En la intimidad de la vida en pareja, el conflicto es inevitable. Sin embargo, la forma en la que cada persona reacciona ante el enfado marca la diferencia entre una relación que se fortalece y una que se desgasta. Uno de los comportamientos más comunes, y más dañinos, es que, tras una discusión, uno de los dos se aleje emocional y físicamente: se niega a dormir en la misma cama, deja de hablar o utiliza el silencio como castigo.
Estas conductas no solo no resuelven el conflicto, sino que aumentan la distancia emocional. ¿Qué hay detrás de estos comportamientos? Aquí exploramos sus posibles causas.
1. Modelos aprendidos en la infancia
Desde pequeños aprendemos cómo se gestionan los conflictos en casa. Si una persona ha crecido en un entorno donde el enfado se vivía con gritos, silencios prolongados o retiradas afectivas, es probable que haya interiorizado que esa es la manera “normal” de reaccionar ante una discusión.
Estas experiencias tempranas moldean nuestras respuestas emocionales. Muchas veces, sin darnos cuenta, repetimos en nuestras relaciones de adultos lo que vimos en nuestras figuras de referencia, incluso si eso nos genera malestar.
2. Inmadurez emocional
Saber enfadarse implica reconocer nuestras emociones, entender qué nos pasa y poder expresarlo sin hacer daño. Cuando no se han desarrollado estas capacidades, el enfado se vuelve un impulso difícil de contener: se actúa desde la rabia, el orgullo o la necesidad de tener la razón.
La inmadurez emocional nos lleva a respuestas reactivas: irse de la cama, dejar de hablar, castigar al otro. Son señales de que la emoción nos ha sobrepasado y no contamos aún con recursos internos para gestionarla de forma constructiva.
3. Falta de habilidades comunicativas
No todas las personas han aprendido a expresar lo que sienten de forma clara y serena. Cuando no hay herramientas para comunicar el malestar, es común recurrir a estrategias pasivo-agresivas, como retirarse o generar silencio prolongado.
Estos comportamientos no solo impiden resolver el conflicto, sino que también hacen que el otro se sienta rechazado, confundido o castigado.
4. Deseo inconsciente de castigar
Aunque no siempre es intencional, a veces la retirada tiene una función clara: hacer sentir al otro “lo mal que me siento”. El silencio, la ausencia o el no compartir la cama se convierten en formas de castigo emocional.
Este tipo de respuesta nace muchas veces de un dolor no expresado, pero termina siendo una manera de manipular o generar culpa. Es un patrón destructivo que daña profundamente la conexión emocional de la pareja.
5. Heridas emocionales no resueltas
Cuando en la pareja hay un historial de conflictos mal gestionados, palabras que dolieron o gestos que dejaron huella, es fácil que el enfado actual conecte con viejas heridas. Lo que se expresa no es solo la molestia presente, sino una acumulación de emociones no procesadas.
En estos casos, la retirada puede ser una forma de protección, pero también de cierre emocional. Es una señal de que hay temas pendientes que necesitan ser abordados con honestidad y cuidado.
6. Creencias distorsionadas sobre el amor y el conflicto
Algunas personas arrastran ideas equivocadas como:
“Si me enfado, tengo derecho a castigar con mi ausencia”.
“El amor verdadero no discute”.
“Si cedo, pierdo poder”.
“Quien ama, tiene que entenderme sin que se lo diga”.
Estas creencias limitan la posibilidad de construir una relación sana. Confunden poder con frialdad, y amor con sufrimiento. Aprender a identificarlas y desmontarlas es un paso clave hacia una relación más madura y consciente.
Dormir juntos no debería ser un privilegio condicionado al estado de ánimo
La cama no es solo un espacio físico, es también un símbolo de intimidad, descanso, cuidado mutuo y conexión. Convertirla en un campo de batalla o en una herramienta de castigo emocional es profundamente dañino para el vínculo.
Incluso en momentos de enfado, es posible preservar el respeto, el cariño y la cercanía. Aprender a discutir sin romper el lazo afectivo es uno de los signos más claros de una relación emocionalmente madura.
Si te identificas con alguno de estos patrones, no es motivo de culpa, sino una invitación al cambio. El primer paso es reconocerlos. El segundo, buscar herramientas para hacerlo diferente y procesar experiencias pasadas en las que he visto estos mismos comportamientos directa o indirectamente.
Las parejas no se rompen porque discutan, sino porque no saben cómo cuidarse en medio del conflicto.
Vivimos en una cultura que juzga rápidamente la infidelidad. Se etiqueta, se condena, se reduce a blanco o negro. Pero pocas veces se hace lo más incómodo y, a la vez, lo más humano: preguntarnos por qué.
No se trata de justificar ni de normalizar. Se trata de entender.
Porque detrás de cada infidelidad hay una historia que rara vez se cuenta. Hay heridas, vacíos, silencios, decisiones mal gestionadas, miedos, impulsos, deseos no resueltos, conflictos no hablados. Hay personas imperfectas haciendo lo que pueden a veces, de la peor manera.
Juzgar a personas imperfectas por no hacer actos perfectos es una trampa moral.
Es más fácil señalar que mirar hacia adentro. Es más fácil castigar que preguntar:
¿Qué te llevó ahí?
¿Qué estaba pasando contigo, con tu relación, con tu vida?
No todo el mundo quiere o puede perdonar una infidelidad. Pero también es cierto que, si hay conciencia, foco, comprensión, una infidelidad puede ser un despertar. A veces, lo que parece una fractura es solo una grieta que revela lo que ya estaba roto.
Lo difícil no es caer. Lo difícil es atreverse a mirar el porqué.
Y si se mira bien, puede comenzar algo más sincero. Más consciente. Más real.
Compartir las causas por las que las personas pueden ser infieles puede ayudar a generar comprensión sobre un tema complejo y emocionalmente delicado. No se trata de justificar pero sí poder entender más con mente y corazón.
Causas Psicológicas
Baja autoestima: Buscar validación externa.
Trastornos de personalidad: Como el narcisismo o el trastorno límite.
Necesidad de novedad o excitación: Adicción a la dopamina, aburrimiento.
Falta de autocontrol o impulsividad.
Insatisfacción emocional no comunicada.
Causas Emocionales
Sentirse ignorado/a o no valorado/a por la pareja.
Carencia de conexión emocional o intimidad.
Deseo de sentirse deseado/a o amado/a.
Venganza emocional: Por una infidelidad pasada, desprecio o abandono.
Soledad dentro de la relación.
Causas Sexuales
Insatisfacción sexual.
Fantasías o deseos no compartidos.
Atracción física hacia otra persona.
Falta de deseo sexual en la pareja.
Deseo de experimentar algo nuevo o diferente.
Causas Individuales
Inmadurez emocional.
Falta de compromiso real.
Creencias permisivas sobre la fidelidad (“todos lo hacen”).
