Vuelve la equipación, los horarios, los preparativos, huele a verde (aunque el césped sea artificial) y a vestuario, mucho más que cuatro paredes.
Con ilusión comienza una nueva temporada, nuevos retos en deportistas, entrenadores y clubes que deben organizar y trabajar unidos para alcanzarlos. Es la unión lo que nos hace fuertes y conseguirlos.
No es fácil comenzar de nuevo, entrenadores y jugadores que cambian de club o de categoría y aquí las redes sociales que se llenan de buenas intenciones, de apoyo, se hablan de ganas, de lucha, de retos, de compromiso, de empezar ¡ya! Pero esto tiene que durar a lo largo de la temporada.
Hay que comenzar comunicándonos, la única vía que ayuda a conocerse y entenderse.
Son muchas horas las que van a estar juntos jugadores y entrenadores y no hay que dejar al azar el que unos hablen con otros, o dar por hecho ciertos temas.
De la misma forma que se planifica y organiza un ejercicio hay que saber qué hacer los primeros días en relación a los aspectos personales y de relaciones con los jugadores, independientemente de la edad y el género. Trabajar la parte psicológica del jugador y del equipo.
Sois vosotros, los entrenadores, los que tenéis que fomentar estas actuaciones, desde los más jóvenes hasta los entrenadores que lleváis más años, porque hay que saber amoldarse a las nuevas generaciones, que no funcionan como las de antes. Dependerá de vuestro compromiso y reto personal que trabajéis estos aspectos.
Dedicar un tiempo a estas actividades es clave para la unión del equipo, seguridad y una buena cohesión que será protagonista en diferentes momentos de la temporada. No hay que olvidar que cuando no sea una derrota inesperada, será un conflicto entre jugadores, una lesión, la salida de un jugador, no estar de acuerdo con las alineaciones, las expulsiones y las tarjetas… que amenazarán al grupo. Todo por evitar el tan temido funcionamiento de los jugadores en solitario o en pequeños grupos. Recuerda que un equipo dividido no avanza.
Los jugadores agradecen que se les conozca de manera individual.
Muchas veces se piensa que por ser un deporte de grupo, todo hay que tratarlo en grupo, y no es así, el grupo está formado de personas que practican el mismo deporte pero con circunstancias muy distintas. Pueden venir de otros clubes y hay que saber las razones que les han llevado a cambiar y a su nueva elección, conocer sus preocupaciones, lo que les motiva, como les gusta que les hables, sus problemas personales, sus estudios y un largo etc. que facilitará vuestro trato, la unión con sus compañeros y su compromiso con el equipo.
En definitiva ir creando un espacio de tranquilidad, de confianza y seguridad que seguirá trabajándose en el resto de la temporada. Esto fortalece la unión con el club y ayuda a evitar fugas inesperadas.
Hay que conseguir un equipo que ante los problemas busquen soluciones en común, se involucren y evitar las críticas internas.
No olvidemos los equipos femeninos en los que hay que tener en cuenta más aún si cabe la inteligencia emocional de los entrenadores.
Entrenar implica también construir relaciones entre todos que favorecen el desarrollo de la práctica deportiva.
NO ESPERES A QUE TE DESEEN BUENA SUERTE, BUSCA Y TRABÁJATE TU SUERTE.