Yolanda Cuevas Ayneto

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Podcast: Método Jacobson de relajación

La relajación muscular progresiva es una técnica de tratamiento del estrés desarrollada por el médico Edmund Jacobson en 1920. Jacobson argumentaba que ya que la tensión muscular acompaña a la ansiedad, uno puede reducir la ansiedad aprendiendo a relajar la tensión muscular. Este cambio corporal envía información al cerebro de calma y relajación no compatible con la tensión.

Busca el momento del día, agéndalo, se trata de tu momento y de tu bienestar clave para tu día a día. Se comienza tumbado sobre una manta o esterilla, libre de interrupciones ya sean personas o tecnología, con ropa cómoda. Con ello no me refiero a deportiva si no que no prete la ropa ni lleve objetos como relojes, pulseras, zapatos, recogidos en el pelo…que incomoden durante la práctica.
Durante la practica se tensan y relajan diferentes grupos musculares de las extremidades superiores, cara, tronco y extremidades inferiores.
En este audio paso una sola vez por cada grupo muscular pero puedes hacerlo doble hasta que familiarices durante 20-30 minutos y después usar esta versión más reducida.

Una vez familiarizado con la práctica y los grupos musculares no hará falta el audio y en cualquier momento se puede realizar sin tener que estar tumbados. Es decir en diferentes posturas como sentado en cualquier lugar (asiento del coche, silla en el trabajo, en casa, grada en entorno deportivo, de pie…
Recuerda la práctica y con ello la repetición es la clave en el entrenamiento mental, psicológico.

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Mis primeros pasos Mindfulness

¿Te gustaría poder gestionar mejor tus emociones?, ¿aprender a ser menos reactivo con las situaciones y las personas?, ¿que tu cabeza descanse de esa mente de mono que salta de rama en rama, de pensamiento en pensamiento?. La práctica de mindfulness puede ayudarte.

Mindfulness es una capacidad que tenemos, pero que en la actualidad está desentrenada. Se trata de estar atentos a lo que sucede momento a momento, de manera intencionada, como si fuera la primera vez, es decir con mente de principiante, y sin dejarse llevar por los juicios.

Así que te propongo una serie de pautas para familiarizarte, entrenar o si ya conoces la práctica pero no practicas, comenzar:

  1. Es necesario practicar cada día para construir el hábito “mindfulness” y generar bienestar. No es un flotador al que recurrir en momentos de emergencia. El cerebro necesita familiarizarse de nuevo con esta habilidad perdida, en tiempos de piloto automático. Se sabe que con la práctica regular ciertos momentos de emergencia van desapareciendo porque aprendes a estar con lo que te rodea de una forma diferente, pensamientos, emociones, personas… y ante situaciones difíciles imprevistas la habilidad entrenada nos permite sostener la experiencia de una forma diferente, no reactiva, que fomenta la regulación. Una inyección directa a la resiliencia.
  2. Pónselo fácil, y más si te estás iniciando. Busca el lugar adecuado sin ruidos, que no te molesten, silencia el móvil, avisa a los tuyos de que necesitas ese momento, ponte una alarma con el tiempo que quieres destinar… Siéntate en una silla, apoya ambos pies en el suelo (si puedes descalzo para amplificar las sensaciones), espalda recta para ayudar a la atención y las manos sobre los muslos.
  3. Realiza 3 inspiraciones profundas. Cierra los ojos y observa tu postura, la posición de pies, piernas, muslos, caderas, columna, brazos, manos, cabeza. Conecta con tu propia respiración en el lugar más sentida, preferiblemente la nariz. Observa qué ocurre cuando paras “la máquina”. Siente el movimiento que produce la respiración en tu cuerpo. Nota el vientre como se eleva con cada inspiración, el sonido, el llenado de los pulmones, el roce por las fosas nasales…
  4. Durante 1 minuto…3 ó 5 según entrenamiento y situación siente el aire como entra y sale, calibra tu atención como si fuera la primera vez que tomas conciencia de tu propia respiración. Al inicio puede ayudarte la guía 1/1 2/2 …con cada inspiración (1) y exhalación (2) hasta 10/10. Con curiosidad explora tu respiración y quizás descubras que se despliega en 4 tiempos. La pausa de la inspiración antes de iniciarse la exhalación y la pausa de la exhalación antes de iniciarse una nueva inspiración y con ella un nuevo ciclo en la respiración.
  5. No te dejes llevar por tus juicios. “Me gusta”, “qué horror”, “no me gusta”, “me voy”, ”qué difícil” “esto no es para mí”, “podría haber hecho llamadas en este tiempo” “aún me pone más nervios” Cada vez que te vas a tus pensamientos y te das cuenta, ya estás de nuevo en el presente. Así que das las gracias y con amabilidad vuelves a posar tu atención a la respiración. Así se entrena la capacidad.
  6. Valora tu decisión. Cuando suene la alarma o decidas parar, valora darte este tiempo de autocuidado, de regulación y conexión. Conectando con que este es el camino a seguir cada día.
  7. Día a día acompaña con las llamadas prácticas informales. Lavarte las manos, comer una fruta…como si fuera la primera vez con todos los sentidos. Con la primera opción sería estar con el olor del jabón, la textura, las burbujas, la temperatura del agua, el movimiento de tus manos.

