Yolanda Cuevas Ayneto

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Artículos Psicología del Deporte

¿ Qué campus es mejor para mi hijo?

Llega final de curso y apresurados los padres tienen que decidir si apuntar a sus hijos a un campus de verano.

Unas veces, si la economía, lo permite para completar esas vacaciones entre padres, abuelos maternos, paternos, otras porque no se tienen a “abuelos niñeros” o  ese pueblo al que acudir en verano como hacíamos muchos cuando éramos niños y es una nueva forma de que los chavales se diviertan de otra forma, descubran nuevos deportes, conozcan a otros niños, se socialicen y en definitiva vivan nuevas experiencias.

Una vez más Mundo Fútbol Base se interesa para que ofrezca alguna pauta o dar a conocer lo que opino en relación a este tema.

Destaco el tener en cuenta las preferencias del menor, porque el niño está en edad de disfrutar. Vivir la experiencia de un campus puede hacer que descubra otros deportes que se le pueden dar bien y no lo sabía. Aprender a decidir en familia fomenta el diálogo y la comunicación.

Y no olvidemos preguntar cada día si se lo ha pasado bien, qué ha aprendido, qué le cuesta más y valorar su esfuerzo día  a día. De este modo evitar a la pregunta ¿qué tal ha ido el campus? La respuesta – Muy bien hemos tenido un partido y hemos ganado.

Hay que trabajar para derivar la atención a otras cuestiones desde niños.

Agradeciendo de antemano el interés aquí os dejo el enlace Pinchar

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Artículos Psicología y Salud

Los límites y la obediencia influyen de forma positiva en el bienestar de los hijos.

Les dejo enlazado el artículo escrito junto a Patricia Ramirez para la Fundación Roger Torné, en Inspira Online Magazine

 

Es la hora, recoge los juguetes, no te has hecho la cama, el baño así no se deja, los platos no salen solos del lavavajillas, deja las cosas como te las encuentras, los zapatos no van al zapatero si tú no los metes… “uffff el día menos pensado me cojo la maleta y no vuelvo”.

Si tienes hijos te resultarán familiares estas frases y si no puede que las hayas escuchado en tu infancia o adolescencia.

La convivencia entre personas no es fácil y por ser padres e hijos no  tiene que surgir de forma natural. Una de las responsabilidades que tenéis  como padres es la disciplina relacionada con las tareas en casa. Se trata de que entiendan los beneficios de colaborar sobre todo en la adolescencia, moldear acciones desde pequeños y que el incumplimiento tiene consecuencias, independientemente de la edad. Así que vuestro objetivo es que desde pequeños fomentéis unos hábitos que ayuden a:

  1. Favorecer la convivencia entre los miembros de la familia.
  2. Educar en los límites con cariño, porque los límites ofrecen seguridad a tus hijos, y fomentan la autonomía.
  3. Tener una mayor organización en vuestro día a día que permitirá una mayor gestión del tiempo y disfrutar de otras actividades.
  4. Educar en valores como la responsabilidad, el respeto, el sacrificio, válidos y necesarios dentro y fuera de casa. Valores que pondrán en práctica cuando vayan al parque a jugar con otros niños estén en el colegio.
  5. Aprender en el seno familiar qué es la empatía, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona, y la asertividad, comunicar sin dañar fomentando de este modo la Inteligencia Emocional.
  6. Ofrecerles un modelo de comportamiento, una habilidad para responder de los actos que uno realiza, conociendo que existen unas reglas en la convivencia.

 

Pasos a seguir para fomentar la disciplina en casa:

 

  1. Alíate, dialoga con tu pareja antes de proponer una actuación. Recordar siempre que la unión hace la fuerza. Si no estáis unidos y firmes en el objetivo, vuestro hijo acudirá al más permisivo de los dos hasta que ceda uno.
  2. Detecta la conducta más importante que queráis modificar. No es cuestión de recuperar de golpe el tiempo perdido y sobrecargaros de cambios. Es mejor el efecto dominó, unos llevan a otros.
  3. Ofrece margen de maniobra. No todo tiene que ser YA. Ten presente siempre que la paciencia tiene que estar contigo. Las cosas no se harán siempre como las haces tú, ni en el tiempo que tú quieres. ¡Están aprendiendo! Recuérdaselo a tu pareja.
  4. Piensa y adapta a la edad de tus hijos lo que pretendes que hagan.

A cualquier edad pueden llevar la ropa al cesto de la ropa pero no tenderla. Eso sí, fomenta el trabajo en equipo entre hermanos y en la igualdad. ¡Nada de tareas de chicas y de chicos! El pequeño saca la ropa y da las pinzas para que el mayor tienda. Adapta también las tareas a sus características, iniciándoles en las más llevaderas. Así se favorece la colaboración y ya llegará el momento de aprender las tareas menos agradables. Pon sobre la mesa diferentes tareas como sacar al perro, o rellenar su bebedero y comedero, regar las macetas, poner y quitar la mesa, sacar la basura, hacer la cama…y entre hermanos también pueden pactarlo, así educas en la resolución de posibles conflictos.