Necesidad de reafirmar la propia libertad o independencia.
Historia personal de infidelidades (propias o familiares).
Causas Relacionales
Problemas de comunicación.
Conflictos no resueltos o acumulados.
Rutina o monotonía en la relación.
Falta de tiempo de calidad juntos.
Desconexión emocional o sexual prolongada.
Causas Socioculturales
Contexto cultural que normaliza la infidelidad.
Presión social o de amistades infieles.
Acceso fácil a aventuras (apps, redes sociales).
Idealización del romance o el amor libre.
Falta de educación afectiva o sexual.
Causas de Crisis o Vulnerabilidad
Pérdida de un ser querido.
Cambios de vida importantes (maternidad, mudanzas, crisis de mediana edad).
Estrés laboral o económico.
Depresión o ansiedad.
Consumo de alcohol o drogas.
¿Creías que había tantas?
Acompañar a alguien después de una infidelidad requiere mucha empatía, contención y respeto por su proceso. Las preguntas deben invitar a la reflexión, no al juicio, y pueden ser diferentes dependiendo de si la persona fue infiel o fue lastimada por la infidelidad. A continuación te dejo una guía dividida en dos bloques, y una sección final común para ambas partes.
Si la persona fue engañada:
1. Emocionales
¿Cómo te estás sintiendo realmente, más allá de la rabia o la tristeza?
¿Qué parte de ti se sintió más herida con esto?
¿Sientes que necesitas comprender más lo que pasó, o simplemente espacio para procesarlo?
2. Sobre la relación
¿Crees que había señales previas que no viste o evitaste ver?
¿Sientes que esta relación te venía haciendo bien antes de la infidelidad?
¿Qué cosas valoras todavía de tu pareja (si las hay)?
¿Quisieras reconstruir esta relación si se dieran ciertas condiciones? ¿Cuáles?
3. Sobre límites y decisiones
¿Qué necesitas ahora para sentirte segura/o?
¿Qué te ayudaría a tomar una decisión clara: tiempo, diálogo, terapia?
¿Qué no estarías dispuesta/o a tolerar nunca más?
Si la persona fue infiel:
1. Emocionales
¿Qué sentías antes de que ocurriera la infidelidad?
¿Qué necesidades no estaban siendo atendidas (por ti o por la relación)?
¿Qué te generó más culpa o más confusión después de lo que hiciste?
2. Sobre la relación y la elección
¿Fue un acto impulsivo o venía gestándose con el tiempo?
¿Qué buscabas en ese otro vínculo que no encontrabas en tu relación?
¿Aún hay amor hacia tu pareja? ¿O solo apego, costumbre o miedo a perder?
3. Sobre la responsabilidad
¿Qué estás dispuesto/a a asumir como responsabilidad emocional, más allá del error?
¿Estás dispuesto/a a ser transparente y reparar, si la otra persona lo desea?
¿Estás preparado/a para entender el dolor que causaste sin defenderte.
Preguntas comunes para ambas partes:
¿Qué aprendiste sobre ti a raíz de esta experiencia?
¿Qué patrones crees que se repiten en tu forma de vincularte?
¿Qué heridas viejas pueden haberse reactivado con esto?
¿Qué necesitarías para sentirte en paz, sea cual sea el futuro de esta relación?
Estas preguntas no tienen que responderse todas de inmediato. A veces basta con una sola para abrir un proceso interior muy profundo.
No hay respuestas rápidas ni caminos idénticos después de una infidelidad. Cada historia es única, como lo son las personas que la viven.
Si estás atravesando este proceso, desde cualquier lugar que te toque, mereces darte tiempo. Tiempo para sentir, para entender, para nombrar lo que dolió y también lo que aún importa. No todo tiene que resolverse de inmediato. A veces, simplemente sostenerse y respirar ya es suficiente.
No estás rota/o. No estás sola/o. No estás equivocada/o por sentir todo lo que sientes.
Sanar no siempre significa volver. A veces es soltar. A veces es reconstruir desde otro lugar. Y a veces, es volver a uno mismo con más verdad.
Sea cual sea el camino que elijas, que sea un camino con sentido para ti. Con calma. Con compasión. Con conciencia.
Y recuerda: Esto no te define.
No te define como pareja, como mujer, como hombre, como ser humano.
Lo que sí te define es cómo te acompañas a ti misma/o en este proceso.
Con amor, respeto, paciencia y verdad.
Pasar por una infidelidad duele. Se remueven heridas viejas, creencias, identidad, vínculos, autoimagen, confianza. Es mucho para cargar en soledad.
Pedir ayuda no significa que no puedas con esto. Significa que no tienes por qué hacerlo sola/o.
A veces necesitamos que alguien nos escuche sin interrumpirnos, que nos mire sin juzgarnos, que nos devuelva perspectiva cuando todo se ve roto.
Un proceso terapéutico puede ayudarte a procesar la experiencia, ordenar, cuidar, elegir.
Cada día, miles de niños, niñas y adolescentes sufren violencia sexual en el entorno digital sin que la sociedad llegue a verlo o comprender su gravedad.
Esta realidad no puede ser ignorada. Es urgente que familias, escuelas, instituciones y redes sociales asuman su parte de responsabilidad para proteger a los menores, educar en el uso seguro de la tecnología y denunciar cualquier forma de abuso. Y por ello quiero compartir los datos principales y el informe de Save The Children, 8 julio 2025
Impacto generalizado
El 97,9 % de los jóvenes (18‑21 años) afirma haber sufrido alguna forma de violencia sexual en internet durante su minoría de edad.
En 2023 se registraron 4 896 denuncias por ciberdelitos contra menores, de las cuales 1 068 fueron de índole sexual, según el Ministerio del Interior. Save The Children advierte que la mayoría de los casos no se denuncian o detectan.
Formas de violencia sexual identificadas
Grooming: un tercio de los jóvenes encuestados sufrió contacto adulto con fines sexuales.
Sexting sin consentimiento y difusión no autorizada de imágenes íntimas.
Sextorsión: coacción por contenido íntimo.
Deepfakes: uno de cada cinco sufrió manipulación de imágenes mediante IA.
Desigualdad de género
Carmela del Moral, responsable de políticas de infancia en Save The Children, advierte que las chicas están más expuestas y son más castigadas si son víctimas.
Recomendaciones clave
Refuerzo del control parental y acompañamiento familiar desde edades tempranas.
Educación digital, sensibilización sobre riesgos y uso adecuado de dispositivos.
Protocolos educativos y legales más eficientes para prevenir, detectar y sancionar estos abusos.
Consecuencias Psicológicas de la violencia sexual online en menores:
Ansiedad y miedo constante
Las víctimas pueden vivir con temor a ser expuestas, juzgadas o atacadas, tanto en el mundo digital como en el presencial.
Puede generarse un estado de hipervigilancia y desconfianza hacia los demás.
