Yolanda Cuevas Ayneto

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Artículos Psicología y Salud

A no mentir también se educa

Os dejamos nuestro nuevo artículo Patricia Ramírez y yo.

“¿Y cómo puede usted saber que he dicho una mentira?”
“Mi querido niño, las mentiras se descubren enseguida, porque son de dos clases: hay mentiras con patas cortas y mentiras con patas largas. La tuya es una de esas mentiras de nariz larga.” (Pinocho, 1892)
“Educar a un niño en la veracidad es educarle para la libertad” (Domínguez, 1915)

“¿Y cómo puede usted saber que he dicho una mentira?”

“Mi querido niño, las mentiras se descubren enseguida, porque son de dos clases: hay mentiras con patas cortas y mentiras con patas largas. La tuya es una de esas mentiras de nariz larga.” Pinocho, 1892

 

Como padres seguro que más de una vez habéis dicho a vuestros hijos: “si mientes te crecerá la nariz como a Pinocho”. Pseudometiras, falsas mentiras, mentiras por imitación, por presión social, mentiras sociales, mentiras de utilidad, defensiva, para llamar la atención, compensatorias, escolares, inocentes y generosas, mentiras piadosas, mentiras para proteger al amigo, reactivas para compensar su inestabilidad emocional, mentiras para proteger la intimidad, vengativas, hasta la compulsiva más frecuente en la adolescencia, engañar, hacer trampa etc…

 

Tú deseas que tu hijo no mienta pero la realidad es que tarde o temprano llega ese momento. Así que hay que estar preparados, entender y saber cómo actuar. La mentira es un mecanismo de defensa natural y fácil. En algunas ocasiones difícil de demostrar y que permite liberarse, aunque sea momentáneamente, de las consecuencias negativas que podría tener decir la verdad.

 

Una de las responsabilidades que tienes como padre es educar en el hábito de decir la verdad. Este hábito le ayuda a estar sano emocionalmente y a tener unas correctas relaciones sociales basadas en los valores. Es importante que sepas diferenciar entre las “mentiras naturales” producto de la imaginación al no ser conscientes de la diferencia entre la realidad y fantasía, y las mentiras infantiles con intención, por diferentes motivos y en diferentes edades. Mentiras para obtener un beneficio directo o indirecto. Si no se educa van a más, desarrollando cada vez más, mayores aptitudes para mentir, estudiando estrategias y desarrollando el placer por ello.

 

Se marcan los 7 años como frontera porque es el momento en el que el niño diferencia entre error involuntario y mentira intencional. La intención la adquiere con 3 años, con los primeros “por qués”.  Todo dependerá no solo de la edad sino de las características de su pensamiento y desarrollo moral  e influencia del entorno del pequeño: padres, amigos, ambiente familiar, su inteligencia, adaptación /inadaptación y personalidad. Por ejemplo, los niños que tienen hermanos mayores o que acceden a la guardería no tienen el mismo desarrollo que si es hijo único. Todos conocemos la picaresca de los hermanos. Así pues hay niños entre tres y seis años que ya mienten. El llamado “engaño táctico” es adquirido a partir de los 3 años y medio. Aparecen las pseudomentiras, el niño inventa historias, cuentos y se divierte con ello al contar lo que cree. No distingue entre imaginación, cuento, fantasía y realidad.

 

MOTIVOS POR LOS QUE TU HIJO PUEDE MENTIR:

 

-Conseguir algo que quiere, evitar algo que no quiere o librarse de un castigo. Hay niños que culpan a su amigo imaginario de que su habitación esté desordenada (mentira de defensa) para evitar quedarse sin ver los dibujos.

-Por imitar a los padres: si ve que mientes en alguna ocasión interpreta que mentir no es malo porque sus padres lo hacen. Por otro lado si a cambio ve que obtuviste un beneficio, entienden que mentir puede ayudar a conseguir cosas. Y dirás “es cierto, mentir puede ayudar”, pero todo depende de los valores con los que quieras educar a los tuyos.

-Por la propia frustración de querer y no poder o por aparentar: dice que tiene más videojuegos de los que tiene, ese es su deseo pero la realidad es otra.

