Yolanda Cuevas Ayneto

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Morder no, pero solo castigar tampoco: el caso Luís Suárez.

Os dejamos el artículo escrito para la revista Fútbol Táctico junto a Patricia Ramírez sobre la reacción de Luis Suárez en el Mundial de Brasil 2014.

Morder no, pero castigar caso Luis Suarez tampoco

Os dejo también el enlace al escrito para la revista argentina Para ti.

Luís Suarez: morder, un problema psicológico que tiene solución

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La Psicología Deportiva en el deporte rey.

Os dejamos el artículo escrito para la revista Fútbol Táctico junto a Patricia Ramírez.

La Psicología Deportiva en el deporte rey

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Final de desempate: Copa de Rey 2014

Os dejamos el artículo sobre la Copa del Rey de 2014 publicado en la revista Fútbol Táctico junto con Patricia Ramírez.

Final del desempate Copa del Rey 2014

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Un tarde con el Alevín del Peñas Sariñena en IV Torneo Cuidad de Huesca.

El martes 17 de Junio de 2014 pude compartir la ilusión, ganas y entusiasmo de un grupo de niños de la Categoría Alevín del Peñas Sariñena.

Paso a paso, partido a partido había llegado el día de disputar la Final del IV Torneo Ciudad de Huesca casi sin darse cuenta.

Entre los jugadores mi primo Alfonso Magdalena y quise compatir y aportar desde mi profesión algo con ellos.

Sus caras al entrar al Alcoraz lo decían todo, no hacía falta que dijeran nada y con asombro entraban al vestuario de los “grandes”.

Realizamos una dinámica centrada en destacar que era lo que les había hecho llegar a ese día soñado y poder jugar en el campo del Alcoraz. Uno a uno fueron destacando que había aportado el equipo, cada uno de ellos, su entrenador y sus padres. Mi objetivo era que fueran conscientes y verbalizaran que detrás está su esfuerzo, constancia, sacrificio, apoyo, unión…que sin esto no se llega a ningún sitio. Y también responsabilidad y toma de decisiones, que curiosamente tuvieron que poner en práctica ya que al llegar a la final coincidió con un viaje de estudios del colegio y tuvieron que decidir qué hacer, sin presiones apoyados por su entrenador y padres respetando la decisión de su hijo.

Su entrenador una vez más quiso recalcar que se salía al campo a disfrutar de la experiencia porque ya habían demostrado que habían sido capaces de mucho, de llegar a su Final, y que tenían que VIVIR  este día como algo especial que quedaría grabado en su mente. Por ello quiso compartir unas emotivas palabras  con ellos y yo he querido con su permiso dar a conocer y compartir con todos los que participais en el desarrollo de los niños, no solo deportivo.

Decía así

En la vida todos tenemos sueños, objetivos que cumplir.
Pero… ¿cómo podemos hacerlos realidad?
Pensar hasta dónde queréis llegar. Todo comienza desde abajo, desde donde vosotros habéis empezado. Habéis trabajado duro cada día para corregir vuestros defectos y perfeccionar vuestras habilidades, respetando a vuestros compañeros y entrenador, debéis hacer respetar a vuestro equipo contribuyendo lo más posible para sacar la victoria. En el fútbol se gana o se pierde, pero lo más importante es saber sobreponerse a las derrotas, por más negro que se ponga el partido nunca bajéis la cabeza. Recordad que el fútbol es un juego, salir y divertiros, dar el máximo en todo el partido, exigiros el 100%, tenéis toda la vida para descansar. Ahí fuera tenéis a vuestros padres, hermanos, abuelos y amigos que esperan grandes cosas de vosotros; pero, sobre todo, hacerlo por vosotros mismos. No dejéis que nadie os diga lo que podéis o no podéis hacer. Solo vosotros sabéis lo que sois capaces de hacer. No perdáis la humildad, si habéis llegado hasta aquí no ha sido por suerte, pensar que vosotros lo habéis merecido. Yo sé que una derrota duele mucho; pero, para mí, más duele no intentar evitarla. Cuando un compañero sufra echadle una mano, cuando un compañero se equivoca, apoyadlo… Todo esto tiene su recompensa, ¿sabéis cuál es? La satisfacción de haber logrado vuestros sueños. Salir y disfrutar y pase lo que pase al final del partido la cabeza alta porque habremos hecho todo lo que estaba en nuestro corazón.
Gracias a todos por el año que me habéis hecho pasar, ¡¡Vamos Peñas!! ahí fuera nos están esperando.