Depresión y tristeza profunda
La humillación, el rechazo social o el aislamiento que a veces sigue a la exposición de imágenes o mensajes íntimos pueden desencadenar síntomas depresivos, falta de sentido vital y desesperanza.
Problemas de autoestima y autoconcepto
La difusión de contenido íntimo o el acoso sexual online puede dañar gravemente la percepción que la persona tiene de sí misma, minando la confianza y el respeto propio.
Las víctimas pueden sentirse “rotas” o “sucias”, lo que impacta su identidad.
Aislamiento social
Muchas víctimas se aíslan por vergüenza o miedo al juicio social, evitando tanto el contacto digital como el presencial.
Este aislamiento puede reforzar la sensación de soledad y abandono.
Culpa y vergüenza
A menudo, los menores sienten que han sido “cómplices” o “culpables” de la situación, especialmente en casos de sexting o grooming.
Esta falsa culpa alimenta el silencio y dificulta pedir ayuda.
Estrés postraumático
En casos graves, las víctimas pueden desarrollar síntomas de trauma: flashbacks, pesadillas, evitación, bloqueo emocional y una sensación persistente de inseguridad.
Conductas autodestructivas o de riesgo
Algunos adolescentes recurren a autolesiones, consumo de sustancias o conductas sexuales de riesgo como forma de aliviar el malestar emocional.
Dificultades en las relaciones afectivas y sexuales futuras
La vivencia de abuso o humillación sexual digital puede afectar la capacidad para establecer relaciones sanas y seguras en la adultez.
Estas consecuencias no siempre son visibles de inmediato, pero pueden acompañar a la persona durante años si no se recibe apoyo psicológico adecuado.
Presenciar un suicidio, ver a alguien lanzarse al vacío, encontrar un cuerpo sin vida o escuchar el impacto de una caída, es una experiencia profundamente impactante. No importa si conocías o no a la persona: lo que viviste fue un hecho traumático y eso deja una huella emocional.
En este artículo vas a encontrar orientación clara y contenedora:
Qué es normal sentir después de presenciar un suicidio.
Qué hacer en el momento y en los días siguientes.
Qué evitar para proteger tu salud mental.
Cuándo y cómo pedir ayuda.
¿Qué pasa cuando presenciamos un suicidio?
Cuando vivimos un hecho así, nuestro cuerpo y nuestra mente reaccionan automáticamente. Entra en juego el instinto de supervivencia, el shock, la incomprensión. Estas reacciones pueden durar minutos, horas o días.
Reacciones emocionales normales:
Shock, incredulidad, bloqueo.
Ansiedad o angustia intensas.
Tristeza profunda o vacío.
Culpa, aunque no haya ninguna responsabilidad real.
Sensación de irrealidad o desconexión (como estar en una película).
Reacciones físicas:
Temblores, mareo, náuseas.
Palpitaciones, falta de aire.
Falta de apetito, insomnio o somnolencia excesiva.
Reacciones mentales:
Imágenes que se repiten sin querer (flashbacks).
Dificultad para concentrarte o hablar.
Pensamientos como: ¿podría haber hecho algo?
Estas respuestas no son señales de que estés mal, sino reacciones humanas, normales frente a algo anormal, extraordinario.
¿Qué hacer en el momento?
1. Ponerte a salvo
Si aún estás cerca de la escena, intenta moverte a un lugar tranquilo, seguro y protegido. Evita quedarte expuesto/a a la situación o al público.
2. Respira y conecta con tu sentir
Tu cuerpo está tratando de entender qué pasó. Permitete llorar, temblar, respirar fuerte, quedarte en silencio o hablar. No hay una forma correcta de reaccionar. Permite que tu cuerpo reaccione porque es la primera opción que tiene de expresar.
3. Contacta con alguien de confianza
No te aísles. Es importante que estés acompañado/a. Llama a una amiga, familiar o alguien con quien te sientas seguro/a. Fomenta la corregulación.
4. Cuida tu cuerpo
Aunque no tengas hambre, comé algo liviano. Hidratate. Intentá dormir o al menos descansar. Tu cerebro lo necesita para procesar.
5. Evita la sobreexposición
No busques imágenes, videos ni comentarios sobre el hecho en redes sociales. Esto puede reactivar el trauma, retraumatizar.
Qué evitar en las primeras horas
No minimices lo que sientes. Estás viviendo una situación traumática. No tienes que “estar bien”. Permite la coherencia.
No te expongas a más contenido sensible, ni visualices escenas o noticias relacionadas.
No te dejes llevar por la culpa si la sientes.
No te quedes solo/a si estás muy alterado/a.
¿Qué hacer en los días siguientes?
Las emociones pueden aparecer de forma tardía. Lo que no se sintió al momento puede salir más tarde. No es acción reacción. Por eso es importante seguir cuidándote los días posteriores.
1.Dale tiempo a tu cuerpo y mente
Permítete descansar. No te exijas seguir con tu rutina al 100%. El trauma consume energía. El cerebro está intentando digerir.
2.Habla de lo que pasó peor no en bucle.
Contarle a alguien de confianza cómo te sientes puede ayudarte a ordenarlo y procesarlo. También puedes escribirlo, dibujar lo que sientes o grabarlo en audio para “sacarlo” de tu mente y al distanciarte no rumiar.
3.Evita la sobreinformación
No busques explicaciones obsesivamente. No leas foros o comentarios en redes. No necesitas entender todo para poder empezar a sanar.
4. Cuida lo que te dices
Pensamientos como “podría haberlo evitado” son comunes, pero no reales. El suicidio es una decisión multicausal y compleja. Nadie que presencia algo así es responsable.
5. Pedir ayuda no es debilidad
Si sientes que lo que viviste te sigue afectando días después, hablar con un profesional de salud mental puede ayudarte mucho. No estás solo/a ni tienes que hacerlo a solas.
Qué puede hacer la pareja, familiares, amigos…
1. Ofrece presencia, no soluciones
No tienes que “arreglar” lo que pasó, solo estar. Escucha sin presionar, sin interrumpir y sin necesidad de dar consejos.
Puedes decir:
“Estoy aquí contigo”
“No tienes que hablar si no quieres, pero estoy para escucharte”
“Lo que sientes ahora es completamente válido”
“Date tu tiempo”
2. Valida lo que siente
A veces va a llorar, otras veces parecerá “como si nada”. Todas las reacciones son posibles frente al trauma. Recuerda no minimizar o juzgar.
Evita frases como:
“Tienes que ser fuerte”
“Ya está, no pienses más en eso”
“Seguro mañana se te pasa”
3. Ayúdale con lo cotidiano
En los días siguientes, quizás tenga dificultad para concentrarse o funcionar con normalidad. Puedes ayudar con tareas básicas: cocinar, acompañar al médico, hacer compras, o simplemente estar.
4. Ofrécele contacto emocional y físico (si lo desea)
Un abrazo, una mano tomada o simplemente sentarse al lado puede ser mucho más útil que cualquier palabra. Pregúntale qué necesita.