-Por miedo; no olvides que los niños son inmaduros por naturaleza y el miedo les influye de tal manera que es la principal causa de sus mentiras. Tienen miedo, a tu reacción, a tu castigo, a tu tono de voz, a tu cara…

-Por exigencia de los propios padres, amigos, profesores, entrenadores: él piensa que será menos aceptado y querido si no cumple lo que las personas de referencia le exigen. Los niños no quieren defraudaros y por eso mienten. No olvides que los objetivos tienen que ser retadores pero asequibles.

-Por evitar problemas con amigos o familiares, la ansiedad, la vergüenza, el sufrimiento o la culpa, propia o ajena que supondría decir la verdad.

-Para parecer gracioso ante un grupo y así ganarse el interés o admiración del mismo.

-Por llamar la atención de las personas que les rodean, muy común con la separación de los padres o la llegada de un hermano. Un ejemplo es inventar dolores de tripa para acaparar los cuidados de sus padres.

-Por imitar a sus amigos porque ve que ellos tienen beneficios con la mentira, y cree que así conseguirá lo mismo.

-Para transformar la realidad que no les gusta y hacerse “su mundo”.

 

COMO PADRES ESTAS SON LAS PAUTAS

  • Crea un hogar en el que la comunicación sea fluida, sin adelantar situaciones que alertan consecuencias; “Cómo me entere yo de que alguna vez me mientes…”, “Cómo yo me entere de que me escondes las notas…ese día…”, “El día que me mientas…”
  • Trabaja la confianza en tu hogar, es la base para que tu hijo se sienta seguro sin ser juzgado por los errores que cometa. Con libertad de expresión y educación.
  • Se ejemplo, una vez más borra esa costumbre de “dile que no estoy” cuando alguien llama. Enseña y ayuda a distinguir entre mentir y equivocarse, a diferenciar entre los cuentos y fábulas y la realidad, ya que viven como real algo que es invención. A veces quieres protegerlo y lo engañas. El objetivo es evitar las mentiras, puedes suavizar la contestación o decir que no lo sabes si se trata de una pregunta. Sí, tranquilo los padres no tienen por qué saberlo todo. Es preferible decir “no lo sé”, “lo miro y te lo digo” a que descubra que le has mentido.

A nadie nos gusta que nos mientan, tenlo en cuenta. Así que no prometas lo que no sepas cumplir, aquí la palabra va a misa. No incites a mentir, evita la complicidad para tu beneficio tipo “dile a mamá que se nos escapó el autobús”.

  • Premia la sinceridad, que entienda que estás orgulloso porque ha dicho la verdad aunque lo fácil hubiera sido mentir. Es importante educar en los valores de la sinceridad, la honestidad y la ética, y en saber tolerar la frustración.
  • No confundas un niño creativo, con imaginación y fantasía como que miente y actúes con reprimendas y castigos porque harás desaparecer su creatividad tan necesaria hoy en día.
  • Modo alerta a todo tipo de mentiras. Si unas mentiras se perdonan y otras se castigan, estás reforzando a tu hijo intermitentemente así que seguirá haciéndolo, arriesgándose a que le castigues o a que no. Y según la edad no entenderá porque unas veces te enfadas y otras no.

 

