A veces, experiencias del pasado que fueron intensas o dolorosas pueden seguir influyendo en nuestra vida presente, incluso cuando creemos que ya las dejamos atrás. Y no siempre se trata solo de lo que pasó; muchas veces, lo que no pasó, como la falta de contención, apoyo, reconocimiento o seguridad también deja huella y puede afectar cómo pensamos, sentimos y actuamos hoy.
Las preguntas que siguen no buscan juzgarte ni etiquetarte. Ni son todas, son solo una primera aproximación. Su propósito es ayudarte a tomar conciencia de cómo ciertas vivencias, presentes o ausentes, pueden estar influyendo en tu vida actual, y abrir un espacio seguro para reflexionar sobre tu historia. A entenderte.
Respóndelas con honestidad y compasión hacia ti mismo/a. No es necesario hacerlo todo de una vez; puedes volver a ellas cuando te sientas preparado/a. Cada respuesta es un paso hacia la comprensión y el cuidado de vos mismo/a.
Preguntas para identificar experiencias traumáticas o intensas
¿Hay recuerdos o situaciones pasadas que, cuando las evocas, todavía generan emociones fuertes como miedo, tristeza, culpa o vergüenza?
¿Sos consciente de patrones repetitivos en tu vida (relaciones, decisiones, reacciones) que no logras cambiar y que te generan malestar?
¿Te resulta difícil confiar en los demás o sentirte seguro/a en ciertas situaciones, incluso cuando no hay un peligro real?
¿Experimentas tensión, ansiedad, irritabilidad o insomnio de manera recurrente sin una causa clara?
¿Evitas ciertos lugares, personas o actividades porque te hacen sentir incómodo/a o activan recuerdos dolorosos?
¿Te cuesta expresar emociones, nombrarlas o conectarte con lo que sentís, incluso con personas cercanas?
¿Sientes que tu cuerpo “reacciona solo”, como con palpitaciones, sudor, rigidez o sobresaltos ante situaciones cotidianas?
¿Tienes pesadillas, recuerdos intrusivos o pensamientos recurrentes que te remiten a experiencias difíciles del pasado?
¿Eres autocrítico/a o exigente contigo mismo/a de manera desproporcionada, sintiendo que nunca alcanza lo que haces?
¿Sientes que, a pesar de que tu vida parece normal, ciertas experiencias pasadas todavía influyen en cómo piensas, sientes o actúas hoy?
Date las gracias por tomarte el tiempo de reflexionar sobre estas preguntas y sobre tu historia. Responderlas no siempre es fácil, y puede despertar emociones o recuerdos intensos. Hacerlo con compasión hacia ti mismo/a es un primer paso importante hacia la comprensión y el cuidado personal.
Es importante recordar que no estás solo/a y que hay abordajes terapéuticos efectivos que pueden ayudarte a procesar estas experiencias, tanto las vividas como las ausentes, para que dejen de condicionar tu vida presente. Terapias como EMDR trabajan específicamente para reorganizar y procesar recuerdos y emociones bloqueadas, ayudando a que tu sistema nervioso se sienta seguro, y a que puedas sentirte más libre, conectado/a y en control de tu bienestar.
Click en la imagen.
Estamos aquí para ayudarte y acompañarte en tu proceso.
Y aquí un podcast con Seres Mortales relacionado que puede ayudar a seguir entendiendo.
A raíz de la reflexión en RRSS “No fue imprudencia fue adolescencia” que te animo a leer antes de seguir aquí click en la imagen.
Ayudar a los hijos a reflexionar antes de actuar es un proceso que se construye desde la infancia, y no ocurre de la noche a la mañana. Aunque el cerebro adolescente aún esté madurando, sí se puede entrenar la autorregulación, la empatía y la toma de decisiones con práctica, guía y acompañamiento.
¿Cómo pueden los padres ayudar a que sus hijos piensen antes de actuar?
1. Cultivar la reflexión desde pequeños
Preguntarles cosas como: “¿Qué crees que pasaría si…?”, “¿Qué otras opciones había?”, “¿Cómo te sentirías si eso le pasara a ti?”. Como un juego, paseando de excursión, en el parque. En un entorno relajado…no a modo de interrogatorio. Y compartir lo que piensas ahora y como pensabas en tu infancia, adolescencia.
Así no solo se entrena la empatía, también se fortalece la toma de perspectiva y la evaluación de consecuencias.
2. Validar sus emociones, pero enseñar a gestionarlas
En vez de frases como “no llores”, “eso no es nada”, usar “entiendo que te sientas así” y luego enseñarles a actuar desde la calma, no desde el impulso. Vamos a rebobinar y ver cómo lo harías ahora.
El autocontrol emocional se aprende modelando con el ejemplo, nombrando lo que sienten y tener herramientas de acompañamiento emocional. NO se trata de no sentir sino de acompañar lo que se siente.
3. Modelar el pensamiento crítico
Hablar en voz alta sobre decisiones propias: “Hoy estaba tan enfadada que iba a responder mal, pero paré, conecté conmigo, con mi cuerpo y conté hasta 10”.
Mostrar que reflexionar antes de actuar es un proceso, no una orden. Que se entrena y es posible.
4. Fomentar entornos seguros para equivocarse.
Los errores son oportunidades para aprender, no para castigar, humillar, comparar. Si un niño o adolescente se siente juzgado constantemente, dejará de compartir lo que vive. Además de dañar su autoestima y seguridad.