5. Promueve la búsqueda de ayuda profesional
No todos necesitarán terapia inmediatamente, pero es importante que sepa que puede contar con apoyo psicológico si las emociones lo desbordan. Ayuda a buscar un profesional o acompañalo si lo desea.
Qué NO hacer
No le digas que “ya va a pasar” o que “todo pasa por algo”.
No minimices el impacto porque “no conocía a la persona”.
No lo presiones a hablar si no quiere.
No lo juzgues si parece muy afectado o, por el contrario, si parece frío o distante.
No compares con otras personas.
Tu presencia cálida, tu respeto y tu capacidad de estar sin exigir explicaciones son un gran sostén. Y si no sabes cómo acompañar, puedes decirlo con honestidad:
“No sé muy bien cómo ayudarte, pero quiero hacerlo.”
Eso, muchas veces, ya es más que suficiente.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Consulta con un profesional si después de varios días:
Tienes pesadillas frecuentes o imágenes que se repiten.
No puedes dormir o comer.
Sientes ansiedad constante o estás muy irritable.
Te cuesta concentrarte o estar con otras personas.
Tienes pensamientos negativos persistentes, vacío o desesperanza.
La ayuda psicológica no borra lo vivido, pero puede ayudarte a integrarlo sin que te paralice.
No todas las personas reaccionan de la misma manera.
Algunas se sienten paralizadas, con imágenes que se repiten, ansiedad o tristeza profunda. Otras, en cambio, pueden seguir con su vida como si nada hubiera pasado… al menos por fuera o por un tiempo.
Y todo eso es normal. Porque no hay una única forma “correcta” de reaccionar al trauma.
¿De qué depende cómo nos afecta?
Hay muchos factores que pueden influir en la intensidad del impacto emocional:
1. Nuestra historia personal
Haber vivido traumas anteriores (accidentes, pérdidas, abusos) puede hacer que el cerebro reaccione más intensamente.
Personas con antecedentes de ansiedad, depresión o estrés postraumático pueden ser más sensibles.
2. La cercanía con lo vivido
No es lo mismo ver algo a la distancia que estar muy cerca del cuerpo o del momento del impacto.
Si hubo contacto visual, participación directa o intervención (intentar ayudar), el impacto suele ser mayor.
3. Cómo interpreta el cerebro lo ocurrido
Algunas personas sienten que “podrían haber hecho algo”, aunque no sea cierto, y eso genera culpa o angustia.
El cerebro a veces interpreta la situación como una amenaza a su propia seguridad, incluso si no lo fue.
4. Factores internos: personalidad, sensibilidad y recursos
Hay personas más introspectivas, empáticas o visuales, que pueden quedar más afectadas.
También influye el nivel de recursos emocionales y de apoyo con el que cuentes.
5. El contexto social
Si la persona se siente comprendida, escuchada y acompañada, el impacto suele ser menor.
Si, en cambio, recibe frases como “no te tiene que afectar, ni la conocías”, puede retraerse o sentirse incomprendida.
Entonces… ¿por qué me siento tan mal si otros no?
Porque tu experiencia es única, y tu reacción también. No es una competencia de “quién sufre más o menos”.
Cada mente y cuerpo procesa lo vivido de una manera distinta, y todas son válidas.
¿Cómo puede ayudar el EMDR después de presenciar un suicidio?
Presenciar un suicidio puede generar una respuesta traumática. A veces, incluso si la persona dice estar “bien”, quedan grabadas en el cerebro imágenes, sonidos o sensaciones físicas que reaparecen días o semanas después, generando malestar, ansiedad o desconexión.
¿Qué es el EMDR?
El EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una terapia desarrollada para ayudar a procesar recuerdos traumáticos que el cerebro no ha podido integrar por sí solo.
Utiliza estimulación bilateral (movimientos oculares, sonidos alternos, tapping) mientras la persona se conecta con el recuerdo, permitiendo que la mente lo reprocesa de forma adaptativa, como haría naturalmente si no hubiera trauma.
¿Cómo puede ayudar a alguien que presenció un suicidio?
Reduce la intensidad emocional del recuerdo (imágenes, sonidos, olores o sensaciones físicas).
Ayuda a que el recuerdo deje de sentirse como “presente” o “revivido”.
Disminuye síntomas como ansiedad, insomnio, hipervigilancia o flashbacks.
Favorece que la persona pueda pensar en lo ocurrido sin sufrir intensamente.
Repara creencias negativas que suelen surgir tras el trauma (ej.: “No hice nada”, “Fue mi culpa”).
Acelera el procesamiento emocional que a veces queda bloqueado por el shock.
Lo importante: el EMDR no borralo ocurrido, pero ayuda a integrarlo de forma saludable.
Después del tratamiento, el recuerdo sigue existiendo, pero pierde fuerza, deja de doler intensamente y no interfiere con la vida diaria.
¿Cuándo empezar con EMDR?
El EMDR puede iniciarse tanto en las primeros días, semanas (en modo de intervención temprana para prevenir estrés postraumático), como también meses después, si la persona nota le limita.
Un profesional EMDR sabe adaptar el proceso según la fase en que se encuentra la persona:
En fase aguda (primeros días): se trabaja con estabilización, recursos de seguridad y contención.
En fase posterior: se trabaja el reprocesamiento del trauma si el recuerdo sigue activo.
Arriba en mi web sección mindfulness tienes recursos de regulación.
Te abrazo fuerte y deseo que haya sido inspiradora y reguladora esta entrada.
¿Te sientes agotada y aun así te sigues dejando para después? ¿Te cuesta parar sin sentir culpa? Ha llegado el momento de cambiar esta dinámica.
Patri Psicóloga y yo os invitamos a un espectáculo único donde el humor, el rigor y la práctica se unen para ayudarte a entender lo más importante: Tienes derecho a cuidarte. A dedicarte tiempo, energía y rente bienestar emocional y físico sin culpa. Tienes derecho a escucharte y a poner límites. Una experiencia transformadora para empezar a cuidar de ti y elegirte sin excusas. Os esperamos en 2026
Una de mis formas de colaborar junto a otras compañeras son estás charlas con diferentes temáticas para ayudar a las personas afectadas a entenderse, cuidarse, acompañar y recuperarse a nivel psicológico.
Un fuerte abrazo.
Aquí dejo una guía para ayudar a los niños https://childmind.org/es/guia/guia-sobre-como-ayudar-a-los-ninos-a-lidiar-con-un-evento-traumatico/
Regalar un perrito a un niño por Navidad puede ser una experiencia maravillosa y crecer con un animal tienen muchos beneficios a nivel físico y psicológico.Pero también requiere de unas reflexiones, conversaciones y de una planificación responsable para garantizar el bienestar del animal y de la familia.