Y SI MIENTE…

  • Unas veces se sabe por el hecho o dicho en si pero otras es por la comunicación no verbal, se pone nervioso, evita la mirada, cambia el ritmo de su parpadeo y la forma del ojo (pupila e iris), eleva el tono de voz, cambia la sonrisa, tiene reacciones desproporcionadas, la postura corporal, las manipulaciones es decir esos movimientos de frotar, rascar, masajear alguna parte del cuerpo como el pelo, la nariz, la oreja… se queda sin palabras etc… Así que es importante que aprendas a conocer y ver a tu hijo de otra forma. No pierdas el norte, seguís en vuestra tarea educativa como padres.
  • Paciencia con firmeza es la clave: dale su tiempo para que sea bajo su decisión decir la verdad, sin presiones y amenazas. No preguntes acusando porque se pondrá a la defensiva. Es de esta manera cuando tomará mayor conciencia de la situación.
  • El que chilles, te enfades, le castigues o le dejes en ridículo delante de los demás no evitará que deje de mentir, sino que le llevará a perfeccionar su técnica para que la próxima vez no lo pilles. Le habrás enseñado a cómo no debe mentir, pero no, a no mentir.
  • Enséñale que mentir es negativo: educar necesita de tu tiempo y tu comprensión. Dile que le entiendes, pero que mentir no arregla las cosas, al contrario las empeora y le hace sentir mal. Así se trabaja el sentimiento de culpa, vergüenza y el miedo a ser descubierto. Incúlcale que es preferible aprender de los errores a intentar engañar a la gente.
  • Escucha sus argumentos, te dará pistas para saber lo que piensa y poderle orientar. A veces es más importante lo que hay detrás que la propia mentira.
  • Cuida tus palabras, en vez de decirle “me estás mintiendo” dile “creo que te confundes”, “eso creo que no es así”, “creo que te estas equivocando”, “piénsalo de nuevo y en un rato me lo cuentas”
  • Por mentir no le quieres menos. Frases tipo “ahora ya no te quiero por mentir”, “si mientes no te querré” no ayudan al equilibrio emocional de tu hijo, al contrario alimentan la inseguridad y falta de autoestima.
  • No olvides que una vez más, el castigo tiene que adaptarse no sólo al hecho de mentir y su frecuencia, sino a la mentira y a la edad. Si es desmesurado se centrará en mentir más para evitar el castigo. Y no entenderás que cuanto mayor es el castigo más miente. No dramatices la situación, es importante educar con equilibro emocional.
  • No le rías una mentira, ni por la mentira en sí, ni por la gracia con que lo haga. La risa es un refuerzo muy poderoso, como los gestos no verbales (guiños, gestos con la mano…). Recuerda que no solo se refuerza con la palabra.
  • No le etiquetes como “mentiroso” porque contribuyes a lo que en psicología se llama la profecía autocumplida y se comportará como tal afianzando y no extinguiendo el acto de mentir. Mucho menos delante de sus amigos, porque  perderá su credibilidad en el grupo de iguales.
  • Cuando comience a narrarte la verdad, asiente y cuida tu expresión facial. Así le animas a continuar y no echar marcha atrás en su propósito. Ahora lo que importa es que venza a la fuerza interior que le lleva a mentir.
  • Felicítale cuando reconozca que ha mentido, dile que eso es ser valiente y que te sientes orgulloso de él. Que valoras sus intentos y que tendrá otra posibilidad para demostrarse a sí mismo que puede no mentir.
  • Analiza cómo le hace sentir mentir y que sepa cómo os hace sentir a vosotros escuchar una mentira. Ayudará a tomar más conciencia.
  • No le hagas prometer que no volverá a mentir.

 

No olvides el dicho ‘más vale prevenir que curar’ y evita que tu hijo te diga “papá, mamá tú también mientes pero yo no puedo castigarte”.

 

Una frase: “Educar a un niño en la veracidad, es educarle para la libertad” Domínguez, 1915).

 

 

Si quieres saber más:

¿Los niños pequeños mienten? Dolores Madrid (Dykinson,2005)

‘Por qué los niños mienten’ Paul Ekman (Paidos Ibérica, 1999)

 

 

 

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Educar en el hábito de la lectura

Os dejo este artículo sobre el hábito de la lectura escrito junto a Patricia Ramírez Loeffler.

Educar en el Hábito de la lectura

 

Hablar de hábitos saludables es hablar de acciones que a base de repetirlas las conviertes en tu rutina y forma parte de tu filosofía de vida. Crean el guion de tu día a día que determinará la historia de tu salud física y emocional a corto y largo plazo. Una buena alimentación, realizar ejercicio, tener y saber disfrutar del tiempo de ocio son algunas rutinas mental y físicamente sanas. Ocio es distracción, diversión, alegría, esparcimiento, juego… Hoy en día, en la llamada era digital, la televisión y su variedad de canales, programas y nuevas series, el ordenador, la consola y los infinitos videojuegos forman parte del tiempo de ocio de vuestros hijos. Se convierten en protagonistas en sus vidas. Los niños pasan una media de entre tres y cinco horas, cuando lo recomendable es una o dos según la edad. Este hábito quita tiempo para otras actividades necesarias y enriquecedoras como es la LECTURA. Porque leer es apostar e invertir en cultura, rapidez lectora, mejora de la comprensión, incluso facilitar el proceso de aprendizaje.