Alberto Hernández

La victoria en goles no pudo ser pero lucharon e incluso metieron un gol (Alfonso) que celebraron como la mejor de sus victorias. Lo consiguieron porque no dejaron de luchar a pesar de un marcador muy en contra.

Y la lección es esa lucha, esfuerzo, trabajo para lo que se quiere conseguir.

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Entrada relacionada: Que el final de la temporada no se reduzca a: ganar o perder.

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Que el final de la temporada no se reduzca a: ganar o perder.

Llega el final de la temporada luces para unos, sombras para otros. Deportistas que habéis vivido los últimos encuentros con gran sufrimiento, o con desgana, otros con alegría y orgullo. De lo que no hay duda es que llegar hasta aquí os ha supuesto un gran esfuerzo entre ellos físico y psicológico a todos, los deportistas, entrenadores y familias.
Una vez más resaltando la importancia que tiene la práctica deportiva animo a padres y entrenadores a hablar con sus hijos para valorar individualmente y en equipo lo positivo de su práctica. Analizar en que se ha crecido como deportista y como persona, qué se ha mejorado, qué se ha aprendido y así enseñar a trabajar en la reflexión y consecución de objetivos desde niños.
La comunicación es la mejor herramienta que existe para crear vínculos firmes y seguros, previene los conflictos y te aporta información muy valiosa para la siguiente temporada como padre y como entrenador.
Sentir que se interesan por ti, tanto tus padres como tu entrenador, hace que se refuerce la autoestima, sientes que lo que haces les importa y hace que te comprometas más por todo.
Los jóvenes por otro lado, que se habitúen y cada vez les cueste menos comunicar, porque todo es cuestión de hábito.
Aunque se piense que la temporada no podía haber sido peor, porque es inevitable fijarse y que se fijen en los resultados, si ofrecemos ese espacio de comunicación nos sorprenderemos de lo que son capaces de valorar los deportistas. El primer paso lo tienes que dar tú, como padre o como entrenador y transmitir con hechos, no solo con palabras que realmente te importan otros aspectos.
Aquí es donde se demuestra que lo importante no es ganar o solo ganar, que realmente estamos comprometidos con los valores que nos enseña el deporte, el compañerismo, el compromiso, el respeto, la responsabilidad, el sacrificio…
Valorar de qué manera cada deportista fue capaz de crecer en estos valores.
Son muchas las veces que compañeros o entrenadores señalan la tardanza de algún jugador, el no avisar por teléfono que no se va al entrenamiento o al partido por exámenes o por eventos familiares…los insultos o agresiones a otros jugadores, árbitros o público…pero ¿se valora de alguna manera a esos deportistas que no faltan, que no llegan tarde, que no han insultado al rival, al árbitro, o al público? En la mayoría de los casos se da por hecho y no se da más importancia.
Si desde pequeños se premia (un gesto, unas palabras…) por actuar en favor de esos valores se consigue más que si se castigan las malas actuaciones y es en esta dirección hacia donde debemos dirigirnos.
La clave premiar lo que queremos que se repita desde niños para no tener que castigar de mayores o de adultos…
Así que tras el último encuentro te animo a que hables con ellos y os despidáis con todo lo positivo que ha supuesto esta temporada y no solo en lo deportivo.