  1. Reconoce y valora los intentos de tus hijos: Si se cae una prenda y se ensucia de nuevo o hay que bajar al vecino puedes hacerlo con él la primera vez. No te alarmes, es cuestión de que la lavadora vuelva a limpiar. Diles que no pasa nada y que lo importante es intentar las cosas. Y así llegará un día que lo hagan bien. Si de repente entras en cólera y empiezas a reñir y a decir que es preferible que lo hagas tú porque ganas tiempo… tiras por tierra la oportunidad de que aprendan.
  2. Tienes que aprender a transmitir las normas, se claro para que tu hijo entienda lo que le pides y cómo tiene que hacerlo. Buscar el momento y las palabras adecuadas es tener media “batalla” ganada. Ser asertivo implica hablar sin herir. No se puede implantar una norma en medio de una discusión o como consecuencia del incumplimiento de otra, o interrumpir un juego. Recuerda que  hablar con firmeza no es chillar.

Asegúrate de que habláis en el mismo idioma, la “habitación recogida” para vosotros tiene un significado y para los hijos otro. Hay que ajustar posturas y definir qué supone tener el cuarto recogido, que significa portarse bien, que es ayudar en casa, que implica ser responsable.

  1. Saber cuándo se pueden razonar, pactar y decidir las normas. Hay normas negociables y normas que no se negocian, y hay que educar en ello desde pequeños.

Las negociables dan sensación de control a los hijos, generan un mayor compromiso  y fomentan su cumplimiento porque han colaborado en su diseño.

No tengas miedo al “conflicto”: es necesario y os permite crecer como familia y como persona. Aprender a negociar es una de las asignaturas en familia que más enriquecen.

  1. Elogiar cada buena actuación de diferentes formas y en el momento. No olvides deben tomar conciencia de las ventajas que ha supuesto su colaboración. Un “gracias hijo”, un guiño, un “gracias a que tú has hecho esto ahora podemos irnos en bici”, “al haber organizado el armario caben estos juguetes”. Elogiar sinceramente, con cariño llega al corazón, fomenta el autoconcepto, el sentirse capaz y los niños sienten que sus padres valoran lo que hacen. A través del refuerzo transmites un valor muy importante en la vida, el agradecimiento. Y eso lo copian.
  2. Predicar con el ejemplo, lo que esperes de tus hijos, hazlo tú primero. Implicarse y esforzarse no depende del estado de ánimo. Tú tienes que ser el que inicie, proponga, se implique, para que ellos copien lo que vean. No se les puede pedir que ordenen si tú no tienes ordenadas tus cosas.
  3. En caso de incumplimiento pregunta antes qué le ocurrió para no cumplir con lo que se pactó y no te adelantes con suposiciones. Para evitar olvidos tras la organización semanal y los acuerdos, es recomendable elaborar un cuadro en el que quede plasmado qué hace cada miembro de la familia.
  4. No castigues en un momento de enfado. Seguramente será desmesurado, te arrepentirás, y levantarás el castigo. Ni tampoco le digas que ya verás a ver qué medida tomas y luego dejes de hacerlo.

 

 

No ayudan:

 

  1. Los sermones, que lo único que motivan es a desconectar.
  2. Los insultos, que minan la autoestima y los promueven en su grupo de iguales.

3.”La ley del hielo”, es decir dejarles de hablar. Fomenta la distancia por falta de comunicación y los sentimientos de culpa.

  1. Castigos físicos, que fomentan la agresividad y sentimientos de venganza. Se les educa en un modelo de resolución de problemas basado en la agresividad.
  2. Sanciones desmesuradas que fomentan la rabia y la baja motivación al cambio.
  3. Perder la calma o transmitir sentimientos de venganza: “te acordarás de esta…”
  4. Ridiculizarlo delante de sus amigos, vecinos y familiares: “Hay que hacerle la cama como a los niños pequeños…”
  5. Compararlo con conductas positivas de sus hermanos. “Se te podía pegar algo de tú hermano”.
  6. Amenazarle, porque se sabe que son pocas las amenazas que se cumplen. “A este paso olvídate de tú regalo de comunión”, “te quedarás sin salir dos meses como sigas así”.
  7. Premios materiales, porque no ayudan a interiorizar el por qué tiene la responsabilidad de hacerlo, solo lo hacen por conseguir ese juguete, esa propina…

 

 

Esperamos que esta lectura os ayude en vuestra labor de padres y sobre todo a disfrutar de los hijos.