Si tratas de educar a tu hijo para que lea, porque sí, porque lo dicen en el cole o porque existen libros obligados, estarás asociando la lectura a algo negativo. Si como padres no educáis en el hábito de la lectura desde otra perspectiva es muy difícil que haya espacio para los libros, para la creatividad y para los beneficios que aporta. El objetivo no es apartarles de la realidad audiovisual en la que viven, sino que se eduquen desde pequeños en la compatibilidad y no excusión de estas diferentes actividades.

¡Adelante con la misión! Consiste en que iniciéis y fomentéis las costumbres en relación al uso que vuestros hijos hacen de la tecnología. Y con ello evitar el mal uso o abuso de la misma, que dificulta e impide otras actividades de ocio y tiempo libre como la lectura. Desde muy pequeñitos se les puede ayudar a elegir libros, fomentar el espíritu crítico, diferenciar realidad y ficción, enseñar a establecer los tiempos para las diferentes actividades y el uso de los libros como complemento a lo que se ve en la televisión.

En muchas ocasiones desde niños tras un enfado o algo mal hecho los padres ordenáis que vayan a su cuarto castigados y se pongan a leer. De este modo los niños aprenden que la lectura se obliga y se ordena en los momentos negativos. Nunca hay que usar la lectura como un castigo.

Desde niños podéis sugerir en familia espacios para la lectura, igual que decidís dar una vuelta en bici, ir al parque o hacer una excusión. Lo importante es que lo vivan con naturalidad, sin sentirse forzados, que sintáis que se disfruta del ambiente de la lectura, que sea algo apetecible y que les emocione. Podéis leer antes un capítulo con el fin de promover debates y comentarios al respecto, lo mismo que realizáis con las series, deportes o documentales. Ellos son los que tienen que elegir su libro o el libro a ellos, bajo supervisión, sí, pero no el que te guste a ti. Respeta que a tu hijo no le guste el mismo libro que a ti. Tu hijo no eres tú.

Es importante también que seáis flexibles y decidan en qué horario quieren leer, imponer no facilitará que lo hagan. Y esto implica la opción de lectura digital por ordenador, en ebooks, en los móviles… donde se desarrollan otras capacidades. Porque la información hoy en día tiene varios formatos. Lo mismo ocurre con el lugar dónde se practique, se puede leer en una mesa bien sentados con atril, pero también tumbados, en el sofá, en la alfombra, en el césped, en el parque, en la playa, en el coche…

Tenéis que transmitir la lectura como hábito saludable por sus virtudes para la salud física y emocional, y no focalizar la lectura solo como beneficio académico y aprendizaje. Que los niños vayan comprendiendo los diferentes beneficios, facilitará su práctica:
Reduce el estrés a cualquier edad. A los 6 minutos de inmersión lectora la tensión muscular y el ritmo cardíaco disminuyen, porque disuelve las preocupaciones como cualquier acto creativo, pintar, escribir una historia…
• Leer antes de dormir ayuda a conciliar mejor el sueño. Así que es conveniente para la rutina de higiene del sueño.
• A la larga, según un estudio publicado en USA Today, las personas con hábito a la lectura tienen menos riesgo de enfermedad de Alzheimer. El cerebro se beneficia de la lectura y con él la memoria, ya que al mantenerse activo se fortalecen las conexiones cerebrales aumentando la reserva cognitiva. Lo que ayuda al retardo de las enfermedades neurodegenerativas.
• Leer aumenta la capacidad de respuesta porque obliga a al cerebro a pensar, lo activa y relaciona conceptos.
• Leer potencia la empatía, leer historias implica vivir emociones de otras personas. Su práctica facilitará la habilidad de intuir los estados emocionales de las personas en la vida real.
Despierta la curiosidad y ayuda a las relaciones sociales, porque aporta nuevos temas de conversación que hace más interesantes a las personas.