El abandono de perros después de la Navidad es una problemática recurrente en España. Diversas fuentes señalan que un porcentaje significativo de los perros regalados durante la Navidad son posteriormente abandonados.
La Real Sociedad Canina (RSCE) ha indicado que aproximadamente la mitad de los perros obsequiados en estas fechas terminan siendo abandonados debido a la falta de concienciación sobre la responsabilidad que implica tener una mascota en el hogar.
Además, según datos de la Asociación Animalista Libera y la Fundación Franz Weber, cerca del 30% de los perros y gatos regalados durante las fiestas navideñas son abandonados al poco tiempo.
Este fenómeno se atribuye a decisiones impulsivas de adquirir mascotas como regalos, sin una reflexión adecuada sobre el compromiso a largo plazo que conlleva su cuidado. La falta de tiempo, recursos económicos insuficientes y la incompatibilidad con el estilo de vida de los propietarios son algunas de las causas principales de estos abandonos.
Es importante destacar que, a partir de 2024, la nueva Ley de Bienestar Animal en España considera el abandono de animales como una infracción grave, con sanciones que pueden alcanzar hasta 50.000 euros.
Estas pautas pueden ayudar:
1. Evalúa si la familia está lista para tener un perro • Compromiso a largo plazo: Un perro suele tener una esperanza de vida entre 10 y 15 años. Los miembros de la familia tienen que estar de acuerdo y comprometidos para responsabilizarse de todas las cosas que necesita un animal. • Tiempo y energía: Los perros requieren atención, entrenamiento, ejercicio diario, cariño y socialización. No se puede tener un animal si no somos capaces de darle todo esto. • Recursos económicos: Un animal implica un gasto importante en alimentación, veterinario, vacunas, juguetes y otros gastos como posibles enfermedades, operaciones…
2. Considera la personalidad y necesidades del niño • Edad del niño: Los niños muy pequeños pueden no entender la responsabilidad que implica cuidar a un perro. Así que tienes que ser consciente de tu parte de responsabilidad si quieres que se beneficie el niño e ir educando, acompañando en pequeñas responsabilidades. • Madurez: Asegúrate de que el niño sea lo suficientemente maduro para interactuar con el perro de forma respetuosa, un animal no es un juguete. • Interacción supervisada: Siempre supervisa el tiempo que el niño pase con el perro, especialmente en las primeras semanas. No dejamos solos a los niños con los animales.
3. Elige la raza adecuada • Investiga razas o mezclas que se adapten al estilo de vida de la familia. Algunas razas son más pacientes y amigables con los niños. Así no decidas por modas, porque lo tiene cierta persona o de forma caprichosa. • Adopta un perro en lugar de comprarlo, si es posible. Los refugios suelen tener perros que pueden encajar perfectamente. Te invito también a tener un tiempo algún perro cercano, de los vecinos amigos para tener la experiencia de lo que es y tener un perro.
4. Planifica el momento adecuado • Evita la entrega durante la mañana de Navidad, ya que el ambiente puede ser caótico. Podría asustar al perro. • Presenta al perro en un ambiente tranquilo. Asegúrate de que la casa esté preparada con cama, comida, juguetes y espacio seguro.
5. Prepara al niño antes de la llegada del perro • Explícale que el perro no es un juguete y que necesita cuidados como alimentación, paseos y amor. • Educa al niño sobre cómo tratar al perro con respeto, evitar tirones de orejas o cola, y cómo interpretar señales del animal.
6. Involucra al niño en el cuidado del perro • Asigna tareas sencillas y apropiadas para su edad, como llenar el plato de agua o recoger los juguetes del perro.
7. Ten un plan de respaldo • Piensa en lo que sucederá si la familia no puede cuidar al perro a largo plazo, en salidas o ciertas vacaciones. ¿Tienes familiares o amigos que pueden hacerse cargo? ¿Tienes economía para un cuidador o guardería.
8. Consulta con profesionales • Habla con veterinarios, entrenadores o empleados de refugios para asegurarte de que la elección del perro sea adecuada. Y ten en consideración la posibilidad de un entrenador para ayudaros antes de que se fijen hábitos por no saber cómo tratar y educar a un perro.
Regalar un perro implica no solo dar un compañero al niño, sino integrar a un miembro más en la familia. Trabajar para que todos estén preparados es fundamental para tener una gran experiencia.Regalar un perrito a un niño por Navidad puede ser una experiencia maravillosa y crecer con un animal tienen muchos beneficios a nivel físico y psicológico.Pero también requiere de unas reflexiones, conversaciones y de una planificación responsable para garantizar el bienestar del animal y de la familia.
El abandono de perros después de la Navidad es una problemática recurrente en España. Diversas fuentes señalan que un porcentaje significativo de los perros regalados durante la Navidad son posteriormente abandonados.
La Real Sociedad Canina (RSCE) ha indicado que aproximadamente la mitad de los perros obsequiados en estas fechas terminan siendo abandonados debido a la falta de concienciación sobre la responsabilidad que implica tener una mascota en el hogar.
Además, según datos de la Asociación Animalista Libera y la Fundación Franz Weber, cerca del 30% de los perros y gatos regalados durante las fiestas navideñas son abandonados al poco tiempo.
Este fenómeno se atribuye a decisiones impulsivas de adquirir mascotas como regalos, sin una reflexión adecuada sobre el compromiso a largo plazo que conlleva su cuidado. La falta de tiempo, recursos económicos insuficientes y la incompatibilidad con el estilo de vida de los propietarios son algunas de las causas principales de estos abandonos.
Es importante destacar que, a partir de 2024, la nueva Ley de Bienestar Animal en España considera el abandono de animales como una infracción grave, con sanciones que pueden alcanzar hasta 50.000 euros.
Estas pautas pueden ayudar:
1. Evalúa si la familia está lista para tener un perro • Compromiso a largo plazo: Un perro suele tener una esperanza de vida entre 10 y 15 años. Los miembros de la familia tienen que estar de acuerdo y comprometidos para responsabilizarse de todas las cosas que necesita un animal. • Tiempo y energía: Los perros requieren atención, entrenamiento, ejercicio diario, cariño y socialización. No se puede tener un animal si no somos capaces de darle todo esto. • Recursos económicos: Un animal implica un gasto importante en alimentación, veterinario, vacunas, juguetes y otros gastos como posibles enfermedades, operaciones…
2. Considera la personalidad y necesidades del niño • Edad del niño: Los niños muy pequeños pueden no entender la responsabilidad que implica cuidar a un perro. Así que tienes que ser consciente de tu parte de responsabilidad si quieres que se beneficie el niño e ir educando, acompañando en pequeñas responsabilidades. • Madurez: Asegúrate de que el niño sea lo suficientemente maduro para interactuar con el perro de forma respetuosa, un animal no es un juguete. • Interacción supervisada: Siempre supervisa el tiempo que el niño pase con el perro, especialmente en las primeras semanas. No dejamos solos a los niños con los animales.