Lo que no se puede hablar, no se puede corregir. Y saber que no se busca ser perfectos.
5. Establecer límites firmes pero con sentido
Los adolescentes necesitan límites claros, pero también entender por qué existen. Involucrarlos en reglas, hablar de consecuencias reales, utilizar noticias para el debate les hace entender, flexibilizarse y ver que no se va en su contra,
6. Ayudarles a reconocer la presión del grupo
Enseñarles a identificar cuándo están actuando para agradar o pertenecer. Frases como: “¿Tú querías hacerlo o fue porque los demás lo hacían?” pueden abrir muchas puertas. Y desterrar para siempre la frase “si se tira tu amigo por un puente tu también lo haces? No hay frase más invalidante y juciosa más repetida que de poco sirve.
7. No decidir siempre por ellos: darles margen para elegir Si siempre tomamos las decisiones por ellos, no aprenden a hacerlo por sí mismos. Es mejor darles opciones seguras y guiadas (“Puedes ir en bici por el parque o por la calle tranquila”), y luego conversar sobre cómo se sintieron con la elección. Es importante hacer más preguntas y no dar siempre las respuestas porque se anula el desarrollo de la reflexión. Así practican la autonomía y aprenden a prever consecuencias con supervisión, no con imposición. Muchas veces propio de los propios miedos.
8. Celebrar el proceso, no solo el resultado Reconocer cuando han reflexionado, aunque la decisión final no sea perfecta. Esto refuerza el hábito de pensar antes de actuar, no solo de “acertar”.
9. Exponerlos a decisiones con impacto real (pero seguro) Por ejemplo: planear juntos un viaje familiar, administrar un pequeño presupuesto, o decidir el menú de una comida. La práctica en escenarios de bajo riesgo fortalece su confianza y su criterio.
10. Darles espacio para reparar errores Si se equivocan, en lugar de resolverlo por ellos, acompañar en el proceso de enmendar. Aprender a reparar les enseña responsabilidad y resiliencia.
No se trata de hacer que los adolescentes no se equivoquen, sino de darles herramientas para pensar, sentir y decidir mejor, paso a paso. Los padres y madres no pueden “prestarles” un cerebro adulto, pero sí pueden ser esa voz interna que con el tiempo ellos aprenderán a activar por sí mismos.
Vivimos en una cultura que juzga rápidamente la infidelidad. Se etiqueta, se condena, se reduce a blanco o negro. Pero pocas veces se hace lo más incómodo y, a la vez, lo más humano: preguntarnos por qué.
No se trata de justificar ni de normalizar. Se trata de entender.
Porque detrás de cada infidelidad hay una historia que rara vez se cuenta. Hay heridas, vacíos, silencios, decisiones mal gestionadas, miedos, impulsos, deseos no resueltos, conflictos no hablados. Hay personas imperfectas haciendo lo que pueden a veces, de la peor manera.
Juzgar a personas imperfectas por no hacer actos perfectos es una trampa moral.
Es más fácil señalar que mirar hacia adentro. Es más fácil castigar que preguntar:
¿Qué te llevó ahí?
¿Qué estaba pasando contigo, con tu relación, con tu vida?
No todo el mundo quiere o puede perdonar una infidelidad. Pero también es cierto que, si hay conciencia, foco, comprensión, una infidelidad puede ser un despertar. A veces, lo que parece una fractura es solo una grieta que revela lo que ya estaba roto.
Lo difícil no es caer. Lo difícil es atreverse a mirar el porqué.
Y si se mira bien, puede comenzar algo más sincero. Más consciente. Más real.
Compartir las causas por las que las personas pueden ser infieles puede ayudar a generar comprensión sobre un tema complejo y emocionalmente delicado. No se trata de justificar pero sí poder entender más con mente y corazón.
Causas Psicológicas
Baja autoestima: Buscar validación externa.
Trastornos de personalidad: Como el narcisismo o el trastorno límite.
Necesidad de novedad o excitación: Adicción a la dopamina, aburrimiento.
Falta de autocontrol o impulsividad.
Insatisfacción emocional no comunicada.
Causas Emocionales
Sentirse ignorado/a o no valorado/a por la pareja.
Carencia de conexión emocional o intimidad.
Deseo de sentirse deseado/a o amado/a.
Venganza emocional: Por una infidelidad pasada, desprecio o abandono.
Soledad dentro de la relación.
Causas Sexuales
Insatisfacción sexual.
Fantasías o deseos no compartidos.
Atracción física hacia otra persona.
Falta de deseo sexual en la pareja.
Deseo de experimentar algo nuevo o diferente.
Causas Individuales
Inmadurez emocional.
Falta de compromiso real.
Creencias permisivas sobre la fidelidad (“todos lo hacen”).
Necesidad de reafirmar la propia libertad o independencia.
Historia personal de infidelidades (propias o familiares).
Causas Relacionales
Problemas de comunicación.
Conflictos no resueltos o acumulados.
Rutina o monotonía en la relación.
Falta de tiempo de calidad juntos.
Desconexión emocional o sexual prolongada.
Causas Socioculturales
Contexto cultural que normaliza la infidelidad.
Presión social o de amistades infieles.
Acceso fácil a aventuras (apps, redes sociales).
Idealización del romance o el amor libre.
Falta de educación afectiva o sexual.
Causas de Crisis o Vulnerabilidad
Pérdida de un ser querido.