Hay que fomentar el libro como un objeto familiar, como una prolongación del niño, como un “amigo”, no como un objeto de decoración. Se puede manosear, doblar, subrayar, tiene que hacerse nuestro. No hay porque dejarlo intacto como un cuadro. No pasa nada porque se manche con el verde de la hierba o con una gota de zumo…

Dar ejemplo es la mejor herramienta que les podéis ofrecer. Si ven que disfrutáis, será más fácil que quieran compartir esa curiosidad y el intercambio de ideas.

Igual que vas al parque, ve a una librería infantil, a una biblioteca, que miren libros, que lean un ratito y que vean que acercarse a los libros no son horas de riñas para aprender a leer. No relaciones la lectura con esas frases incansables de “hijo repite que lo has dicho mal…hijo repite que lo has entonado mal…” porque esto agota a cualquiera, y les aleja de los libros. Acelerar los procesos formativos no es bueno. Quizás así aprendan rápido a leer pero ¿de qué les sirve si luego no leen?

Razones científicas para leer más.

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Una figura fundamental: el árbitro

Os dejo mi colaboración en el artículo, Una figura fundamental: el árbitro  de Mundo Fútbol Base

Con diferentes profesionales entre ellos el Sindicato de árbitros, analizamos la importancia del papel educativo en el deporte de una figura tan necesaria como controvertida, el árbitro.

Agradezco también a Carlos Clos Gómez árbitro de Primera División, que me facilitara su opinión.

En el artículo Mundo Fútbol Base incorpora el enlace de mis 10 consejos para el árbitro de fútbol base.

 

10 pautas para ser un buen árbitro y formar a los jugadores: 

  1. No limites todo al conocimiento y aplicación del reglamento con el silbato. Entrénate y fórmate  en aspectos físicos, tácticos, técnicos. Trabajar tu auto-confianza te ayudará a actuar con decisión y rapidez. Todo contribuye a que actúes con seguridad y a ser justo.
  2. Fórmate en aspectos psicológicos y desarrolla tu inteligencia emocional. Te alejará de lo que los jugadores y el público llaman “actitudes desafiantes”. Evitarás hablar con tono y palabras amenazantes de las que puedas arrepentirte.
  3. Entrena  la comunicación no verbal,  jugará a tu favor. Aprende a controlar tus gestos y posturas, evitará que “se calienten”. El autocontrol es fundamental en este deporte.
  4. Aprovecha interrupciones para educar a los jóvenes jugadores y entrenadores en las normas y reglas del juego, y evitar el autoritarismo que no la autoridad.
  5. Aprende a gestionar los conflictos, la mayoría vienen por el intento de transgredir las normas, agresiones verbales y físicas  e intentar hacer trampas.
  6. Fomenta el buen ambiente, el disfrute de la práctica deportiva porque no está reñido con la competición.
  7. Trabaja la comunicación y el buen trabajo en equipo con el resto de compañeros.
  8. Muéstrate cercano, que los niños no te teman, primero  eres persona. Desde su primer encuentro ya contribuyes a la futura imagen del “árbitro”.
  9. Tú también puedes transmitir la pasión por el deporte que arbitras, y que no sientan los jugadores, entrenadores, público que estás al margen.
  10. Analiza, reflexiona y aprende de cada encuentro, con lo que has vivido y te han transmitido jugadores, entrenadores y compañeros. Cada partido tiene que servirte para aprender y avanzar. Y si tiene que haber fallos que sean nuevos.

niño y entrenador

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Y los padres ¿estamos haciendo bien los deberes?

y los padres...
Artículo escrito junto a  Óliver Pérez Sempere Pedagogo Licenciado Director del Centro Persem (Alicante) publicado en el Heraldo de Aragón sección escolar el día 13.11.2013 PDF

Y en COPOE

 

Y LOS PADRES…¿ ESTAMOS HACIENDO BIEN LOS DEBERES?