Así entrenas a tu cerebro en la capacidad de estar más presente porque lo inundas de la experiencia. Esto impide que te vayas a otros tipos de pensamientos, de pasado o futuro que fomentan el malestar.

Mis iniciativa Mindfulness AQUÍ

Aplicaciones para iniciarte o entrenar mindfulness desde móviles AQUÍ

 

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Testimonios del Programa Minfulness MBSR 8 semanas

He creado este espacio para compartir las experiencias de personas que han realizado el Programa de Entrenamiento MBSR de 8 semanas. Quizá ayude a otras personas a introducirse en el mundo Mindfulness.

Día de Retiro 22.10.16
Día de Retiro 22.10.16

Ares Zamora MBSR 2016
Hay gente que cree que el mindfulness es una “moda”, pero puedo asegurar que tras hacer el entrenamiento MBSR con Yolanda no sólo tienes clarísimo que NO lo es, sino que sabes que te llevas a un compañero de vida para siempre. A nivel personal empecé el programa con mucha ilusión, curiosidad e interés y tras la experiencia, la verdad es que lo volvería a escoger mil veces. La calidez del grupo, el aprendizaje que vas realizando semana a semana, el ver tu evolución y el contar siempre con el apoyo incondicional de Yolanda, hacen que este programa sea único e irrepetible. Yo os animo de corazón a que paréis un momento el reloj, bajéis de este mundo que parece que va a contrarreloj y os regaléis el arte de vivir la vida plenamente. Agradezco mucho esta oportunidad de poder compartir con vosotros mi experiencia ya que, la que se ha convertido en mi nueva filosofía de vida, puede convertirse también en la tuya 🙂

Añado entrada en la Revista Okbienestar  Y tú, ¿cueces o enriqueces?
Natalalia Val MBSR 2016
El programa MBSR me permitió tener las herramientas necesarias para insertar mindfulness en mi vida diaria. Su desarrollo principalmente práctico, es realmente útil para aprender a integrar las técnicas correctamente. Además, cuentas con el soporte teórico que te permite continuar repasando y retomar el programa cuando quieras una vez finalizado. Y qué decir de Yolanda, una gran profesional, su experiencia como psicóloga es muy valiosa a la hora de enriquecer un programa en el que trabajas la mejora del manejo de las emociones, tan implicadas y necesarias en el control y reducción del estrés. En definitiva, un programa necesario para mejorar la calidad de vida, la inteligencia emocional y el autoconocimiento.

Myriam Per 2017 marzo

Acabo de terminar el curso MSBR. Después de estas ocho semanas noto cambios importantes. Duermo mejor,  tengo más energía y sobre todo, la sensación de que soy consciente y disfruto de los pequeños placeres que la vida me ofrece cada día. Gracias Yolanda. Seguiré practicando.

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Ansiedad en mis pensamientos, en mis sensaciones y en mis emociones.

Por lo general, se tiende a pensar que las enfermedades psicológicas sólo causan tristeza, llanto, sentimientos de inferioridad y otros síntomas que no tienen que ver con el cuerpo, sin embargo, esta idea es errónea. Nuestros emociones influyen en nuestro cuerpo, al igual que éste influye en nuestras emociones.
La relación de la mente sobre el cuerpo es bien clara. Del mismo modo que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan temor, miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos provocan síntomas físicos.

A menudo los médicos tratan con fármacos a estos pacientes adminstrándoles ansiolíticos, pero al cabo de un tiempo éstos vuelven con el mismo problema sin resolver o con otros síntomas diferentes. Así pues, al final el médico deriva a este tipo de pacientes al psicólogo alegando que todo es una cuestión de “nervios”.

