En esta meditación te invito a conectar con tus sentidos como una forma de volver al presente. A menudo vivimos tan inmersos en pensamientos y distracciones que dejamos de percibir lo que realmente está ocurriendo aquí y ahora.
A través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, podemos redescubrir la vida en su forma más simple y real. Esta práctica te propone abrirte a las sensaciones sin juzgarlas ni intentar cambiarlas, solo notarlas tal como son.
Cada vez que te distraigas, simplemente vuelve a sentir, vuelve a observar. Permítete habitar este instante con curiosidad, con calma y con una mente abierta. Estás a punto de explorar la experiencia de estar plenamente presente.
Quiero proponerte una imagen muy sencilla para acompañarte en los momentos en los que piensas en comer: la imagen de un semáforo.
Muchas personas que han aprendido a comer por costumbre, por obligación o como refugio emocional, sienten que la comida es automática, como si no hubiera espacio para decidir. Lo que buscamos con esta práctica es crear un instante de pausa. Ese pequeño momento puede cambiarlo todo.
El semáforo nos recuerda tres pasos: -Rojo: detenernos antes de comer, para observar qué está pasando en el cuerpo. -Amarillo: escuchar con curiosidad, distinguiendo si lo que aparece es hambre física o hambre emocional. -Verde: elegir con conciencia qué hacer después.
No se trata de prohibirte ni de juzgarte, sino de darte la oportunidad de elegir en lugar de reaccionar automáticamente. Con práctica, esta imagen del semáforo se vuelve una herramienta que puedes usar en tu día a día, incluso sin meditación formal.
Muchas veces, cuando venimos de una historia en la que la comida estuvo ligada a normas externas, a emociones difíciles o a costumbres rígidas, dejamos de escuchar lo que realmente dice nuestro cuerpo. Podemos comer por inercia, por horario, por ansiedad o tristeza… y al final nos cuesta mucho identificar cuándo de verdad tenemos hambre.
En esta meditación vamos a entrenar algo muy simple pero poderoso: detenernos un momento para escuchar las sensaciones reales del cuerpo. No se trata de juzgar si está “bien” o “mal” lo que sentimos, sino de aprender a reconocer: -cuándo la señal viene del estómago y es hambre física -cuándo surge más desde las emociones, como una necesidad de calma o de consuelo.
Poco a poco, al hacer este ejercicio, tu cuerpo y tu mente se van a ir familiarizando con un lenguaje nuevo: el lenguaje de tus propias señales internas.
La vida no siempre sucede como esperamos. A veces nos encontramos con emociones intensas, pensamientos que nos incomodan o situaciones que escapan a nuestro control. En lugar de luchar contra ellas, podemos aprender a recibirlas con apertura y amabilidad.
Esta meditación guiada te invita a conectar con el momento presente, reconocer lo que está aquí y ahora, y soltar la necesidad de cambiarlo de inmediato. A través de la respiración consciente y una actitud compasiva, aprenderás a estar en paz con lo que surge, creando espacio para que la mente y el corazón descansen.
Guárdatela para practicar en momentos de tensión, cambios o incertidumbre, o simplemente como parte de tu rutina de mindfulness para vivir con mayor serenidad.
A veces, lo que más necesitamos no es cambiar cómo nos sentimos, sino aprender a estar con lo que sentimos. Aprender a estar con tus emociones es una meditación que nace desde ese lugar: el deseo de acompañarte en la habilidad de sostener lo que aparece en tu interior con presencia y amabilidad.
Las emociones no necesitan ser controladas ni eliminadas; necesitan ser vistas, escuchadas y respetadas. Esta práctica te invita a crear un espacio seguro dentro de ti, donde cada emoción, ya sea tristeza, alegría, enojo o miedo, tenga permiso de existir, sin rechazo ni juicio.
Estar con tus emociones no significa quedarte atrapado en ellas, sino permitirte sentirlas desde la conciencia. En ese espacio, surge la posibilidad de comprenderte mejor, de soltar resistencias y de abrirte a una conexión más profunda contigo misma.
Esta meditación es una invitación a cultivar esa presencia amable, a soltar la lucha interna y a descubrir la sabiduría que cada emoción trae consigo. Porque cuando aprendes a estar con tus emociones, aprendes también a estar contigo. Aprendes a responder en vez de reaccionar. A veces toca aprender de adultas lo que hubiéramos necesitado de niñas. Ahora tienes la oportunidad.
Ya me cuentas tu experiencia con las emociones y con la práctica. Te leo con corazón.
Mindfulness puede mejorar el sueño de varias maneras, ayudando a reducir el insomnio y a mejorar la calidad del descanso.
Aquí te explico cómo:
Reducción del estrés y la ansiedad: El estrés y la ansiedad son de las principales causas de insomnio. La práctica de mindfulness ayuda a regular el sistema nervioso, disminuyendo la rumiación mental y promoviendo un estado de calma antes de dormir.