Cambios de vida importantes (maternidad, mudanzas, crisis de mediana edad).
Estrés laboral o económico.
Depresión o ansiedad.
Consumo de alcohol o drogas.
¿Creías que había tantas?
Acompañar a alguien después de una infidelidad requiere mucha empatía, contención y respeto por su proceso. Las preguntas deben invitar a la reflexión, no al juicio, y pueden ser diferentes dependiendo de si la persona fue infiel o fue lastimada por la infidelidad. A continuación te dejo una guía dividida en dos bloques, y una sección final común para ambas partes.
Si la persona fue engañada:
1. Emocionales
¿Cómo te estás sintiendo realmente, más allá de la rabia o la tristeza?
¿Qué parte de ti se sintió más herida con esto?
¿Sientes que necesitas comprender más lo que pasó, o simplemente espacio para procesarlo?
2. Sobre la relación
¿Crees que había señales previas que no viste o evitaste ver?
¿Sientes que esta relación te venía haciendo bien antes de la infidelidad?
¿Qué cosas valoras todavía de tu pareja (si las hay)?
¿Quisieras reconstruir esta relación si se dieran ciertas condiciones? ¿Cuáles?
3. Sobre límites y decisiones
¿Qué necesitas ahora para sentirte segura/o?
¿Qué te ayudaría a tomar una decisión clara: tiempo, diálogo, terapia?
¿Qué no estarías dispuesta/o a tolerar nunca más?
Si la persona fue infiel:
1. Emocionales
¿Qué sentías antes de que ocurriera la infidelidad?
¿Qué necesidades no estaban siendo atendidas (por ti o por la relación)?
¿Qué te generó más culpa o más confusión después de lo que hiciste?
2. Sobre la relación y la elección
¿Fue un acto impulsivo o venía gestándose con el tiempo?
¿Qué buscabas en ese otro vínculo que no encontrabas en tu relación?
¿Aún hay amor hacia tu pareja? ¿O solo apego, costumbre o miedo a perder?
3. Sobre la responsabilidad
¿Qué estás dispuesto/a a asumir como responsabilidad emocional, más allá del error?
¿Estás dispuesto/a a ser transparente y reparar, si la otra persona lo desea?
¿Estás preparado/a para entender el dolor que causaste sin defenderte.
Preguntas comunes para ambas partes:
¿Qué aprendiste sobre ti a raíz de esta experiencia?
¿Qué patrones crees que se repiten en tu forma de vincularte?
¿Qué heridas viejas pueden haberse reactivado con esto?
¿Qué necesitarías para sentirte en paz, sea cual sea el futuro de esta relación?
Estas preguntas no tienen que responderse todas de inmediato. A veces basta con una sola para abrir un proceso interior muy profundo.
No hay respuestas rápidas ni caminos idénticos después de una infidelidad. Cada historia es única, como lo son las personas que la viven.
Si estás atravesando este proceso, desde cualquier lugar que te toque, mereces darte tiempo. Tiempo para sentir, para entender, para nombrar lo que dolió y también lo que aún importa. No todo tiene que resolverse de inmediato. A veces, simplemente sostenerse y respirar ya es suficiente.
No estás rota/o. No estás sola/o. No estás equivocada/o por sentir todo lo que sientes.
Sanar no siempre significa volver. A veces es soltar. A veces es reconstruir desde otro lugar. Y a veces, es volver a uno mismo con más verdad.
Sea cual sea el camino que elijas, que sea un camino con sentido para ti. Con calma. Con compasión. Con conciencia.
Y recuerda: Esto no te define.
No te define como pareja, como mujer, como hombre, como ser humano.
Lo que sí te define es cómo te acompañas a ti misma/o en este proceso.
Con amor, respeto, paciencia y verdad.
Pasar por una infidelidad duele. Se remueven heridas viejas, creencias, identidad, vínculos, autoimagen, confianza. Es mucho para cargar en soledad.
Pedir ayuda no significa que no puedas con esto. Significa que no tienes por qué hacerlo sola/o.
A veces necesitamos que alguien nos escuche sin interrumpirnos, que nos mire sin juzgarnos, que nos devuelva perspectiva cuando todo se ve roto.
Un proceso terapéutico puede ayudarte a procesar la experiencia, ordenar, cuidar, elegir.
Cada día, miles de niños, niñas y adolescentes sufren violencia sexual en el entorno digital sin que la sociedad llegue a verlo o comprender su gravedad.
Esta realidad no puede ser ignorada. Es urgente que familias, escuelas, instituciones y redes sociales asuman su parte de responsabilidad para proteger a los menores, educar en el uso seguro de la tecnología y denunciar cualquier forma de abuso. Y por ello quiero compartir los datos principales y el informe de Save The Children, 8 julio 2025
Impacto generalizado
El 97,9 % de los jóvenes (18‑21 años) afirma haber sufrido alguna forma de violencia sexual en internet durante su minoría de edad.
En 2023 se registraron 4 896 denuncias por ciberdelitos contra menores, de las cuales 1 068 fueron de índole sexual, según el Ministerio del Interior. Save The Children advierte que la mayoría de los casos no se denuncian o detectan.
Formas de violencia sexual identificadas
Grooming: un tercio de los jóvenes encuestados sufrió contacto adulto con fines sexuales.
Sexting sin consentimiento y difusión no autorizada de imágenes íntimas.