Las personas que se encuentran en esta situación, frecuentemente, no creen tener un problema psicológico, y continúan acudiendo de médico en médico para encontrar una respuesta física. Sin embargo, cuando se indaga un poco en su rutina diaria, éstas personas tienden a darse cuenta de que hay algo en sus vidas que les crea malestar o ansiedad. No se trata de tener un trauma infantil ni nada por el estilo, simplemente, hay ocasiones en las que algo nos supera y no sabemos cómo hacerle frente o bien llevamos un ritmo de vida demasiado acelerado como para que nuestro cuerpo no se resienta.
Además, ante un dolor o una molestia física, lo primero que tendemos a pensar es que padecemos alguna enfermedad física, sin embargo, la gran mayoría de las veces no es así. La salud no es el silencio del cuerpo, y no todos los síntomas o molestias son resultado de una enfermedad física.

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La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha demostrado que éste puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad. Del mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.

Un 25% de las molestias físicas que podemos sentir se deben a causas psicológicas. En este punto es donde se encuentran las enfermedades psicosomáticas.

Sintomas somáticos de la ansiedad más frecuentes:
Dolor de espalda, 71%
Mareos, vértigos, 65%
Dolor en extremidades, 60%
Gases en el estómago, 52%
Dificultad al respirar, 50%
Palpitaciones, taquicardia, 49%
Dolor en articulaciones, 45%
Dolor en el pecho, 44%
Náuseas, 43%

-En el sistema nervioso pueden provocar dolores de cabeza, mareos, vértigos, desmayos, hormigueos, parálisis musculares, etc.
-En nuestros sentidos pueden llegar a provocarnos ceguera, visión doble, afonía, etc.
-En el sistema circulatorio producen palpitaciones y taquicardias.
-En el sistema respiratorio pueden causar sensación de ahogo, dolor u opresión en el pecho, etc.-
-En el sistema digestivo pueden producir sequedad de boca, sensación de atragantamiento, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea, etc.
-En el sistema osteomuscular es común que provoquen tensión muscular, dolor muscular, cansancio, etc.

Muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el estrés. Entre ellas encontramos: la hipertensión, distintas enfermedades coronarias, el asma, la gripe, el cáncer, el hiper y el hipotiroidismo, las úlceras de estómago, el síndrome del intestino irritable, Cefaleas, el dolor crónico, contracturas musculares, impotencia, etc.

Tras observar que la depresión, la ansiedad y el estrés, entre otros, son factores que influyen tanto el origen, el mantenimiento y la evolución de distintas patologías físicas, es más fácil comprender la influencia de nuestra mente sobre nuestro cuerpo y el papel del psicólogo en nuestras molestias físicas.

Fuente: Marta Miguel 2006 adaptada

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¿Conoces el mindfulness…? ¿Mind qué?

Técnicas de respiración, una forma de relajarte.

Esa estresada-mente.

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Ciberbullying: el nuevo acoso escolar que se puede prevenir.

Nuevo artículo par la Fundació Roger Torné.

Aquí

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Educar en Internet a los niños para evitar casos de acoso escolar y bullying. Foro Bullying y Deporte de Ertheo

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¿Cuánto pesa un vaso de agua? ¿Cuánto pesa un problema?

Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, preguntó:

– “¿Cuánto pesa este vaso?”
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo.
Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.
El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve.

Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada.
Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”

Hay que aprender a soltar los vasos…AlogoYC4 bis (2) - copia

Enlaces de interésvaso

Sí, voy al psicólogo.

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Date un respiro.