3. Elige la raza adecuada • Investiga razas o mezclas que se adapten al estilo de vida de la familia. Algunas razas son más pacientes y amigables con los niños. Así no decidas por modas, porque lo tiene cierta persona o de forma caprichosa. • Adopta un perro en lugar de comprarlo, si es posible. Los refugios suelen tener perros que pueden encajar perfectamente. Te invito también a tener un tiempo algún perro cercano, de los vecinos amigos para tener la experiencia de lo que es y tener un perro.
4. Planifica el momento adecuado • Evita la entrega durante la mañana de Navidad, ya que el ambiente puede ser caótico. Podría asustar al perro. • Presenta al perro en un ambiente tranquilo. Asegúrate de que la casa esté preparada con cama, comida, juguetes y espacio seguro.
5. Prepara al niño antes de la llegada del perro • Explícale que el perro no es un juguete y que necesita cuidados como alimentación, paseos y amor. • Educa al niño sobre cómo tratar al perro con respeto, evitar tirones de orejas o cola, y cómo interpretar señales del animal.
6. Involucra al niño en el cuidado del perro • Asigna tareas sencillas y apropiadas para su edad, como llenar el plato de agua o recoger los juguetes del perro.
7. Ten un plan de respaldo • Piensa en lo que sucederá si la familia no puede cuidar al perro a largo plazo, en salidas o ciertas vacaciones. ¿Tienes familiares o amigos que pueden hacerse cargo? ¿Tienes economía para un cuidador o guardería.
8. Consulta con profesionales • Habla con veterinarios, entrenadores o empleados de refugios para asegurarte de que la elección del perro sea adecuada. Y ten en consideración la posibilidad de un entrenador para ayudaros antes de que se fijen hábitos por no saber cómo tratar y educar a un perro.
Regalar un perro implica no solo dar un compañero al niño, sino integrar a un miembro más en la familia. Trabajar para que todos estén preparados es fundamental para tener una gran experiencia.
Te comparto preguntas para tres balances, uno contigo mismo, otro de la relación de pareja y otro para adolescentes. Una oportunidad para conectar contigo mismo.
Balance personal
¿Qué logros te hacen sentir más orgulloso/a este año?
¿Qué retos enfrentaste y cómo los superaste?
¿Qué aprendiste de ti mismo/a en los momentos difíciles?
¿Qué relaciones fueron clave para tu bienestar este año?
¿Cómo cuidaste de tu salud mental y emocional?
Balance profesional
¿Cuál fue el mayor avance en tu carrera o estudios?
¿Qué habilidades desarrollaste o fortaleciste?
¿Cómo manejaste el estrés o los momentos de presión en el trabajo?
¿Qué harías diferente en tu vida laboral o académica el próximo año?
Balance emocional y espiritual
¿Qué emociones predominaron este año y qué te enseñaron?
¿Qué hábitos te ayudaron a mantenerte en equilibrio?
¿Qué espacio dedicaste para conectar contigo mismo/a?
Planificación futura
¿Qué quieres llevar contigo al próximo año?
¿Qué aspectos deseas dejar atrás?
¿Qué metas deseas priorizar en el próximo año?
¿Qué pasos concretos darás para acercarte a tus objetivos?
P A R E J A
Reflexión sobre la relación
¿Qué momentos compartidos este año recuerdas con más cariño?
¿Qué retos enfrentamos como pareja y cómo los resolvimos?
¿Qué crees que hemos mejorado juntos en nuestra relación?
¿Qué aprendiste sobre mí este año que no sabías antes?
¿Cómo crees que nuestra relación ha cambiado o evolucionado este año?
Comunicación y conexión
¿En qué momentos sentiste que nuestra comunicación fue más fuerte?
¿Hubo algo que quisiste decirme este año y no lo hiciste?
¿Qué cosas hago que te hacen sentir más amado/a y valorado/a?
¿Qué podríamos hacer para mejorar la manera en que resolvemos los conflictos?
Proyectos y planes compartidos
¿Qué metas logramos juntos este año?
¿Qué actividades o proyectos en pareja disfrutamos más?
¿Qué fue algo nuevo que intentamos este año y cómo nos fue?
¿Qué sueños o planes compartidos nos gustaría priorizar para el próximo año?
Cuidados y crecimiento individual
¿Cómo sientes que nos apoyamos mutuamente en nuestras metas individuales?
¿Qué espacio tuvimos para nuestro tiempo personal y cómo impactó en nuestra relación?
¿Qué crees que cada uno de nosotros puede hacer para ser mejor pareja?
Mirando hacia el futuro
¿Qué aspectos de nuestra relación queremos fortalecer el próximo año?
¿Qué nuevas experiencias o aventuras nos gustaría vivir juntos?
¿Cómo podemos asegurarnos de cuidar nuestra relación incluso en momentos difíciles?
¿Qué es lo que más esperas de nuestra relación en el próximo año?
A D O L E S C E N T E S
Reflexión personal
¿Qué fue lo más emocionante que te pasó este año?
¿Qué aprendiste sobre ti mismo/a que no sabías antes?
¿Qué fue lo más desafiante que enfrentaste y cómo lo manejaste?
¿Hubo algo nuevo que intentaste este año? ¿Cómo te sentiste al hacerlo?
¿Cómo cuidaste de ti mismo/a cuando te sentías abrumado/a o triste?
Relaciones
¿Qué amistad o relación fue importante para ti este año?
¿Qué aprendiste sobre cómo llevarte bien con los demás?
¿Qué conversación o momento con alguien especial recordarás siempre?
¿Qué quisieras mejorar en tus relaciones con tu familia o amigos?
Escuela y actividades
¿Cuál fue el mayor logro escolar o extracurricular que conseguiste este año?
¿Qué materia o actividad disfrutaste más? ¿Por qué?
¿Qué hiciste para mejorar en algo que te costaba?
¿Cómo te motivaste cuando las cosas se pusieron difíciles en la escuela?
Emociones y bienestar
¿Qué emoción sentiste más seguido este año y qué crees que la causó?
¿Qué hiciste para sentirte mejor cuando estabas molesto/a o nervioso/a?
¿Qué momento de tranquilidad o felicidad fue especial para ti?
Mirando hacia el futuro
¿Qué te gustaría lograr el próximo año que no lograste este año?
¿Qué hábito o actividad quisieras empezar a hacer más?
¿Qué aspecto de ti mismo/a te gustaría mejorar o fortalecer?
Te comparto mi nueva iniciativa. Calendarios de adviento para crear espacios de conexión, reflexión y cuidado.
Hay tres calendarios:
El psicológico para promover el bienestar emocional, vivir más presente, cerrar el año con gratitud y propósito y comenzar el nuevo año con mentalidad renovada. Reserva 10 minutos…
Cada domingo tendrás preguntas, actividades de cada uno de ellos.