Sextorsión: coacción por contenido íntimo.
Deepfakes: uno de cada cinco sufrió manipulación de imágenes mediante IA.
Desigualdad de género
Carmela del Moral, responsable de políticas de infancia en Save The Children, advierte que las chicas están más expuestas y son más castigadas si son víctimas.
Recomendaciones clave
Refuerzo del control parental y acompañamiento familiar desde edades tempranas.
Educación digital, sensibilización sobre riesgos y uso adecuado de dispositivos.
Protocolos educativos y legales más eficientes para prevenir, detectar y sancionar estos abusos.
Consecuencias Psicológicas de la violencia sexual online en menores:
Ansiedad y miedo constante
Las víctimas pueden vivir con temor a ser expuestas, juzgadas o atacadas, tanto en el mundo digital como en el presencial.
Puede generarse un estado de hipervigilancia y desconfianza hacia los demás.
Depresión y tristeza profunda
La humillación, el rechazo social o el aislamiento que a veces sigue a la exposición de imágenes o mensajes íntimos pueden desencadenar síntomas depresivos, falta de sentido vital y desesperanza.
Problemas de autoestima y autoconcepto
La difusión de contenido íntimo o el acoso sexual online puede dañar gravemente la percepción que la persona tiene de sí misma, minando la confianza y el respeto propio.
Las víctimas pueden sentirse “rotas” o “sucias”, lo que impacta su identidad.
Aislamiento social
Muchas víctimas se aíslan por vergüenza o miedo al juicio social, evitando tanto el contacto digital como el presencial.
Este aislamiento puede reforzar la sensación de soledad y abandono.
Culpa y vergüenza
A menudo, los menores sienten que han sido “cómplices” o “culpables” de la situación, especialmente en casos de sexting o grooming.
Esta falsa culpa alimenta el silencio y dificulta pedir ayuda.
Estrés postraumático
En casos graves, las víctimas pueden desarrollar síntomas de trauma: flashbacks, pesadillas, evitación, bloqueo emocional y una sensación persistente de inseguridad.
Conductas autodestructivas o de riesgo
Algunos adolescentes recurren a autolesiones, consumo de sustancias o conductas sexuales de riesgo como forma de aliviar el malestar emocional.
Dificultades en las relaciones afectivas y sexuales futuras
La vivencia de abuso o humillación sexual digital puede afectar la capacidad para establecer relaciones sanas y seguras en la adultez.
Estas consecuencias no siempre son visibles de inmediato, pero pueden acompañar a la persona durante años si no se recibe apoyo psicológico adecuado.
¿Sabías que los petardos pueden afectar gravemente a los bebés?
Aunque para muchos son parte de la fiesta, los ruidos fuertes e inesperados pueden causar miedo, ansiedad, alteraciones del sueño e incluso estrés agudo en los más pequeños.
Su sistema nervioso aún está en desarrollo y es muy sensible a estímulos intensos.
Lo que para un adulto son segundos o ratos diversión, para ellos pueden ser horas de angustia.
1. Respuestas de miedo y ansiedad
Sobresalto intenso: Los ruidos fuertes e inesperados pueden provocar una reacción de sobresalto extremo.
Llanto incontrolable: Es una forma en la que expresan su incomodidad o miedo.
Inseguridad o temor persistente: A largo plazo, pueden desarrollar un temor hacia ruidos similares (por ejemplo, truenos o sonidos mecánicos fuertes).
2. Estrés agudo
Activación del sistema de alerta: El ruido repentino puede activar el sistema nervioso simpático (respuesta de lucha o huida).
Aumento del cortisol: Se ha visto que los ruidos fuertes pueden elevar los niveles de esta hormona del estrés en bebés.
Dificultades para calmarse: Pueden tardar mucho tiempo en recuperar la sensación de seguridad.
3. Trastornos del sueño
Despertares frecuentes o dificultad para dormir: El miedo al ruido puede provocar que se despierten con facilidad.
Asociación negativa con la hora de dormir: Si los petardos ocurren por la noche, pueden generar un rechazo al sueño.
4. Efectos en el desarrollo emocional
Apego inseguro: Si los episodios de ruido no van acompañados de una respuesta calmante del cuidador, el bebé puede desarrollar una sensación de desprotección.
Sensibilidad aumentada a estímulos sensoriales: Algunos bebés pueden volverse más reactivos a sonidos, luces o movimientos bruscos.
5. Riesgo en bebés con condiciones especiales
Trastornos del espectro autista (TEA): Bebés con riesgo de TEA pueden presentar una hipersensibilidad aún mayor al ruido.
Bebés prematuros: Su sistema nervioso es aún más inmaduro, por lo que los efectos pueden ser más intensos.
Cuando un bebé escucha un ruido fuerte y repentino como el de un petardo, se activan varias zonas de su cerebro, relacionadas con el miedo, el procesamiento sensorial y la respuesta al estrés. Aunque su cerebro aún está en desarrollo, estas áreas ya cumplen funciones clave. Aquí te explico las principales:
Zonas cerebrales que se activan por ruidos fuertes en bebés
Amígdala
Es la principal estructura cerebral relacionada con el miedo y la respuesta emocional.
Se activa intensamente ante sonidos amenazantes o inesperados.
Genera una respuesta de alarma en el cuerpo (aumento de frecuencia cardíaca, llanto, tensión muscular).
Hipotálamo
Coordina la respuesta fisiológica al estrés, activando el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal.