DATE UN RESPIRO

Los psicólogos fomentamos, difundimos y enseñamos la importancia y la práctica de la respiración. El objetivo es entender que es una de las herramientas principales para suavizar, parar y anular los efectos de la ansiedad ante las amenazas. Amenazas que en ocasiones son irreales, temores infundados o aprendidos que nos limitan en diferentes ámbitos como el laboral, el social, el familiar o el deportivo. Esas amenazas, miedos van ganando terreno, te paralizan como de un peligro real de vida o muerte se tratara. Limita tu día a día creando situaciones insostenibles física y mentalmente carcomiendo tu bienestar y calidad de vida.
No nos referimos a la respiración común a todos los humanos y animales como proceso fisiológico, el simple hecho de meter y sacar aire, sino a un proceso más complejo que se domina con el entrenamiento. Una nueva respiración, mediadora entre el cuerpo y la mente. Decimos que hay que aprender a respirar, que hay que saber respirar, que respirar crea otros pensamientos, otras emociones y otras conductas desde el equilibrio que genera y transmite.
Sabes que si sufres estrés, ansiedad el propio proceso respiratorio, rápido, agitado y entrecortado obliga a respiraciones poco profundas, se hiperventila y envía señales al cerebro. Estas son interpretadas como “algo grave va a suceder” y prepara todos los mecanismos para la huida o evitación. En ese momento te sientes asustado, nervioso o enfadado…un cambio de respiración produce un cambio en tu forma de estar. Es incompatible respirar de forma consciente y pausada y estar angustiado y tenso.
Si ese tipo de respiración se convierte en la norma, porque sufres un estrés mantenido, lo que ocurre es que:
-Se deteriora tu sistema nervioso e inmunológico y serás más vulnerable a ciertas enfermedades.
-La regeneración celular se enlentece así que envejeces antes.
-Te sientes cansado por falta de oxigenación.
-Fuerzas la máquina, al introducir menos oxígeno tu corazón tiene que esforzarse más para repartir el oxígeno, la sangre fluye más lenta, como resultado de que tu capacidad pulmonar no está a pleno rendimiento.
-Empiezas a pensar mal. Tu cerebro es la parte de ti que más oxígeno necesita, si le falta comienza a generar pensamientos negativos, o depresión. La actividad mental y cerebral empeora e influye en tu estado de ánimo.
Toda una revolución en cadena que se corta con cambiar la forma de respiración. Esas nuevas respiraciones te permiten ganar el primer asalto. Estas nuevas respiraciones son “la mano que mece” el exceso de ansiedad, miedos, nervios, tensiones… que quieren despertar cuando no es su hora.
¿Basta con conocerlas y aplicarlas cuando las necesite?
Hay que tener en cuenta que conocer las técnicas no implica que las domines. El cerebro necesita que las entrenes, que las pongas en práctica, que te sientas seguro, que controles, que se creen huellas emocionales, las llamadas anclas, en momentos relajados. Hay que empezar por practicarlas en diferentes momentos del día. Que sepas que su efecto es inmediato y cuantas más veces las hagas mejor. Estamos delante de un nuevo reto, crear un nuevo hábito. De este modo cuando adviertes que “la cosa se pone fea” puedas desde la seguridad de la experiencia poner en práctica las diferentes técnicas.
¿Solo sirven si tienes ataques de ansiedad?
Conocer y dominar los diferentes tipos de respiración es un tesoro que todo el mundo tiene que poseer. Da igual la edad, tu trabajo o posición social en todos hay situaciones que producen estrés. Ya se dan a conocer desde niños porque son una gran herramienta que te acompaña de por vida. Un gran compañero de viaje para salir de tu zona de confort. Conectar con tu respiración aporta importantes beneficios desde la atención y concentración, base del mindfulness – atención plena, fomenta el autoconocimiento y la confianza en uno mismo, al control de situaciones producto de la ansiedad como discusiones y violencia. La respiración sería una tabla de salvación mental.
¿Cómo empezar?
Buscaremos esos lugares y momentos tranquilos a modo de refugio para sentar una buena base. Hay que darse y permitirse ese tiempo. Alejarlo de lo impuesto u obligado. Si no te acercas a la práctica de forma cariñosa aparecen tus resistencias. Póntelo fácil, apaga el móvil, regálate este momento. Comunica a los que te rodean que necesitas que no te interrumpan, pon un cartel en la puerta del cuarto donde vayas a empezar.
Empieza en tu casa, al levantarse, o antes de acostarse, en las pausas del almuerzo o la comida, antes de arrancar el coche…y poco a poco lo trasladas a otros escenarios un parque, en el autobús, en la cola de espera de un establecimiento, en el trabajo al iniciar la jornada, en una pausa o al finalizar como despedida… Como ves te lo pone fácil es algo “bueno, bonito y barato” no se puede pedir más solo te necesitas a ti mismo y unos diez minutos.
Para empezar…
-Ropa cómoda, descálzate.
-Quítate gafas, o gomas o peinados que aprieten o molesten al estar tumbados si eliges esta opción.
-Desconecta el móvil.
-Avisa a las personas que conviven contigo.
-Que la temperatura sea agradable para no pasar ni frío ni calor.
Recuerda que tu respiración desenreda tu mente. La respiración se amolda a nuestras circunstancias pero en ocasiones somos nosotros los que tenemos que amoldar la respiración para crear una nueva circunstancia.

En breves recopilaré diferentes tipos de respiración para que comiences a practicar. ¿Te animas?

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Vacaciones para descansar, vacaciones para desconectar.