 

 

 

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El deporte está por encima de razas y religiones

Os dejo mi artículo para Mundo Fútbol Base en el que se tratan aspectos y valores tan importantes en el deporte como el respeto a la diversidad, la tolerancia, la igualdad en el deporte y la convivencia, que hay que inculcar a los más pequeños.

Pincha aquí

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Educar en el hábito de la lectura

Os dejo este artículo sobre el hábito de la lectura escrito junto a Patricia Ramírez Loeffler.

Educar en el Hábito de la lectura

 

Hablar de hábitos saludables es hablar de acciones que a base de repetirlas las conviertes en tu rutina y forma parte de tu filosofía de vida. Crean el guion de tu día a día que determinará la historia de tu salud física y emocional a corto y largo plazo. Una buena alimentación, realizar ejercicio, tener y saber disfrutar del tiempo de ocio son algunas rutinas mental y físicamente sanas. Ocio es distracción, diversión, alegría, esparcimiento, juego… Hoy en día, en la llamada era digital, la televisión y su variedad de canales, programas y nuevas series, el ordenador, la consola y los infinitos videojuegos forman parte del tiempo de ocio de vuestros hijos. Se convierten en protagonistas en sus vidas. Los niños pasan una media de entre tres y cinco horas, cuando lo recomendable es una o dos según la edad. Este hábito quita tiempo para otras actividades necesarias y enriquecedoras como es la LECTURA. Porque leer es apostar e invertir en cultura, rapidez lectora, mejora de la comprensión, incluso facilitar el proceso de aprendizaje.

Si tratas de educar a tu hijo para que lea, porque sí, porque lo dicen en el cole o porque existen libros obligados, estarás asociando la lectura a algo negativo. Si como padres no educáis en el hábito de la lectura desde otra perspectiva es muy difícil que haya espacio para los libros, para la creatividad y para los beneficios que aporta. El objetivo no es apartarles de la realidad audiovisual en la que viven, sino que se eduquen desde pequeños en la compatibilidad y no excusión de estas diferentes actividades.

¡Adelante con la misión! Consiste en que iniciéis y fomentéis las costumbres en relación al uso que vuestros hijos hacen de la tecnología. Y con ello evitar el mal uso o abuso de la misma, que dificulta e impide otras actividades de ocio y tiempo libre como la lectura. Desde muy pequeñitos se les puede ayudar a elegir libros, fomentar el espíritu crítico, diferenciar realidad y ficción, enseñar a establecer los tiempos para las diferentes actividades y el uso de los libros como complemento a lo que se ve en la televisión.

En muchas ocasiones desde niños tras un enfado o algo mal hecho los padres ordenáis que vayan a su cuarto castigados y se pongan a leer. De este modo los niños aprenden que la lectura se obliga y se ordena en los momentos negativos. Nunca hay que usar la lectura como un castigo.

Desde niños podéis sugerir en familia espacios para la lectura, igual que decidís dar una vuelta en bici, ir al parque o hacer una excusión. Lo importante es que lo vivan con naturalidad, sin sentirse forzados, que sintáis que se disfruta del ambiente de la lectura, que sea algo apetecible y que les emocione. Podéis leer antes un capítulo con el fin de promover debates y comentarios al respecto, lo mismo que realizáis con las series, deportes o documentales. Ellos son los que tienen que elegir su libro o el libro a ellos, bajo supervisión, sí, pero no el que te guste a ti. Respeta que a tu hijo no le guste el mismo libro que a ti. Tu hijo no eres tú.

Es importante también que seáis flexibles y decidan en qué horario quieren leer, imponer no facilitará que lo hagan. Y esto implica la opción de lectura digital por ordenador, en ebooks, en los móviles… donde se desarrollan otras capacidades. Porque la información hoy en día tiene varios formatos. Lo mismo ocurre con el lugar dónde se practique, se puede leer en una mesa bien sentados con atril, pero también tumbados, en el sofá, en la alfombra, en el césped, en el parque, en la playa, en el coche…

Tenéis que transmitir la lectura como hábito saludable por sus virtudes para la salud física y emocional, y no focalizar la lectura solo como beneficio académico y aprendizaje. Que los niños vayan comprendiendo los diferentes beneficios, facilitará su práctica:
Reduce el estrés a cualquier edad. A los 6 minutos de inmersión lectora la tensión muscular y el ritmo cardíaco disminuyen, porque disuelve las preocupaciones como cualquier acto creativo, pintar, escribir una historia…
• Leer antes de dormir ayuda a conciliar mejor el sueño. Así que es conveniente para la rutina de higiene del sueño.
• A la larga, según un estudio publicado en USA Today, las personas con hábito a la lectura tienen menos riesgo de enfermedad de Alzheimer. El cerebro se beneficia de la lectura y con él la memoria, ya que al mantenerse activo se fortalecen las conexiones cerebrales aumentando la reserva cognitiva. Lo que ayuda al retardo de las enfermedades neurodegenerativas.
• Leer aumenta la capacidad de respuesta porque obliga a al cerebro a pensar, lo activa y relaciona conceptos.
• Leer potencia la empatía, leer historias implica vivir emociones de otras personas. Su práctica facilitará la habilidad de intuir los estados emocionales de las personas en la vida real.
Despierta la curiosidad y ayuda a las relaciones sociales, porque aporta nuevos temas de conversación que hace más interesantes a las personas.