Libera hormonas como el cortisol, que preparan al cuerpo para defenderse.
Corteza auditiva (lóbulo temporal)
Es la encargada de procesar los sonidos.
En los bebés, esta zona está en rápido desarrollo y puede sobreestimularse fácilmente con ruidos intensos.
Tálamo
Funciona como una “estación de relevo” sensorial.
Envía la señal auditiva desde el oído hacia otras regiones del cerebro, incluyendo la corteza auditiva y la amígdala.
En bebés, este procesamiento es más lento y puede generar una sensación de “ruido abrumador”.
Tronco encefálico (especialmente el locus coeruleus)
Controla funciones automáticas como la respiración, el ritmo cardíaco y los reflejos de sobresalto.
Se activa para poner al bebé en estado de hipervigilancia (alerta extrema).
¿Qué pueden hacer los cuidadores?
Evitar exposición directa: Alejar al bebé de esas zonas.
Usar protectores auditivos para bebés: Existen orejeras especiales para reducir el impacto sonoro.
Ofrecer consuelo inmediato: Tomarlos en brazos, hablarles suavemente y mantener contacto visual ayuda a calmar su sistema nervioso. Se regulan con el adulto no diciendo “no llores no, pasa nada”
Establecer un ambiente seguro: Apagar luces fuertes, poner música suave o ruidos blancos puede ayudar a mitigar los efectos.
En un cerebro en desarrollo, como el de un bebé, la exposición frecuente a ruidos intensos puede alterar la maduración de estas zonas y generar hipersensibilidad auditiva, problemas de sueño, o incluso asociar ciertos sonidos con una amenaza, provocando respuestas de miedo en el futuro.
El curso escolar termina, pero no solo se cierran libros. También se cierra una etapa llena de aprendizajes, emociones, cambios, retos y pequeñas victorias que a veces pasan desapercibidas.
Por eso, te comparto estas 20 preguntas para reflexionar a solas o en familia. Preguntas que invitan a mirar hacia atrás con gratitud, reconocerse en el presente y visualizar lo que se quiere. No importa la edad ni las notas, lo importante es conectar con lo vivido, con uno mismo y con quienes nos rodean.
✨ Usa estas preguntas como un juego, una conversación de sobremesa, un diario compartido o un regalo para cerrar el año con sentido.
A la familia, escuchad con atención y sin interrumpir. No es necesario comentar lo que comparta, a veces solo estar presente es el mejor regalo.
🧠Para reflexionar 1. ¿Qué momentos de este curso te marcaron más? ¿Por qué? 2. ¿Qué fue lo más difícil que viviste este año escolar? ¿Qué aprendiste de ello? 3. ¿Hubo algo que cambió tu forma de pensar o ver las cosas? 4. ¿Qué hiciste este año que te dio orgullo? 5. Si pudieras revivir un solo día de este curso, ¿cuál sería?
🧡 Para conectar y agradecer 6. ¿Quién te ayudó este año cuando lo necesitaste? ¿Se lo agradeciste? 7. ¿Qué persona nueva conociste que te alegró el curso? 8. ¿Hubo algún gesto, grande o pequeño, que te hizo sentir querido/a? 9. ¿A quién te gustaría darle las gracias antes de que termine el curso? ¿Por qué? 10. ¿Qué hiciste tú por los demás que crees que les hizo bien?
🌟 Para crecer 11. ¿Qué habilidades o hábitos nuevos aprendiste este año? 12. ¿Qué hiciste mejor ahora que al empezar el curso? 13. ¿En qué área sientes que podrías mejorar? 14. ¿Qué te gustaría probar el año que viene que aún no te atreviste? 15. ¿Cómo te enfrentaste a tus miedos o inseguridades?
🔭 Para mirar hacia adelante 16. ¿Qué te gustaría llevar contigo del curso que termina? 17. ¿Qué cosas preferirías dejar atrás? 18. ¿Qué esperas del próximo curso? (más allá de notas o resultados) 19. ¿Qué necesitas para sentirte más fuerte o feliz en lo que viene? 20. ¿Cómo te gustaría contribuir al bienestar de los demás el próximo año?
Todos los padres desean que sus hijos crezcan con una buena autoestima. Quieren verlos seguros, capaces, con confianza para enfrentar el mundo. Sin embargo, a veces sin querer, sin ser conscientes del impacto, algunas actitudes cotidianas pueden ir debilitando esa seguridad interna que tanto quieren construir en ellos.
Esta entrada no busca señalar ni generar culpa. Criar es una tarea compleja, y que se hace de la mejor forma que se puede con lo que sabe en cada momento. El objetivo es ofrecer conciencia para mejorar, porque cuando nos damos cuenta de algo, tenemos más poder para cambiarlo.
Aquí te comparto 10 acciones que pueden dañar la autoestima de los hijos. Léelas con compasión, como una oportunidad para revisar, crecer y seguir fortaleciendo el vínculo con ellos desde el amor juntos.
1. Críticas constantes: señalar sus errores o defectos todo el tiempo, incluso con buena intención, puede hacer que sientan que nunca son suficientes, no están a la altura lo que promueve el abandono en muchos casos.
2. Compararlos con otros: ya sea con hermanos, primos, amigos o compañeros, “a ver si aprendes de tu…” les transmite la idea de que no valen por sí mismos y que los demás son mejores y más capaces que yo.