Ya huele a mar, a montaña, a pueblos, a aeropuertos, huele a vacaciones. El deseo de muchas personas está por cumplirse o ya se está cumpliendo. Después de un año con el famoso estrés, de horarios, de obligaciones impuestas, creadas y un ir y venir llega la época de mayor descanso, en teoría. El calendario marca ¡vacaciones! esas x tachando días que producen una gran satisfacción. Esa época en la que habría que disfrutar de uno mismo, de nuestra pareja, hij@s, amig@s, de nuestros hobbies, de lo que nos apetece y en otros momentos no podemos hacer. Desde esa receta guardada, una manualidad, organizar plantas, leer ese libro que nada tiene que ver con los del trabajo, practicar un deporte e incluso ordenar trasteros y pintar habitaciones…de reencontrarte contigo mismo hasta disfrutar de no hacer nada. Aburrirse, permite conocerte, explorarte, ser creativo. Hay que disfrutar de hacer “no hacer nada” porque es beneficioso psicológicamente. Contemplarte a ti, a la naturaleza y todo lo que te rodea desarrollando la atención plena es un buen plan y barato.

Para algunos hay una semana por delante, para otros un mes pero todos parten con el mismo deseo y ganas de descansar y desconectar. Otra cosa es poder. La máquina física está tan acostumbrada a ir a máxima velocidad, y la mental pasa horas trabajando en modo multitarea que reducirla, equilibrarla, aquietarla de la noche a la mañana cuesta. Un viernes puede ser el último día de trabajo y en casa ya esperan con el maletero abierto. A la mente le cuesta adaptarse en ocasiones a este cambio tan brusco y lo que tendrían que ser unos días de relax, disfrute se convierten en agobio y no saber ni cómo ni por dónde empezar.

Por un lado surge la necesidad de seguir teniendo todo organizado, casi con agenda en mano y por otro tener horas en blanco, presionan la idea de estar perdiendo el tiempo.
Es importante saber qué prioridad tienes si descansar y/o desconectar. Las vacaciones son tuyas, moldéalas a tu gusto y necesidad. No tienes que visitar ciudades a salto de mata, no es obligatorio viajar a la otra punta. Tienes que pasar tú por las vacaciones y las vacaciones por ti…
Partir con expectativas idealizadas adelanta destinos llenos de frustración. Está bien emocionarse con ellas pero no en exceso.
La vacaciones no son el despacho, la empresa, el mostrador… deja de querer controlarlo todo, estás con tu familia, o con tus amigos déjate llevar y disfruta. Aprende a ser flexible porque te ayuda en momentos de cambio y las vacaciones son uno de ellos. Seguro que recuerdas esas vacaciones que salieron bien cosas que no estaban planeadas.
Olvídate de lo que tienes que hacer a la vuelta. La vuelta es futuro y solo estamos físicamente en el presente y es donde hay que estar también con la mente. El presente es el único escenario que permite actuar.
Demuéstrate con hechos que deseas, y necesitas estas vacaciones y que no llegue el final y digas “no me han cundido” o “vuelvo más cansado de lo que me fui”. Las vacaciones no fueron creadas para sufrir.
A la vuelta recuerda que las vacaciones son algo más que fotos. Reflexiona, escribe unas líneas y permítete conectar con el sentido que han tenido.

Para unas vacaciones 10
1. Deja todo apañado en el trabajo para no irte con malas sensaciones
2. Delega para evitar llamadas y despídete compartiendo las ganas que tienes de relajarte y desconectar.
3. Pierde el miedo a no ser imprescindible.
4. Decide el fin de tus vacaciones, descansar y/o desconectar.
5. Sé coherente y crea tus vacaciones según esas necesidades.
6. Déjate llevar, crear altas expectativas frustra las vacaciones.
7. Marca los tiempos de las redes sociales para no caer en ellas horas y horas.
8. Conecta contigo mism@ y no huyas o te disperses entre las actividades.
9. Fomenta la comunicación con tu pareja. hij@s y amig@s.
10. Disfruta de lo que haces, valóralo, vívelo, siéntelo, sumérgete para dejar de pensar qué vendrá mañana o a la vuelta.

 

Te deseo que el cartel de “cerrado por vacaciones” se cumpla física y mentalmente.

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Enlaces de interés:

Cadena Ser en el programa La ventana. 20.07.2017 http://play.cadenaser.com/audio/cadenaser_laventana_20170720_170000_180000/

Intervención en Aragón Radio (Aragón fin de semana con Carlos Espatolero) Estrés vacacional y gestión del tiempo de ocio. 1.08.2015 http://www.aragonradio.es/podcast/emision/127292/

¿Cuántas vacaciones necesitamos para desconectar de verdad?  05.07.2016 https://smoda.elpais.com/belleza/bienestar/cuantas-vacaciones-necesitamos-desconectar-verdad/

Cómo disfrutar de las vacaciones. https://www.vidacaixa.es/blog/como-disfrutar-de-las-vacaciones/