🗓 Psicología, mindfulness y bienestar.
🗓 Relaciones de pareja
🗓 Relaciones con hijos
¿A cuál te unes?
Qué mejor forma de vivir diciembre y despedirnos de este año ¿no crees? Te leo con 🧡
Estamos a punto de cerrar el año, y diciembre es el momento perfecto para reflexionar, cuidarnos y conectar con lo que realmente importa. Este calendario de adviento psicológico tiene actividades mindfulness, cuidado personal, reflexiones y pequeñas recomendaciones.
🗓Un calendario que promueve:
✨Cuidar tu bienestar emocional. 🎄Estar más presente en el aquí y el ahora. ✨Cerrar el año con gratitud y propósito. 🎄Y sobre todo, prepararte para empezar el próximo año con una mentalidad renovada.
‼No te pongas excusas de que no tienes tiempo, prioriza, solo necesitas 10 minutos, y el impacto en tu bienestar lo merece.
Si te unes a este calendario, experimentarás beneficios como: 🧡Reducir el estrés en esta época tan movida. 🎄Reconocer y agradecer lo que tienes, en lugar de enfocarte en lo que falta. 🧡Desarrollar hábitos de autocuidado y mindfulness que te acompañarán todo el año. 🎄Fortalecer tu conexión contigo mismo(a) y con las personas importantes y significativas para ti.
Te invito a seguir este calendario conmigo. 🗓 Cada domingo estaré compartiendo actividades para la semana para cuidarnos desde el corazón. Terminarás el año desde la calma y empezarás el próximo con una intención y conexión más clara.
𝓢𝓮𝓶𝓪𝓷𝓪 1: 𝓒𝓸𝓷𝓮𝔁𝓲ó𝓷 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓹𝓻𝓮𝓼𝓮𝓷𝓽𝓮
1 de diciembre: Realiza una pausa de 5 minutos para respirar lenta, suave y profunda por la nariz y observar tus sensaciones corporales.
2 de diciembre: Practica de gratitud: escribe tres cosas por las que te sientes agradecido(a) hoy.
3 de diciembre: Sal a caminar consciente, enfocándote en los sonidos y sensaciones del entorno. Sin música ni móvil.
4 de diciembre: Desconéctate del teléfono durante una hora mínimo, para estar presente en lo que haces con todos los sentidos.
5 de diciembre: Reflexiona: ¿Qué deseo que predomine en mi vida este mes?
6 de diciembre: Dedica 5 minutos a observar tus pensamientos con curiosidad, sin juicio, sin desarrollarlos, como si fueran nubes que pasan.
7 de diciembre: Haz una lista de las personas que te han apoyado este año y agradece mentalmente que estén en tu vida.
𝑺𝒆𝒎𝒂𝒏𝒂 2: 𝑪𝒖𝒊𝒅𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍
🧡8 de diciembre: Regálate un momento de autocuidado (baño relajante, lectura, música, masaje).
🦋9 de diciembre: Elige una comida del día para comerla de manera consciente, saboreando cada bocado, siendo consciente de qué se ha necesitado hasta llegar a tu plato y agradeciendo.
🥳10 de diciembre: Escribe un pensamiento o creencia limitante que te condiciona y que quieras soltar.
🙏11 de diciembre: Practica un ejercicio breve de yoga o estiramientos conscientes, sin forzar y explorando tus límites.
🥰12 de diciembre: Reflexiona: ¿Qué emociones predominan en tu día a día? Nómbralas, dibújalas.
🤩13 de diciembre: Haz una pausa de gratitud por algo que a menudo das por sentado.
🧠14 de diciembre: Practica un ejercicio de meditación guiada de 5 minutos. Tienes meditaciones en mi web.
𝓢𝓮𝓶𝓪𝓷𝓪 3: 𝓡𝓮𝓬𝓸𝓷𝓮𝔁𝓲ó𝓷 𝓮𝓶𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓪𝓵
🧡15 de diciembre: Escribe una carta de perdón (puedes guardarla para ti o compartirla).
🎄16 de diciembre: Dedica tiempo a una actividad que disfrutes y te llene de energía.
🎁17 de diciembre: Reflexiona: ¿Qué áreas de mi vida necesitan más compasión?
❄️18 de diciembre: Haz una lista de tus logros este año, grandes o pequeños.
🎈19 de diciembre: Abraza a alguien que quieras o a ti mismo(a) de forma consciente.
💌20 de diciembre: Dedica 10 minutos a escribir tus sueños o metas para el próximo año.
🎶21 de diciembre: Escucha una canción que te inspire y conecta con las emociones que te genera.
📸 @silvia.belloc
Para parejas:
Diciembre en pareja 🧡 Cada día tienes una actividad sencilla pero poderosa que puedes hacer con tu pareja.
Las actividades están enfocadas en:
🔥Reavivar la conexión emocional, con gestos conscientes y significativos. 🧡Mejorar la comunicación, aprendiendo a escuchar y expresar lo que sentis. ✨Compartir momentos de calidad, para ayudaros a reconectar.
Con este calendario:
💪🏼Fortalecer su vínculo emocional. 🙏Resolver pequeños malentendidos desde el respeto y el amor. 🦋Disfrutar más de vuestra compañía. 🎉Y sobre todo, terminar el año con el sentimiento de conexión.
😱 En medio de las responsabilidades diarias, estos momentos pueden marcar la diferencia en tu relación.
🎄Te invito a que te unas a este calendario y reserves unos minutos al día para tu pareja.
📆Cada domingo te compartiré el calendario de la semana.
🎈Empieza hoy y no os dejéis para después. Las relaciones hay que cuidarlas y no darlas por hechas.
𝑺𝒆𝒎𝒂𝒏𝒂 1: 𝑹𝒆𝒄𝒐𝒏𝒆𝒄𝒕𝒂𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆
1 de diciembre: Tomaros 5 minutos para miraros a los ojos sin hablar y conectar. Observar qué ocurre. Solo eso.
2 de diciembre: Escribid juntos tres cosas por las que estáis agradecidos en vuestra relación.
3 de diciembre: Salid a pasear juntos, sin teléfonos y compartid cómo os sentís.
4 de diciembre: Cada uno escribe un cumplido para el otro y lo comparte en voz alta.
5 de diciembre: Reflexionad juntos: ¿Qué os une como pareja?
6 de diciembre: Realizad un ejercicio de respiración sincronizada durante 3 minutos. Sentaros de frente (en la cama/suelo) cómodos y poned vuestra mano en el pecho del otro.
7 de diciembre: Planifiquen una pequeña cita especial para esta semana.
𝓢𝓮𝓶𝓪𝓷𝓪 2: 𝓕𝓸𝓻𝓽𝓪𝓵𝓮𝓬𝓮𝓻 𝓵𝓪 𝓬𝓸𝓶𝓾𝓷𝓲𝓬𝓪𝓬𝓲ó𝓷
🧡8 de diciembre: Dedicaros un tiempo a escuchar cómo fue el día del otro, sin interrupciones y conectados a cómo las palabras se sienten en vuestro cuerpo.