3. No validar sus emociones: frases como “no es para tanto”, “no llores por eso” , “siempre igual”, “cuando seas mayor vas a ver lo que son problemas de verdad” “ya estás otra vez con lo mismo.”, ” les enseñan que su sentir, sus emociones no son importantes.
4. Ridiculizarlos o burlarse de ellos: por sus miedos, gustos o errores puede provocar vergüenza y retraimiento.
5. Ignorar sus logros o esfuerzos: cuando no se les reconoce, pueden sentir que nada de lo que hacen vale la pena. No se trata tanto de reforzar sino de ayudarles a valorarse y reconocerse lo que suma en su vida y sus logros.
6. Fijarse solo en lo negativo: si solo reciben atención cuando no hacen las cosas como se esperan pueden desarrollar una imagen negativa de sí mismos.
7. Sobreprotegerlos: no permitirles equivocarse ni dejarles tomar decisiones dificulta el desarrollo de la confianza en sus propias capacidades. Tienen que experimentarlo.
8. Etiquetarlos: decirles cosas como “eres flojo”, “eres un desastre”, “eres vago” les puede llevar a creer que esa es su identidad y actúan acorde a lo que se esperan de ellos.
9. No pasar tiempo de calidad con ellos: cuando se sienten ignorados o poco importantes, atendidos su autoestima puede debilitarse. El vínculo se desarrolla en esos espacios.
10. Los castigos en general pero además los castigos humillantes: generan miedo, inseguridad y una imagen negativa de sí mismos. No es necesario castigar para educar, modelos como la disciplina positiva educan con firmeza, limites, respeto y cariño.
Regalar un perrito a un niño por Navidad puede ser una experiencia maravillosa y crecer con un animal tienen muchos beneficios a nivel físico y psicológico.Pero también requiere de unas reflexiones, conversaciones y de una planificación responsable para garantizar el bienestar del animal y de la familia.
El abandono de perros después de la Navidad es una problemática recurrente en España. Diversas fuentes señalan que un porcentaje significativo de los perros regalados durante la Navidad son posteriormente abandonados.
La Real Sociedad Canina (RSCE) ha indicado que aproximadamente la mitad de los perros obsequiados en estas fechas terminan siendo abandonados debido a la falta de concienciación sobre la responsabilidad que implica tener una mascota en el hogar.
Además, según datos de la Asociación Animalista Libera y la Fundación Franz Weber, cerca del 30% de los perros y gatos regalados durante las fiestas navideñas son abandonados al poco tiempo.
Este fenómeno se atribuye a decisiones impulsivas de adquirir mascotas como regalos, sin una reflexión adecuada sobre el compromiso a largo plazo que conlleva su cuidado. La falta de tiempo, recursos económicos insuficientes y la incompatibilidad con el estilo de vida de los propietarios son algunas de las causas principales de estos abandonos.
Es importante destacar que, a partir de 2024, la nueva Ley de Bienestar Animal en España considera el abandono de animales como una infracción grave, con sanciones que pueden alcanzar hasta 50.000 euros.
Estas pautas pueden ayudar:
1. Evalúa si la familia está lista para tener un perro • Compromiso a largo plazo: Un perro suele tener una esperanza de vida entre 10 y 15 años. Los miembros de la familia tienen que estar de acuerdo y comprometidos para responsabilizarse de todas las cosas que necesita un animal. • Tiempo y energía: Los perros requieren atención, entrenamiento, ejercicio diario, cariño y socialización. No se puede tener un animal si no somos capaces de darle todo esto. • Recursos económicos: Un animal implica un gasto importante en alimentación, veterinario, vacunas, juguetes y otros gastos como posibles enfermedades, operaciones…
2. Considera la personalidad y necesidades del niño • Edad del niño: Los niños muy pequeños pueden no entender la responsabilidad que implica cuidar a un perro. Así que tienes que ser consciente de tu parte de responsabilidad si quieres que se beneficie el niño e ir educando, acompañando en pequeñas responsabilidades. • Madurez: Asegúrate de que el niño sea lo suficientemente maduro para interactuar con el perro de forma respetuosa, un animal no es un juguete. • Interacción supervisada: Siempre supervisa el tiempo que el niño pase con el perro, especialmente en las primeras semanas. No dejamos solos a los niños con los animales.
3. Elige la raza adecuada • Investiga razas o mezclas que se adapten al estilo de vida de la familia. Algunas razas son más pacientes y amigables con los niños. Así no decidas por modas, porque lo tiene cierta persona o de forma caprichosa. • Adopta un perro en lugar de comprarlo, si es posible. Los refugios suelen tener perros que pueden encajar perfectamente. Te invito también a tener un tiempo algún perro cercano, de los vecinos amigos para tener la experiencia de lo que es y tener un perro.
4. Planifica el momento adecuado • Evita la entrega durante la mañana de Navidad, ya que el ambiente puede ser caótico. Podría asustar al perro. • Presenta al perro en un ambiente tranquilo. Asegúrate de que la casa esté preparada con cama, comida, juguetes y espacio seguro.
5. Prepara al niño antes de la llegada del perro • Explícale que el perro no es un juguete y que necesita cuidados como alimentación, paseos y amor. • Educa al niño sobre cómo tratar al perro con respeto, evitar tirones de orejas o cola, y cómo interpretar señales del animal.
6. Involucra al niño en el cuidado del perro • Asigna tareas sencillas y apropiadas para su edad, como llenar el plato de agua o recoger los juguetes del perro.
