentos de enseñanzas “aire adverso” extremadamente dañino. “Tened cuidado de no absorber el aire por la boca”
¿Qué es lo que nos ha pasado para hacer oídos sordos a nuestros antepasados?
Urge encontrar el contacto con la respiración perdida, fuente de salud y bienestar.
Te espero en el siguiente artículo para conocer más sobre la importancia de respirar, bien.
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