Vaciones con meditación. http://netdoctor.elespanol.com/noticia/beneficios-de-las-vacaciones-duran-al-menos-un-mes

Vacaciones más que un lujo una necesidad. http://www.abc.es/sociedad/abci-vacaciones-mas-lujo-necesidad-fisica-y-mental-201608090137_noticia.html

Beneficios de las vacaciones para trabajadores y empresas. http://www.uv.es/uvweb/master-prevencion-riesgos-laborales/es/blog/beneficios-vacaciones-empresas-trabajadores-1285959319425/GasetaRecerca.html?id=1285976737007

La ciencia de las vacaciones. http://www.elmundo.es/papel/todologia/2017/07/11/5963492ae2704e4a158b4586.html

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Esa estresada-mente

 

Oír hablar de estrés ya estresa de por sí a muchas personas.
El estrés se asocia al conjunto de múltiples y diferentes experiencias y cambios diversos que sufren las personas, de allí surge su complejidad. No todo estresa por igual, y las circunstancias por las que atraviesan las personas condicionan la experiencia y su interpretación. De hecho los síntomas varían y unas personas fuman más, a otros les duele la cabeza o están de mal humor, como vemos cambios fisicos, emocionales y/o conductuales a la carta.

El estrés es una respuesta, nuestro sistema nervioso reacciona a un suceso, situación o pensamiento que percibe como amenaza ya sea real o imaginada, física o psicológica. Es decir, a veces las percepciones e interpretaciones van en contra. El carácter, la salud física, la experiencia previa y la actitud influyen a la hora de percibir y mantener el estrés. La respuesta, sería ese mecanismo de lucha, huida o paralización. Para luchar o huir nuestro cuerpo muy inteligente segrega, al sentir miedo, adrenalina que posibilita que el cuerpo pueda enfrentarse a ese peligro directamente o huir.
En otras ocasiones la persona se bloquea o paraliza, permanece en modo “pause”.

Hubo un tiempo, ya remoto, que el miedo era garantía de supervivencia, pero hoy en día los estresores no son animales salvajes o venenosos, son reuniones laborales, relaciones familiares, problemas de pareja, entregas de informes, llamadas de teléfono, decenas de emails, etapas de cambio, expectativas muy altas, desempleo, problemas económicos, lesiones, enfermedades y un largo etcétera. No tienen cuatro patas, ni una gran boca con dientes, ni nos doblan en tamaño pero suponen una presión, un estrés que sin las habilidades necesarias de gestión personal acaban en muchos casos rompiendo la cuerda. Es decir llega un momento que se supera, y en ocasiones con creces, el máximo de tensión que se puede soportar sin sufrir física o psicológicamente.

Es importante saber que puede manifestarse en cualquier persona y a cualquier edad. Cada etapa de nuestra vida de niños hasta llegar a ser ancianos conlleva unas vivencias y circunstancias que según como se asuman pueden provocar estrés.
El estrés puede mostrar dos caras, la del estrés agudo o transitorio y la del estrés crónico, y cualquiera de ellos puede ser anticipatorio. Hay personas que no se conforman con lo que realmente sucede, independientemente de su interpretación, sino que anticipan situaciones y sufren gratuitamente de antemano. Y en ocasiones esta manera de “ser y estar” se ha confundido con el famoso “es que es muy responsable y por eso se preocupa tanto”. Se sabe que la clave está en ocuparse más de todo lo que está en nuestra radio de acción y pre-ocuparse menos de todo lo que no depende de nosotros. Con la preocupación nada se puede hacer. Esto requiere entrenamiento, como todo.

Así que vivimos en modo alarma, preparados con el kit de supervivencia, listos para “atacar”. Y nuestro cuerpo se prepara, la glucosa y grasa se acumula en sangre, las endorfinas en vez de estar en la reserva pasan a la sangre para aguantar el malestar, el corazón va acelerado así que con más presión sanguínea, la sangre rica en oxígeno deja de ir al aparato digestivo porque si hay que huir no hay tiempo para comer así que para que se quieres sangre por esa zona, y tampoco en la piel por eso esas frases como “¡hijo que mala cara sacas!” ¡sí!, se refiere a paliducho o color luz de fluorescente, y por la misma razón se para el sistema reproductor, y por eso cuesta tanto quedarse embarazada si una está estresada/o. La sangre se necesita en el corazón, el principal centro de operaciones. El sistema inmunológico se va “de vacaciones” hasta nueva orden, las glándulas “al paro” y por eso se siente sequedad en la boca. Se respira aceleradamente y los pulmones absorben más oxígeno y se liberan más glóbulos rojos que transportan esa gran producción de oxígeno, los músculos rígidos como los de una estatua están preparados, y tanto calor que se acumula tiene que salir del cuerpo en forma de sudor para reducir ese volcán interior, sin olvidar que las pupilas se adaptan y el oído se vuelve fino para no perder detalle del peligro. ¡Solo de oír esta secuencia te dan ganas de echar a correr! El estrés lo dirige todo.