7. Ten un plan de respaldo • Piensa en lo que sucederá si la familia no puede cuidar al perro a largo plazo, en salidas o ciertas vacaciones. ¿Tienes familiares o amigos que pueden hacerse cargo? ¿Tienes economía para un cuidador o guardería.
8. Consulta con profesionales • Habla con veterinarios, entrenadores o empleados de refugios para asegurarte de que la elección del perro sea adecuada. Y ten en consideración la posibilidad de un entrenador para ayudaros antes de que se fijen hábitos por no saber cómo tratar y educar a un perro.
Regalar un perro implica no solo dar un compañero al niño, sino integrar a un miembro más en la familia. Trabajar para que todos estén preparados es fundamental para tener una gran experiencia.Regalar un perrito a un niño por Navidad puede ser una experiencia maravillosa y crecer con un animal tienen muchos beneficios a nivel físico y psicológico.Pero también requiere de unas reflexiones, conversaciones y de una planificación responsable para garantizar el bienestar del animal y de la familia.
El abandono de perros después de la Navidad es una problemática recurrente en España. Diversas fuentes señalan que un porcentaje significativo de los perros regalados durante la Navidad son posteriormente abandonados.
La Real Sociedad Canina (RSCE) ha indicado que aproximadamente la mitad de los perros obsequiados en estas fechas terminan siendo abandonados debido a la falta de concienciación sobre la responsabilidad que implica tener una mascota en el hogar.
Además, según datos de la Asociación Animalista Libera y la Fundación Franz Weber, cerca del 30% de los perros y gatos regalados durante las fiestas navideñas son abandonados al poco tiempo.
Este fenómeno se atribuye a decisiones impulsivas de adquirir mascotas como regalos, sin una reflexión adecuada sobre el compromiso a largo plazo que conlleva su cuidado. La falta de tiempo, recursos económicos insuficientes y la incompatibilidad con el estilo de vida de los propietarios son algunas de las causas principales de estos abandonos.
Es importante destacar que, a partir de 2024, la nueva Ley de Bienestar Animal en España considera el abandono de animales como una infracción grave, con sanciones que pueden alcanzar hasta 50.000 euros.
Estas pautas pueden ayudar:
1. Evalúa si la familia está lista para tener un perro • Compromiso a largo plazo: Un perro suele tener una esperanza de vida entre 10 y 15 años. Los miembros de la familia tienen que estar de acuerdo y comprometidos para responsabilizarse de todas las cosas que necesita un animal. • Tiempo y energía: Los perros requieren atención, entrenamiento, ejercicio diario, cariño y socialización. No se puede tener un animal si no somos capaces de darle todo esto. • Recursos económicos: Un animal implica un gasto importante en alimentación, veterinario, vacunas, juguetes y otros gastos como posibles enfermedades, operaciones…
2. Considera la personalidad y necesidades del niño • Edad del niño: Los niños muy pequeños pueden no entender la responsabilidad que implica cuidar a un perro. Así que tienes que ser consciente de tu parte de responsabilidad si quieres que se beneficie el niño e ir educando, acompañando en pequeñas responsabilidades. • Madurez: Asegúrate de que el niño sea lo suficientemente maduro para interactuar con el perro de forma respetuosa, un animal no es un juguete. • Interacción supervisada: Siempre supervisa el tiempo que el niño pase con el perro, especialmente en las primeras semanas. No dejamos solos a los niños con los animales.
3. Elige la raza adecuada • Investiga razas o mezclas que se adapten al estilo de vida de la familia. Algunas razas son más pacientes y amigables con los niños. Así no decidas por modas, porque lo tiene cierta persona o de forma caprichosa. • Adopta un perro en lugar de comprarlo, si es posible. Los refugios suelen tener perros que pueden encajar perfectamente. Te invito también a tener un tiempo algún perro cercano, de los vecinos amigos para tener la experiencia de lo que es y tener un perro.
4. Planifica el momento adecuado • Evita la entrega durante la mañana de Navidad, ya que el ambiente puede ser caótico. Podría asustar al perro. • Presenta al perro en un ambiente tranquilo. Asegúrate de que la casa esté preparada con cama, comida, juguetes y espacio seguro.
5. Prepara al niño antes de la llegada del perro • Explícale que el perro no es un juguete y que necesita cuidados como alimentación, paseos y amor. • Educa al niño sobre cómo tratar al perro con respeto, evitar tirones de orejas o cola, y cómo interpretar señales del animal.
6. Involucra al niño en el cuidado del perro • Asigna tareas sencillas y apropiadas para su edad, como llenar el plato de agua o recoger los juguetes del perro.
7. Ten un plan de respaldo • Piensa en lo que sucederá si la familia no puede cuidar al perro a largo plazo, en salidas o ciertas vacaciones. ¿Tienes familiares o amigos que pueden hacerse cargo? ¿Tienes economía para un cuidador o guardería.
8. Consulta con profesionales • Habla con veterinarios, entrenadores o empleados de refugios para asegurarte de que la elección del perro sea adecuada. Y ten en consideración la posibilidad de un entrenador para ayudaros antes de que se fijen hábitos por no saber cómo tratar y educar a un perro.
Regalar un perro implica no solo dar un compañero al niño, sino integrar a un miembro más en la familia. Trabajar para que todos estén preparados es fundamental para tener una gran experiencia.