Hay que fomentar el libro como un objeto familiar, como una prolongación del niño, como un “amigo”, no como un objeto de decoración. Se puede manosear, doblar, subrayar, tiene que hacerse nuestro. No hay porque dejarlo intacto como un cuadro. No pasa nada porque se manche con el verde de la hierba o con una gota de zumo…

Dar ejemplo es la mejor herramienta que les podéis ofrecer. Si ven que disfrutáis, será más fácil que quieran compartir esa curiosidad y el intercambio de ideas.

Igual que vas al parque, ve a una librería infantil, a una biblioteca, que miren libros, que lean un ratito y que vean que acercarse a los libros no son horas de riñas para aprender a leer. No relaciones la lectura con esas frases incansables de “hijo repite que lo has dicho mal…hijo repite que lo has entonado mal…” porque esto agota a cualquiera, y les aleja de los libros. Acelerar los procesos formativos no es bueno. Quizás así aprendan rápido a leer pero ¿de qué les sirve si luego no leen?

Razones científicas para leer más.

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Yo era el capitán de mi equipo

En un equipo todos juegan un papel importante y decisivo que determina el trascurso de la temporada. Pero si hay una figura relevante es el capitán del equipo. Supone ser el alma, ser el líder. Ser capitán exige a nivel psicológico y emocional unas cualidades que no todos los jugadores de un equipo tienen. Puede ser el jugador más veterano, el líder nato o el más relevante deportivamente pero es el “elegido”. Lo que conlleva una gran responsabilidad.
Es un papel que todo capitán vive y siente con orgullo que recordará siempre.
Ser capitán nunca pasa desapercibido en la vida de un deportista.
Para ser un buen capitán:
1. Tienes que ser el ejemplo a seguir, el referente en conducta y actitud: No puedes fomentar en el resto lo que tú no cumples.
Sé puntual en los entrenamientos y encuentros. Entrena al máximo y atiende al entrenador en sus explicaciones. Comunica si no asistes a un entrenamiento. Las críticas a tus compañeros siempre constructivas y a la cara. Sé responsable con el material y las instalaciones del club. Da ejemplo de vida sana.
2. Tienes que ser la máquina de generar valores en tu equipo: Fomenta el respeto, la comunicación, la actitud, el esfuerzo como única forma de ganar tus retos, la valentía, saber sobreponerse ante la adversidad, el juego limpio, el espíritu de lucha y sacrificio…
De esta forma dejarás huella imborrable en tus compañeros.
3. Diriges el timón del barco: tus habilidades de comunicación son fundamentales. Comunícate durante el juego, corrige las posiciones de tus compañeros fomentando la atención en su juego individual para ayudar al juego colectivo.
4. Conoce a tus compañeros como personas: como deportistas ya los conoces: Esto te permitirá explorar su lado “psicológico”. Sabrás como hablar, motivar, entender ciertas situaciones reacciones e incluso adelantarte a ellas, apoyar y buscar soluciones junto al entrenador. Fomenta el tú a tú.
5. Educación y respeto son las únicas armas para hablar con el árbitro: evitas que el resto de compañeros se enzarcen en discusiones que suelen acabar en tarjeta. Estas actuaciones no benefician al trascurso del encuentro.
6. Transmite calma y firmeza ante una discusión entre jugadores: Demostrar control es lo que necesitan tus compañeros. Aquí más que nunca haz uso de tu Inteligencia Emocional. No permitas que se produzcan hechos de los que el equipo se va a arrepentir. Las expulsiones dejan en desventaja a los equipos.
7. Tu atención está dividida entre el campo y el entrenador: Transmite las directrices al jugador que corresponda. En estos momentos eres el puente entre vuestro entrenador y el resto del equipo.
8. Observa y analiza a tu equipo: con “gafas” objetivas, tu visión será importante para el análisis posterior del juego y así subsanar errores o reforzar buenas actuaciones.
9. Motiva y tira del carro: ante la duda, la desesperación o los fallos de tus compañeros. Alienta al que falla un tiro, al que pierde el balón, al que da un mal pase. No permitas recriminaciones entre compañeros. Mantén vivo al equipo que no bajen la guardia. No lo olvides, eres la gasolina en tu equipo.
10. Entrenador y capitán unidos en los buenos y malos momentos: Si no compartes alguna decisión nunca discutas delante de tus compañeros, los incitas a que se posicionen. Busca el momento y lugar, fomenta el diálogo y llegareis a un acuerdo porque no olvides que compartes objetivos, metas, retos y eso está por encima de un malentendido o una decisión incorrecta. Nunca lo olvides, “hablando se entiende la gente” y en el deporte también.
Disfruta y trabaja para sentirte orgulloso de ser el capitán de tu equipo.