😍9 de diciembre: Cada uno comparte algo que aprecia del otro y observa cómo te hace sentir.
🥰10 de diciembre: Reflexionad: ¿Qué podemos mejorar en nuestra forma de comunicarnos?
😘11 de diciembre: Haced vuestro acuerdo sobre cómo abordar los desacuerdos con respeto.
🧠12 de diciembre: Realizad un juego de preguntas para conocerse mejor (como: ¿Cuál es tu recuerdo favorito conmigo? ¿Qué es lo que te gusta que te haga? ¿Qué recuerdas de nuestros últimos días de descanso?).
😋13 de diciembre: Hablad sobre sus metas individuales y cómo pueden apoyarse mutuamente. ¿qué necesitaríais?
🤪14 de diciembre: Compartid una anécdota divertida de su relación que pueda haceros reír juntos.
𝓢𝓮𝓶𝓪𝓷𝓪 3: 𝓒𝓾𝓲𝓭𝓪𝓭𝓸 𝓶𝓾𝓽𝓾𝓸 𝔂 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓬𝓸𝓷𝓼𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮
🧡15 de diciembre: Sorprende a tu pareja con un gesto pequeño pero significativo (un mensaje, una nota, etc.).
🤍16 de diciembre: Reflexionen juntos: ¿Qué momentos de este año nos hicieron sentir más cercanos?
👋🏼17 de diciembre: Realicen un masaje de 5 minutos el uno al otro.
💌18 de diciembre: Escriban una carta sobre lo que valoran en la relación y compártanla.
💖19 de diciembre: Elijan un ritual diario para conectar (como un abrazo al despertar).
🍴20 de diciembre: Cocinen juntos una receta especial, disfrutando del proceso.
📓21 de diciembre: Revisen fotos o recuerdos de su relación para fortalecer la conexión emocional.
📸 @silvia.belloc
🎄🧡 Y aquí el calendario de adviento para realizar con tu hijos. 🎈✨
Actividades para fortalecer el vínculo y crear recuerdos en familia. No te dejes llevar por el día a día, para y conectad juntos.
🎄✨Pequeños gestos diarios pueden marcar la diferencia en la relación con tus hijos, independientemente de la edad.
Deseo que estos días sean inspiradores.
Con este calendario vas a experimentar:
🎈Una comunicación más abierta y cercana. ✨Más confianza y comprensión mutua. 🎉Un ambiente familiar lleno de amor y respeto. 🥰Y lo mejor, recuerdos inolvidables que se quedarán para siempre en vosotros.
𝑺𝒆𝒎𝒂𝒏𝒂 1: 𝑪𝒐𝒏𝒔𝒕𝒓𝒖𝒊𝒓 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒆𝒙𝒊ó𝒏
1 de diciembre: Dedica 15 minutos exclusivos para jugar o conversar con tus hijos, en un ambiente relajado.
2 de diciembre: Haz una lista con ellos de las cosas que más disfrutáis hacer juntos.
3 de diciembre: Crea un “tarro de agradecimiento” y anotad algo por lo que estén agradecidos como familia.
4 de diciembre: Comparte una historia de tu infancia con tus hijos.
5 de diciembre: Pregunta a tus hijos: ¿Qué te hace sentir más querido?
6 de diciembre: Cocina un postre o prepara una merienda especial con ellos. O realizar una manualidad juntos.
7 de diciembre: Haceros una foto divertida en familia, imprimirla y hacer algo especial con ella. Darle valor a esa foto.
𝕊𝕖𝕞𝕒𝕟𝕒 𝟚: 𝕄𝕖𝕛𝕠𝕣𝕒𝕣 / 𝕗𝕠𝕞𝕖𝕟𝕥𝕒𝕣 𝕝𝕒 𝕔𝕠𝕞𝕦𝕟𝕚𝕔𝕒𝕔𝕚ó𝕟
🧑8 de diciembre: Escucha a tus hijos sin interrumpir, preguntando cómo fue su día, qué fue lo mejor y peor. ¿Qué harían diferente?
🥰9 de diciembre: Escribid una nota breve para cada hijo con algo que admiréis de ellos, en forma de aliento. “Eres consciente de lo capaz que eres en ..” “Tienes que estar muy orgullosos por…”
😋10 de diciembre: Reflexionad juntos: ¿Qué podemos hacer como familia para estar más unidos?
📺11 de diciembre: Pedidle a vuestros hijos que elijan una película o actividad para compartir.
🎈12 de diciembre: Habla con tus hijos sobre sus sueños o metas y cómo creen que pueden lograrlas. Según edad sed inspiración.
👋🏼13 de diciembre: Enséñales algo nuevo (puede ser una receta, un juego o una manualidad).
🤪14 de diciembre: Compartid algo que les hizo reír esta semana.
𝓢𝓮𝓶𝓪𝓷𝓪 3: 𝓕𝓸𝓻𝓽𝓪𝓵𝓮𝓬𝓮𝓻 𝓮𝓵 𝓿í𝓷𝓬𝓾𝓵𝓸 𝓮𝓶𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓪𝓵
🎈15 de diciembre: Dedica un tiempo para abrazar o dar un gesto de cariño a cada hijo.
🦋16 de diciembre: Reflexiona con ellos: ¿Qué momentos del año os gustaron más?
🎄17 de diciembre: Llévalos a un lugar especial que puedan disfrutar juntos (un parque, una librería, museo etc.).
👌🏼18 de diciembre: Practicad juntos un ejercicio de respiración consciente o relajación.
⌛️19 de diciembre: Déjales elegir cómo pasar una tarde familiar.
🧡20 de diciembre: Hazles saber lo orgulloso(a) que tienen que estar ellos por algo específico.
🧠21 de diciembre: Jugad a recordar anécdotas divertidas o significativas como familia.
Si conocemos cómo funciona el cerebro y cómo impacta el trauma y su sintomatología, podremos realizar prevención, acompañamiento familiar y pedir ayuda ESPECIALIZADA a corto, medio y largo plazo.
Las caras del trauma del tipo que sea en el ámbito escolar:
1. Dificultades de concentración por los recuerdos intrusivos e hiperactividad 2. Poblemas de memoria y aprendizaje porwye el trauma afecta al hipocampo. Se tiene digicultades para seguir instrucciones y recordar detalles. 3. Desregulación emocional. Dificultades para regularse y se dan estallidos de ira y llanto y reviben a cambio gritos, expulsiones, castigos, amenazas que increnenta el estrés. 4. Problemas de comportamiento como agredividad, desafío a la autoridad como respuestas de supervivencia y autodefensa. 6. Problemas de relaciones 7. Dificultad con el sueño que provoca agotamiento de día. 8. Reacciones desproporcionadas