En el anterior artículo te adelantaba algo sobre el monóxido de carbono que se produce gracias a la respiración nasal.
De la cantidad de monóxido de nitrógeno que tenemos depende nuestra circulación, sistema inmunitario, peso, estado de ánimo y funcionamiento sexual.
Sí, el funcionamiento sexual, el Viagra nombre comercial del medicamento sildenafil libera monóxido de nitrógeno en la sangre que dilata los capilares en los genitales y en el resto del cuerpo. Estos descubrimientos del monóxido llevaron en 1998 a su creación y a acaparar medios de comunicación y ventas millonarias de Pfizer, ahora conocidos por todos por el Covid-19. Pero no solo en el hombre, la mujer también se beneficia de respirar por la nariz y del óxido nítrico. Ya que desempeña un papel similar en los genitales y la libido.
Solo respirando por la nariz, desde el diafragma, se incrementa el monóxido de nitrógeno en seis veces por lo que absorbemos un 18% más de oxígeno que si respiramos por la boca. Algo importante en deportistas para optimizar el rendimiento deportivo.
Pero también está involucrado este gas como mecanismo de defensa contra microorganismos que reduce el riesgo de enfermedades y mejorando la salud en general.
Kearney médico especialista de patologías del lenguaje del Centro para la Deglución y la Voz de Stanford no solo recuperó a pacientes tapando la boca con cinta hipoalergénica sino ella misma logró en seis semanas destaponarse su nariz, tras una congestión crónica que le llevó a respirar por la boca durante años lo que supuso el taponamiento con tejido de cavidades nasales.
Así que como vemos si algo se estimula reacciona, se flexibiliza la zona tanto la cavidad nasal como la garganta pero cuando se le impone el uso regular se atrofia. Y eso es lo que está pasando en muchas narices a nivel mundial.
Al inicio quizá la tolerancia de la cinta es poca, normal, pero con los días aumenta hasta que se aguanta toda la noche. Se puede dejar las comisuras sin tapar por si a alguien le da sensación de agobio.
No te aferres al yo no puedo, yo de siempre mi nariz está taponada o a lo rudimentario de la técnica. Te invito a esta práctica diaria y me cuentas.
Necesitas un trozo de cinta del tamaño de un sello colocado en el centro de los labios. Así se libran las comisuras y puedes toser o hablar más o menos sin sensación de claustrofobia. Hipoalergénico que no deje olores químicos, ni restos…para que te sea más cómodo.
Hay registros de cómo una persona puede pasar de roncar cuatro horas a diez minutos, no se levantaban a orinar porque la glándula pitutiraria segregaba la vasopresina (tienes esto explicado en un artículo anterior)
Recuerda que cuando no se hace un uso adecuado de la nariz su función se atrofia. Se trata de reaprender su función original.
Pero importante, necesitamos un proceso de entrenamiento. No se empieza tapando la boca.
En mi invitación para que tomes conciencia de lo importante de la respiración nasal quiero darte a conocer el libro The Sciencie of Breath “La ciencia de la respiración” Un ejemplo más de lo trascendente del tema a lo largo de la historia de la humanidad, pero que en nuestros tiempos parece haberse perdido. Escrito hace más de un siglo Ramacharaka yogui de la respiración dijo: “Una de las primeras lecciones de ciencia yogui de la respiración es aprender a respirar por la nariz y abandonar la costumbre de hacerlo por la boca” De nuevo se enfatiza la idea de se respira por la nariz y se come por la boca.
Respirar por la nariz, respiración nasal:
-Supone un 50% de mayor resistencia que la bucal que se traduce en una mayor absorción de oxígenos, de un 10% a un 20%.
-Regula la temperatura y humidifica el aire. El que entra alrededor de 6º lo calienta hasta 30º que es cuando llega a la garganta y llegará a los pulmones a 37º.
-Limpia de gérmenes y bacterias del aire respirado.
-Permite mayor intensidad de trabajo para un entrenamiento aeróbico.
-La nariz es una reserva de óxido nítrico imprescindible para la salud del que luego hablaré.
Respirar por la boca, respiración bucal:
-Desde niños se promueve una postura adelantada de la cabeza y una menor fuerza respiratoria.
– Boca seca y deshidratación lo que aumenta la acidificación, caries dentales y enfermedades de las encías, como la periodontitis que provoca mal aliento también por la flora bacteriana alterada. Y provoca más caries que la mala alimentación azucarada o falta de higiene.
-Y como ya sabes si has leído los artículos anteriores aumentan los ronquidos y la apnea obstructiva del sueño.
Espero que sea inspirador para ti porque puedes encontrar y conectar con tu por qué vas a empezar a respirar por la nariz y cambiar de hábitos.
Pero uno de los beneficios que quiero destacar de la respiración nasal es que se libera monóxido de nitrógeno que desempeña un papel fundamental.
Hasta 1980 el óxido nítrico gaseoso se consideraba tóxico que causaba contaminación atmosférica. Pero en la actualidad con más de cien mil trabajos de investigación demuestran el interés de médicos y científicos. Fue en 1992 cuando fue proclamada “molécula del año” por la revista Sciencie.
Solo respirando por la nariz se crea y se transfiere a vías inferiores y pulmones. Así lo comparten investigadores en la prestigiosa revista médica Thorax del Instituto Karolinska de Suecia.
Así que te espero en el siguiente artículo para conocer cosas que te sorprenderán.