Web publicado:

Fúbol en positivo

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¡Maldita y bendita motivación!

Os dejo mi primera colaboración en El Huffington Post junto a Patricia Ramirez Loeffler sobre la motivación necesaria en nuestro día a día.

 

 

¡Maldita y Bendita motivación!

La queremos siempre a nuestro lado y a veces no sabemos cómo conseguirla. La motivación es la fuerza interior que predispone y arrastra hacia un objetivo. Es ese estado interno que te activa, guía y mantiene para que llegues a tus metas. Hace que persistas en ciertas acciones, es tu combustible, tú muelle cada mañana, lo que te da energías y fuerzas para mantenerte en tu propósito. Nos da igual de donde venga pero la queremos y la necesitamos para conseguir lo que nos proponemos.

“Tanto si crees que puedes como si crees que no, tiene razón” ya apuntó Henry Ford.

Las expectativas condicionan la forma de comportarse y esto es extrapolable a cualquier faceta de la vida diaria. Y aquellos que piensan que es posible conseguir un objetivo, invierten más esfuerzo en lograrlo.

Necesitas motivación cuando te enfrentas a cualquier desafío,  en tu vida diaria como dejar de fumar, adelgazar, leer, salir más, buscar pareja, trabajo o deportiva como puede ser apuntarte a un gimnasio, correr más, aumentar el número de series de un ejercicio, entrenar más y mejor, no faltar a los entrenamientos. La clave es que la emoción que sientas por desarrollarla sea mayor que el esfuerzo que requiere. La necesitamos antes y durante. Al final solo estarás tú y tus circunstancias, así que más vale que vayas preparado con tu kit de supervivencia motivacional.

La motivación pasa por diferentes fases. Al principio se fantasea con la idea de conseguir esa meta, analizar los beneficios, los logros que implicará. Para después pasar a la acción y día a día trabajar para conseguir ese reto. Ante un mismo reto las motivaciones no son iguales para todos, lo que motiva a unos no motiva a otros. Lo mismo ocurre con la persistencia, que no todos la desarrollan igual. La motivación es algo tan dinámico, que tienes que aprender a relacionarte con ella, aquí está la clave. No esperes un nivel estable, porque la motivación no juega con esa regla.

A continuación te presentamos unos puntos de los que se alimenta la motivación, así que a por ellos. Podrás aumentar tu motivación, y lo más importante, disfrutar del camino que recorres hasta que llegas a conseguir lo que te propones. Piensa que la motivación hay que trabajarla, así que de ti depende que te acompañe en tus desafíos:

Date tiempo para elegir tu objetivo: Las prisas no son buenas consejeras, sin prisa pero sin pausa. Anota aquellos objetivos que sean específicos, medibles, alcanzables, realistas y acotados en el tiempo. Trabajar en un objetivo con estas características te dará mayor seguridad para poder empezar.

Conócete a ti mismo: Analiza tus puntos fuertes y tus debilidades para trabajar y poner soluciones. Se trata de adelantarte a ciertas situaciones y escribir la historia a tu manera. Te dará sensación de control, tú eres el que diriges. ¿Qué quieres que ocurra, cómo quieres comportarte, pensar y sentir? Si tu cerebro se prepara para ello de forma exitosa, aumentas la probabilidad de conseguirlo.

Decide un plan de acción: Centrándote en pequeños logros que debes celebrar. Deben estar por escrito, es la mejor manera de que el cerebro se comprometa aún más con el objetivo. Céntrate más en lo que llevas conseguido que en lo que te queda, y sobre, todo, en el presente: en este momento y no en lo que todavía no has conseguido. De este modo no se dispara la alarma de la ansiedad.

 

No desaproveches tu energía física o mental: en personas, cosas, situaciones que te alejan o te dejan en el camino. No olvides que lo que no suma, resta. No te quejes, no rumies porque no solucionas nada. La conducta victimista, además de aportarte pocas soluciones, te deja fuera de juego la mayoría de las veces. En este caso “quien no llora no mama” no es una solución. Recuerda que estás superándote a ti mismo.

Esfuerzo: Luchar por conseguir algo implica un gran esfuerzo a diferentes niveles. Es parte del proceso. Nadie dijo que fuera fácil. No pretendas conseguir algo sin esforzarte.