Mayor conciencia de los hábitos y señales del cuerpo: Mindfulness nos permite ser más conscientes de cómo nos sentimos antes de dormir, ayudándonos a identificar qué hábitos o pensamientos pueden estar afectando nuestro descanso.
Regulación del sistema nervioso: La práctica de respiración consciente y la relajación progresiva activan el sistema nervioso parasimpático, responsable del descanso y la recuperación, favoreciendo un sueño más profundo.
Mejor manejo de los despertares nocturnos: Cuando despertamos a mitad de la noche, la tendencia es preocuparnos por no poder volver a dormir. Mindfulness nos ayuda a aceptar el momento sin lucha, reduciendo la activación mental y permitiendo que el sueño regrese naturalmente.
Disminución de la hiperactivación cognitiva: Muchas personas tienen la mente llena de pensamientos antes de dormir, lo que dificulta la conciliación del sueño. Practicar mindfulness ayuda a entrenar la mente para soltar pensamientos y centrarse en el momento presente.
Ejercicios de mindfulness para dormir mejor
-Escaneo corporal: Recorrer mentalmente el cuerpo, notando sensaciones sin juzgar, para liberar tensiones.
-Respiración consciente: Inhalar y exhalar lentamente, enfocándose en la respiración para calmar la mente.
-Agradecimiento nocturno: Reflexionar sobre tres cosas positivas del día para reducir la preocupación.
-Meditación guiada para el sueño: Escuchar una meditación con voz suave para inducir la relajación.
El escáner compasivo combina los beneficios de la atención plena con la autocompasión, enfocándose en recorrer el cuerpo con una actitud amable y comprensiva. Es una práctica que combina atención plena y autocompasión, proporcionando beneficios como:
Conexión mente-cuerpo: Incrementa la conciencia corporal y ayuda a identificar necesidades físicas y emocionales.
Reducción del estrés y la ansiedad: Relaja el cuerpo, disminuye el cortisol y promueve calma emocional.
Autocompasión: Fomenta una relación amable con el cuerpo, reduciendo juicios y fortaleciendo la autoestima.
Alivio del dolor: Disminuye la percepción del dolor físico y emocional, facilitando la sanación.
Bienestar emocional: Favorece emociones positivas, regula las negativas y aumenta la resiliencia.
Promoción del mindfulness: Ayuda a anclarse al presente con paciencia y aceptación.
Relaciones más empáticas: Extiende la compasión hacia los demás, mejorando las interacciones personales.
Con frases de agradecimiento y comprensión hacia el cuerpo, esta práctica transforma la relación con uno mismo, aliviando tensiones y fomentando el bienestar integral.
Gracias por elegirme para cuidarte. Te acompaño en una meditación de duración media para desarrollar contacto con el yo observador, conciencia corporal y des-identificación con las sensaciones corporales, atención, presencia, conexión con el momento presente, concentración, paciencia, aceptación y apertura, ecuanimidad y calma mental.
La meditación de agradecimiento del cuerpo tiene múltiples beneficios que abarcan la conexión mente-cuerpo, el bienestar emocional y la mejora de la salud física.
Busca un lugar tranquilo y comenzamos.
Una meditación que mejora la relación con el cuerpo. Necesario cuando se viene de críticas, presiones y modas.
Fomenta la aceptación corporal: Ayuda a reconocer y valorar el cuerpo tal como es, disminuyendo la autocrítica.
Aumenta la gratitud: Genera un sentimiento de agradecimiento por las funciones que realiza el cuerpo, aunque no sean perfectas o se está pasando por momentos de dificultad.
Reduce el juicio negativo: Se liberan pensamientos basados en estándares irreales de apariencia física.
La meditación de la bondad promueve diferentes beneficios: Fomenta la aceptación personal, porque promueve la autocompasión y la aceptación de las propias imperfecciones. Cultiva sentimientos de amor, compasión y gratitud hacia uno mismo y los demás. Reduce emociones difíciles porque ayuda a disminuir la ira, la envidia y el resentimiento.
Reduce el estrés y la ansiedad.
Fortalece las relaciones interpersonales
Aumenta la empatía porque ayuda a entender y conectar con los demás desde una perspectiva más comprensiva. Mejora la resolución de conflictos, porque reduce el juicio y promueve la paciencia y el respeto mutuo. Promueve el perdón, porque facilita soltar resentimientos hacia una misma y hacia otros.
Beneficios físicos: Fortalece el sistema inmune, mejora el sueño porque una mente tranquila y en paz permite un sueño reparador. Reduce la presión arterial, la meditación fomenta la relajación del cuerpo, lo que puede ayudar a regular la presión arterial.
Incrementa la resiliencia, fortalece la autoestima, al promover una visión más amable de una misma.
Promueve un impacto positivo en la sociedad, al transmitir la bondad amorosa fomenta actitudes más colaborativas y solidarias en los entornos sociales. Reduce prejuicios ya que favorece una mayor tolerancia hacia las diferencias culturales, sociales y personales.