El verano lo recordamos como algo ya lejano y aunque el frío se resiste a llegar los refriados hacen acto de presencia. Ya llevamos unas semanas de cole, de horarios, de tareas, de exámenes y  actividades extraescolares temas que en Septiembre producían suspiros en muchos padres. El inicio de un curso escolar no lo viven todos igual. Unos padres se estrenan en esta novedosa tarea,  recordando su infancia y otros dependiendo de los hijos y de sus edades intentan adaptarse a las nuevas necesidades que cada año se exige. Pero por encima de todo tiene que estar presente  la reflexión, saber si se cumplen con las que son las responsabilidades como padres. Por ello aquí se muestran unos puntos que ayudarán a que los hijos tengan un buen año escolar y a que los padres tengan claros los puntos sobre los que tienen que trabajar. El reto, valorar si en alguno puedes mejorar.

 

  1. Cuidados médicos: Una vez que conocemos al médico no hay que acudir a él por un estornudo o “automedicarle” con en el extremo contrario. Con los segundos hijos la experiencia aumenta pero no hace médicos a los padres. Cumple con los calendarios de vacunas y revisiones pactadas. Lleva a tu hijo al dentista dos veces al año, prevenir es lo importante y crear un hábito para su edad adulta.
  2. Dieta saludable y ejercicio:Los niños necesitan comer una dieta saludable que incluya varias frutas y verduras fomenta la creatividad, el juego y la participación en su elaboración. También necesitan hacer ejercicio a diario. ¡Pueden correr, saltar, jugar en el parque y bailar! aunque no hagan actividades extraescolares.
  3. Sueño reparador: Cada noche los niños necesitan dormir las horas suficientes para reponerse. Eso le ayudará a estar listos para emprender un día completo de aprendizaje y a su correcto crecimiento. El médico te orientará de las horas de sueño según la edad.
  4. Llegar a la escuela a tiempo todos los días: Ayuda a tu hijo a llegar a tiempo a la escuela todos los días fomentando así la responsabilidad. Por pequeño que sea no fomentes las faltas y así alargar los fines de semana. Y si un día no acude al colegio comunícalo.
  5. Tareas:Tu hijo necesita disponer de una hora fija y un lugar específico para hacer las tareas así fomentas la organización y el hábito. Elige un lugar que sea tranquilo. Asegúrate de que tu hijo dispone del material que necesita. Pídele que cada noche os muestre su tarea terminada valora lo conseguido fomentando de este modo la autoestima y nuevos compromisos. Trabajar poco a poco la autonomía de tu hijo le hará crecer. Transmítele que es capaz de hacer sus deberes sin que estés a su lado.
  6. Televisión, videojuegos y ordenador:Limita el tiempo que tu hijo pasa haciendo estas actividades. Busca programas y juegos educativos. Ayuda a que tu hijo entienda que NUNCA debe hablar con extraños en Internet. 
  7. Hablar acerca de la escuela:Pídele a tu hijo que os cuente cómo ha pasado el día en la escuela. Pregúntale sobre lo que aprendió, y cómo se sintió durante el día trabajando la parte emocional de tu hijo. Pero busca su momento, no tiene que ser nada más salir del cole muchos lo que quieren es desconectar y su atención está en la merienda o en el juego. Cuéntale como te ha ido el día adáptalo a su edad y así se fomentarás la comunicación.
  8. Lectura: Si te ven leer se aumenta la probabilidad de que ellos lean. Lee con tu hijo todos los días busca el momento que más le gusta. Ten disponibles libros, revistas y periódicos en casa para practicar una lectura variada y la que le guste a tu hijo.
  9. La biblioteca: Visita la biblioteca con tu hijo que no la vea como un edificio de “mayores”. Fomenta que busque libros en las estanterías,  que se familiarice con el lugar.
  10. Aprendizaje en casa:Ayuda a tu hijo a aprender en casa realizando actividades, cantando, conversando y contando historias juntos. Visitad lugares educativos como los museos, el zoológico o el parque con fines de diversión pero también educativos.

Disfrutar de todo lo positivo que este año escolar ofrezca a vuestros hijos y a vosotros.

AlogoYC4 bis (1)

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