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Pero la triste realidad es que todo esto pasa para una entrevista de trabajo, un exámen, preparar una clase, organizar un viaje o cualquier situación según de quien se trate. En ocasiones hasta lo que a priori es algo para disfrutar se convierte en un calvario, curioso ¿no? Gracias que llega el momento en que nuestro sistema nervioso parasimpático viene a quitarle protagonismo y parar el “show” que ha montado el simpático. De simpático tiene poco a no ser que sea un peligro real de supervivencia que entonces sí lo querremos de nuestro lado. El sistema parasimpático se activa para que vuelva todo a la normalidad, libera acetilcolina una sustancia química que relaja el cuerpo. Ya se conoce que “tras la tempestad viene la calma”.
Pero cuando el proceso descrito no es la excepción sino la regla, es decir vivimos más en la tempestad que en la calma, el estrés se cronifica y los niveles de cortisol elevados sostenidos en el tiempo, liberados por el sistema simpático, debilitan el sistema inmunitario, las reservas de energía caen en picado, la memoria se debilita y comienza la colección de problemas psicológicos y emocionales. El cuerpo y la mente se desajustan y se ven afectados nuestras conductas, emociones y nuestra manera de pensar.
Signos psicológicos: se sufre inestabilidad emocional, ansiedad, pérdida de confianza, apatía, las relaciones empeoran, aparecen dificultades en la toma de decisiones, y en la capacidad de concentración y memoria…
Signos físicos: palpitaciones, temblores musculares, crisis de pánico, mareos, jaquecas, migrañas, dolores de espalda, mandíbula, unido a posibles problemas del sistema circulatorio, o gastrointestinales como la indigestión, úlceras o colon irritable, trastornos menstruales, orinar con frecuencia, problemas sexuales como la dificultad de erección, eyaculación precoz, disminución del deseo anorgasmia, alteraciones de la piel, como herpes, eczema o caída del cabello, dificultad para dormir, trastornos de larga duración como dolencias cardiacas, asma o alergias que suponen numerosas visitas al médico de cabecera.
Signos conductuales: hábitos nerviosos como comerse las uñas, morderse los labios, frotarse las manos, movimientos de pie, cambios de hábitos, en relación a la alimentación, al sueño, a las relaciones o al consumo de sustancias con la intención de relajarse u olvidar como el alcohol, tabaco u otras drogas, abandono personal, adicción al trabajo o absentismo etc…

Es hora de que escuches a tu cuerpo y sepas interpretarlo porque quizá te esté diciendo que no puede más. Conectar con tu cuerpo es el primer paso, recuerda que mente y cuerpo van de la mano unas veces son amigos y otras enemigos.
Nunca es tarde para aprender a relacionarte de otra manera con los sucesos de tu día a día. No es que tengas que pasar es que te ocupes en todo aquello que está en tu mano. Te aportará sensación de control y seguridad. Resetea y comenzamos con nuevos hábitos. ¿Sí?

Enlaces youtube de interés:

La receta del estrés parte 1

La receta del estrés parte 2

TED estrés

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¿Conoces el Mindfulness…? “¿Mind qué?”

Esta es una de las respuestas cuando psicólogos o profesionales relacionados con la salud realizamos a pacientes o conocidos.
A pesar de llevar en la tierra más de 2.500 años, provenir del mundo budista de Oriente, llamarse meditación, el famoso “Ohmmm” y la postura de levitación no ha facilitado su entendimiento por estos mundos de acá. El desconocimiento, una cultura tan diferente o ser “cerrado de mente” han hecho el resto. Para ello han tenido que surgir en Occidente estudios científicos que demostraran lo que en Oriente llevan miles de años beneficiándose.