Refresca tu objetivo en los malos momentos: Háblale a tu mente de tu objetivo y hazlo en positivo, lo que quieres, por lo que estas luchando y sacrificándote. Te posiciona de nuevo. Toma las dificultades como retos que te quieren poner a prueba y saber si lo que decías que querías, realmente lo quieres.

Sí o sí, actúa: No esperes a tener ganas para hacer algo. Hazlo y ya está, es lo que hay. Si esperas a tener ganas, dejarás de hacer muchas cosas en tu vida. En la mayoría de las ocasiones aparece la motivación cuando haces las cosas. Todos hemos vivido ese momento de “no fue para tanto, y al principio no quería, no tenía ganas o no me sentía capaz…”. Rompe con esa idea. Hay que ponerse a ello y cuanto antes empieces antes disfrutarás del proceso y de lo que consigues.

Visualiza tu objetivo: Tu mente se familiarizará con ello y sus consecuencias. Así estarás más predispuesto a seguir. El cerebro no distingue entre lo real y lo imaginado. Visualiza e imagínate tu objetivo, tus logros, sus etapas. Tu mente, tu cuerpo y tú disfrutaréis de las sensaciones y emociones y aumentará la adherencia.

Aprovecha esos días que estás a tope: hay días en que te sientes con más energía, más alegre esos días que “te comes el mundo”, no los desaproveches, ese día dedícalo a lo que más te cuesta, a lo que no piensas que no puedes hacer. Demuéstrate que a veces es solo cuestión de saber elegir el momento.

Rodéate de optimismo: Las personas tenemos un gran poder de contagiar, ya sea pesimismo u optimismo. Tú eliges de qué quieres impregnarte. Habla con tu gente de tu objetivo, de tu meta, de tu ilusión. No seas hermético. Comenta tus vivencias, lo que te ayuda, lo que vas consiguiendo, lo que te cuesta porque todo aporta y sirve para conseguir lo que te has propuesto. De todo esto se alimenta parte de la motivación que necesitas. Así que lo que depende de ti te lo tienes que trabajar tú, porque nadie lo hará por ti.

Cuando en la vida consigues tus retos, aumentas el nivel de autoeficacia y estás preparado para asumir nuevos retos. Esta es la clave.

Si tienes ganas de tirar la toalla, si sientes que no lo consigues, ¡espera! Analiza los pasos descritos porque puede que en alguno hayas fallado, reorganiza y comienza. No fracasaste, solo estabas entrenando. Así que a seguir con esfuerzo y optimismo, y sobretodo disfrutando del proceso.

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Cómo minimizar las conductas celosas entre hermanos

Os dejo el artículo del Heraldo de Aragón sección escolar del 26 de febreo de 2014.

En él reflexiono y doy pautas para detectar, comprender y saber qué poder hacer para minimizar las conductas celosas entre hermanos.

Como minimizar las conductas celosas entre hermanos EDUCACION EMOCIONAL 26F

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Definir objetivos nos acerca al éxito

Artículo junto a Patricia Ramírez para OKPatines.

Si quieres alcanzar tu sueño, necesitas saber dónde tienes que llegar. La falta de planificación en muchas ocasiones es el origen de que nuestros deseos no se hagan realidad. Es vital diseñar nuestro plan, detallar qué se quiere conseguir. Todo lo que planificas aumenta la probabilidad de alcanzar el éxito. Se trata de tener bajo control lo que sí es controlable. Cuanto más claro tenga tu mente dónde quiere llegar, antes lo hará.

Trabaja tus objetivos para que sean SMART+
1. S Specific – eSpecíficos: que sean lo más concretos posible no vale “entrenar más y mejor”, sino analizar en qué me voy a comprometer para poder alcanzarlo. Evita que tu mente se disperse y piense de forma vaga. Para ello, redacta tu objetivo de forma específica en relación a cualquier aspecto técnico, táctico, físico o psicológico.

Por ejemplo: “cuando me encuentre cansado en el entrenamiento de hoy llevaré mi pensamiento a la satisfacción que siento cuando soy capaz de acabar lo que me propongo”.
Especifica para que sean claros en el qué, dónde, cuándo y cómo.

2. M Measurable – Medibles: si los objetivos son medibles podremos comparar con lo que nos hemos propuesto, seguir o reajustar objetivos. El tiempo, el número de sesiones, vueltas, abdominales, ejercicios de concentración, sesiones de relajación…. son medibles. No podemos quedarnos con percepciones subjetivas de lo que hacemos tipo: “sí, creo que voy mejor”, “sí, entreno más”… ¿qué es entrenar mejor? ¿qué es entrenar más?

3. A Achievable – Alcanzables: Redacta el objetivo de tal forma que dependa de ti, a pesar de que entrenes en equipo. Si tu objetivo depende de otros y el resto no está comprometido, puede que te cueste más alcanzarlo. En estos casos o se trabaja el compromiso grupal o hay que cambiar el objetivo. Concéntrate en objetivos individuales que dependan de ti. El esfuerzo, las series, el tiempo de cada carrera, las piruetas, mejorar tu técnica, etc.

4. R Realist – Reales: Ambiciosos que requieran esfuerzo y mantengan la motivación despierta pero acorde con tus posibilidades. Se trata de redactar objetivos que ni frustren ni aburran. A medida que vayas alcanzado lo propuesto, puedes ir incrementando el nivel de dificultad e intensidad. Cada consecución hará que te sientas más seguro y confiado y te sentirás capaz de ir a más. De este modo subes un nuevo escalón.

5. T Time-base – acotados en el Tiempo: establecer el plazo de tiempo en el que vas a trabajar y conseguir tus objetivos es fundamental. Así no serás vencido por la relajación y la postergación “bueno a la siguiente lo intento…”, “de este mes no pasa”. Postergar atenta contra tu motivación de forma directa, y a tu capacidad de lograr lo que nos proponemos.

6. Plus: No olvides que estén escritos en positivo. Estás acostumbrado a realizar frases con el No por delante “no fallar”, “no desconcentrarme”, “no mirar al público”, “no gesticular”… y está demostrado que la mente rinde más y mejor si le hablas en positivo “centra tu atención en…”, “colócate en posición…”.
Este es el tipo de objetivo que permite estar preparado, en estado de alerta y atento con los cinco sentidos.
¡Comienza! es lo que deseas, así que actúa. Hasta ahora fantaseas con la posibilidad, piensas en ello, te imaginas pero quizás no te sientas capaz. Toma papel y boli escribe tu objetivo SMART+ específico, medible, alcanzable, realista, acotado en el tiempo y con lenguaje positivo. Ya estás aumentando el compromiso, mantenlo en un lugar visible y ve a por él con perseverancia y compromiso.
Sigue con tu plan de acción, analiza las dificultades y adelántate a ellas, no permitas que te sorprendan. Es una forma de minimizar la dejadez y lo que pueda torpedear tu meta. Elabora soluciones que te aporten seguridad y confianza.
Y por último, visualízate en el proceso y en el final con todos los sentidos. Que tu mente se familiarice con el logro, porque no hay nada más motivante que sentirte orgulloso del éxito conseguido.
Esta forma de trabajar se convertirá en un hábito, crearás nuevos objetivos deportivos, personales y profesionales. Esto se llama “vivir creciendo”.
Pónselo claro a tu cerebro y actúa. Es una manera de empezar a avanzar.

Patricia Ramírez Loeffler

Psicóloga de la salud y el deporte

 

Yolanda Cuevas Ayneto

Psicóloga de la salud y el deporte

 

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Una figura fundamental: el árbitro

Os dejo mi colaboración en el artículo, Una figura fundamental: el árbitro  de Mundo Fútbol Base

Con diferentes profesionales entre ellos el Sindicato de árbitros, analizamos la importancia del papel educativo en el deporte de una figura tan necesaria como controvertida, el árbitro.

Agradezco también a Carlos Clos Gómez árbitro de Primera División, que me facilitara su opinión.

En el artículo Mundo Fútbol Base incorpora el enlace de mis 10 consejos para el árbitro de fútbol base.

 

10 pautas para ser un buen árbitro y formar a los jugadores: 

  1. No limites todo al conocimiento y aplicación del reglamento con el silbato. Entrénate y fórmate  en aspectos físicos, tácticos, técnicos. Trabajar tu auto-confianza te ayudará a actuar con decisión y rapidez. Todo contribuye a que actúes con seguridad y a ser justo.
  2. Fórmate en aspectos psicológicos y desarrolla tu inteligencia emocional. Te alejará de lo que los jugadores y el público llaman “actitudes desafiantes”. Evitarás hablar con tono y palabras amenazantes de las que puedas arrepentirte.
  3. Entrena  la comunicación no verbal,  jugará a tu favor. Aprende a controlar tus gestos y posturas, evitará que “se calienten”. El autocontrol es fundamental en este deporte.
  4. Aprovecha interrupciones para educar a los jóvenes jugadores y entrenadores en las normas y reglas del juego, y evitar el autoritarismo que no la autoridad.
  5. Aprende a gestionar los conflictos, la mayoría vienen por el intento de transgredir las normas, agresiones verbales y físicas  e intentar hacer trampas.
  6. Fomenta el buen ambiente, el disfrute de la práctica deportiva porque no está reñido con la competición.
  7. Trabaja la comunicación y el buen trabajo en equipo con el resto de compañeros.
  8. Muéstrate cercano, que los niños no te teman, primero  eres persona. Desde su primer encuentro ya contribuyes a la futura imagen del “árbitro”.
  9. Tú también puedes transmitir la pasión por el deporte que arbitras, y que no sientan los jugadores, entrenadores, público que estás al margen.
  10. Analiza, reflexiona y aprende de cada encuentro, con lo que has vivido y te han transmitido jugadores, entrenadores y compañeros. Cada partido tiene que servirte para aprender y avanzar. Y si tiene que haber fallos que sean nuevos.

niño y entrenador

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La importancia de la “comunicación no verbal” en el terreno de juego.