A partir de entonces todo empieza a cambiar.
Jon Kabat-Zinn, referente a nivel mundial, ha sido el fundador y director de la Clínica para Reducción del Estrés y del Centro para la Atención Plena (Mindfulness) en la Medicina, el Cuidado de Salud, y la Sociedad en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Ser médico en nuestra cultura abre más puertas a la razón que ser monje. Ha sido la persona que acercó a Occidente la práctica y la introdujo al modelo médico. Su trabajo de desarrollo e investigación desde 1979 ha permitido comprobar sus beneficios en el ámbito más clínico relacionado con el dolor crónico y estrés. Pero esas investigaciones crecen como la espuma y refuerzan su potencial aunque no todo es mindfulness.
Mindfulness traducido al español como atención plena permite desarrollar la atención y la conciencia fomentando un efecto dominó que promueve cambios en otras áreas de nuestra propia vida y en relación con los demás.
La práctica consiste en prestar atención a lo que vemos, oímos, hacemos, pensamos, sentimos, a nuestras emociones, a todo los que nos rodea en el momento presente, de una forma especial, conscientemente, con intención y sin juzgar. Casi nada…Esta práctica es muy productiva porque te enseña a estar y ser. La atención es un músculo que se puede entrenar, y mindfulness sería un tipo de pesas.
Te permite relacionarte directamente con lo que te ocurre y conocerte de otro modo empezando por las emociones, el inicio de nuestra vida y de lo que parte todo. Cuando fuimos bebés las emociones permitieron comunicarnos con nuestra madre que satisfizo nuestras necesidades y seguir creciendo. Y ahora estamos en un mundo en el que…¿Cuántas veces has ido a buscar el coche a un parking y no recordabas la planta o la parcela?, te suena eso de ¿dónde habré dejado las llaves? siempre igual y alguien diciéndote ¡un día te dejarás la cabeza!, ¿Se te ha pasado tu parada cuando ibas en el metro o bus?, o ¿Lo esperabas y no te enteraste de su llegada?, ¿Has echado el doble de sal a la verdura que ibas a cocer?, ¿Has dudado si habías desconectado la plancha, la vitrocerámica, cerrado el coche, o la puerta de casa?, ¿Estás en la ducha y no sabes si es la segunda o tercera vez que te enjabonas el pelo?…y más que seguro que se te ocurren y quizá hasta te estás riendo por sentirte identificado pero en el fondo no es para reírse, tampoco diré para llorar pero sí para tomar conciencia y ver qué hacer. (anímate si quieres compartirlas)
¿Qué demuestra esta lista de preguntas?
A priori no las consideramos más que simples despistes que nos fastidian momentos de nuestro día a día pero demuestran que no estamos donde tenemos que estar, en el “aquí y ahora” de cada momento que vivimos. Que vivimos en modo pasado y futuro, aislándonos en nuestro ruido mental, recordando temas del pasado que nos han secuestrado emocionalmente o recordando temas que no se nos pueden olvidar para dentro de una hora, un día o una semana.

Nos alejamos de momentos en potencia, no estamos conectados con el momento, vivimos en la “superficie” de la vida. Un café con un amigo, un abrazo sentido, una conversación, un atardecer, un paseo, una tarea de nuestro trabajo, una actividad o la práctica deportiva… se está sin estar, es como estar en varios escenarios y al final esto cansa y mucho porque además uno ve y siente que no rinde, que da menos de lo que podría dar y no disfruta. Y para poner la puntilla esta manera de vivir la transmitimos por imitación a los más pequeños de la casa así que la plaga está asegurada si no nos ponemos manos a la obra.
La sociedad en la que vivimos empuja a vivir en modo “acelerado”. Siendo capaces de hacer muchas cosas, pero con una atención permanentemente dispersa y alejada de nuestro “yo” y este es el problema. Es estar a todo y en nada. Lo que ha sido adaptativo en situaciones puntuales para el mundo personal, social o laboral se ha fijado y se ha hecho hábito 24 horas y esto es desadaptativo. Y entonces el cuerpo comienza a “hablar” y aparece el estrés, ansiedad de tanto miedo al futuro, depresión de tanto pasado, problemas gastrointestinales, musculares, trastornos del sueño, dolores de cabeza, espalda… que impiden vivir, viviendo, es decir se malvive.
Desarrollar este tipo de atención focalizada disuelve los hábitos rumiativos y de preocupación relacionados con la depresión y la ansiedad. En definitiva a disminuir el agobio permanente de ese ir y venir de la mente en un mundo que nos desconcentra permanentemente… si queremos.

Mindfulness o atención plena aclara la mente y eso se refleja en todo, se disfruta más lo que se hace, con equilibrio aprendiendo a responder y no a reaccionar lo que implica gestión emocional necesaria en todos los ámbitos en los que nos relacionemos, sin excepción.
Ya sea en el mundo personal, laboral, sentimental, social, deportivo o en la educación acercar a pie de calle la práctica de mindfulness es lanzar un “salvavidas” a la tormenta emocional en el mar en el que viva cada uno.
Ahora ya no puedes decir ¿Mind… qué?

 

Jon Kabat-Zinn en Zaragoza. Aquí

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