Os dejo el artículo publicado junto a Patricia Ramírez

El objetivo es que tomes conciencia y puedas entrenarte para controlar toda la información que das con tus gestos corporales y expresiones faciales.

Se habla de la comunicación como una de las bases para correcto desarrollo de todas las actividades, incluida la del deporte. La forma en cómo te comunicas dice mucho de ti y determina el comportamiento en relación a los demás.

 

Cuatro niveles de comunicación rodean a la práctica deportiva y es objetivo prioritario trabajarlos para que jueguen en equilibrio.

  1. La comunicación descendente: del entrenador con los jugadores.
  2. La comunicación ascendente: de los jugadores al entrenador.
  3. La comunicación horizontal: la que se establece entre jugadores.
  4. La comunicación del entrenador y los jugadores con el equipo contrario.

 

Además de estos cuatro niveles, que merecen un artículo por separado, la comunicación se divide en la verbal (lo que dices) y la no verbal (gestos y expresiones que realizas con tu cuerpo y cara que informan de cómo te sientes).

 

Todos recordáis esos descansos en vestuarios en los que analizáis y habláis del contrario “están nerviosos”, “están que no saben qué hacer”, “los veo perdidos”, “no pueden”, “están muertos”. Son datos que obtenemos a través de la comunicación no verbal y de cómo los jugadores se comportan en el terreno de juego. La comunicación no verbal es muy valiosa.

 

Y es que está demostrado que alrededor del 80% de lo que comunicamos en cualquier situación lo hacemos con la cara y los gestos, incluido el cuerpo, y el deporte no iba a ser la excepción. Puedes evitar hablar, hacer comentarios en el campo, morderte la lengua, pero si sientes frustración, rabia o duda, tu cara y tu cuerpo te delatan.  Tu cuerpo habla lo que tu boca calla. Siempre he dicho a mis jugadores, que cuanto más te agachas, más se te ve el culo. Así de claro. Así que intenta trabajar para mostrar tu lado más frío y menos transparente, cuanto menos pistas des a tu rival, mejor.

 

Y aquí es donde tienes que trabajar. ¿Por qué? Porque el  del equipo contrario te mira, te analiza y de allí saca conclusiones. La información que des a tu rival sobre tu estado emocional, le motiva, hace que se crezca y que te apriete más. Les da poder y la aprovechan para ir a por ti. Es lo mismo que tú haces cuando la situación cambia, así que contigo no iba a ser diferente. Todos hacemos estas interpretaciones cada día en cualquier situación con las personas que nos rodean. Leemos miradas, expresiones e interpretamos gestos.

 

En definitiva le estás ofreciendo en el campo tu catálogo de debilidades, le das a elegir entre “toma mi desesperación, mis nervios, mi decepción, mi falta de motivación, mi apatía, mi cansancio, o mi descontrol o mi falta de concentración… y aprovéchate, supérame y sigue avanzando. Con un poco más de esfuerzo por tu parte tú ganas”.  Y así es como el contrario alimenta su mente con  estas interpretaciones, dando un plus al resto de sus condiciones físicas, técnicas y tácticas.

 

Así que no se lo pongas fácil. No muestres cómo te sientes, el control emocional es clave. Pero no dejes esto para el día de los partidos. Empieza en los entrenamientos a practicar tu cara de “no siento nada”. Muchas veces no eres ni consciente de los gestos de tu cara y de esos brazos mirando al cielo buscando el perdón de no se sabe quién. Elige una cara, un gesto de indiferencia y ponlo en práctica cuando entrenas, así será mucho más fácil llevarlo a cabo en los partidos, incluso cuando cometes un error.  Trata que tu cara y tu cuerpo no hablen más de lo que deben.

 

Resetéate tras cada error, tras cada posible injusticia. Entrena para que la expresión de tu cara y tu cuerpo no permitan que el contrario tome el control, compita mejor y por tanto te supere.

QUE TU CUERPO Y TU CARA NO TE DELATEN.

Patricia Ramírez Loeffler

Psicóloga de la salud y el deporte

@patri_psicologa

 

Yolanda Cuevas Ayneto

Psicóloga de la salud  y el deporte

@YolandaCuAy

 

 

 

AlogoYC4 bis (1)

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