No acabar con el simple “hemos ganado” o “hemos perdido”.
Todo es parte del camino y lo que ha ocurrido este año permitirá mejorar para conseguir los objetivos.
Nadie dijo que era fácil, aquí estás tú para demostrar que hay que seguir trabajando con perseverancia, esforzándose una vez más.
La siguiente temporada “más y mejor” y no olvides este verano seguir practicando deporte, el que sea, pero deporte.

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Yo era el capitán de mi equipo

En un equipo todos juegan un papel importante y decisivo que determina el trascurso de la temporada. Pero si hay una figura relevante es el capitán del equipo. Supone ser el alma, ser el líder. Ser capitán exige a nivel psicológico y emocional unas cualidades que no todos los jugadores de un equipo tienen. Puede ser el jugador más veterano, el líder nato o el más relevante deportivamente pero es el “elegido”. Lo que conlleva una gran responsabilidad.
Es un papel que todo capitán vive y siente con orgullo que recordará siempre.
Ser capitán nunca pasa desapercibido en la vida de un deportista.
Para ser un buen capitán:
1. Tienes que ser el ejemplo a seguir, el referente en conducta y actitud: No puedes fomentar en el resto lo que tú no cumples.
Sé puntual en los entrenamientos y encuentros. Entrena al máximo y atiende al entrenador en sus explicaciones. Comunica si no asistes a un entrenamiento. Las críticas a tus compañeros siempre constructivas y a la cara. Sé responsable con el material y las instalaciones del club. Da ejemplo de vida sana.
2. Tienes que ser la máquina de generar valores en tu equipo: Fomenta el respeto, la comunicación, la actitud, el esfuerzo como única forma de ganar tus retos, la valentía, saber sobreponerse ante la adversidad, el juego limpio, el espíritu de lucha y sacrificio…
De esta forma dejarás huella imborrable en tus compañeros.
3. Diriges el timón del barco: tus habilidades de comunicación son fundamentales. Comunícate durante el juego, corrige las posiciones de tus compañeros fomentando la atención en su juego individual para ayudar al juego colectivo.
4. Conoce a tus compañeros como personas: como deportistas ya los conoces: Esto te permitirá explorar su lado “psicológico”. Sabrás como hablar, motivar, entender ciertas situaciones reacciones e incluso adelantarte a ellas, apoyar y buscar soluciones junto al entrenador. Fomenta el tú a tú.
5. Educación y respeto son las únicas armas para hablar con el árbitro: evitas que el resto de compañeros se enzarcen en discusiones que suelen acabar en tarjeta. Estas actuaciones no benefician al trascurso del encuentro.
6. Transmite calma y firmeza ante una discusión entre jugadores: Demostrar control es lo que necesitan tus compañeros. Aquí más que nunca haz uso de tu Inteligencia Emocional. No permitas que se produzcan hechos de los que el equipo se va a arrepentir. Las expulsiones dejan en desventaja a los equipos.
7. Tu atención está dividida entre el campo y el entrenador: Transmite las directrices al jugador que corresponda. En estos momentos eres el puente entre vuestro entrenador y el resto del equipo.
8. Observa y analiza a tu equipo: con “gafas” objetivas, tu visión será importante para el análisis posterior del juego y así subsanar errores o reforzar buenas actuaciones.
9. Motiva y tira del carro: ante la duda, la desesperación o los fallos de tus compañeros. Alienta al que falla un tiro, al que pierde el balón, al que da un mal pase. No permitas recriminaciones entre compañeros. Mantén vivo al equipo que no bajen la guardia. No lo olvides, eres la gasolina en tu equipo.
10. Entrenador y capitán unidos en los buenos y malos momentos: Si no compartes alguna decisión nunca discutas delante de tus compañeros, los incitas a que se posicionen. Busca el momento y lugar, fomenta el diálogo y llegareis a un acuerdo porque no olvides que compartes objetivos, metas, retos y eso está por encima de un malentendido o una decisión incorrecta. Nunca lo olvides, “hablando se entiende la gente” y en el deporte también.
Disfruta y trabaja para sentirte orgulloso de ser el capitán de tu equipo.

Web publicado:

Fúbol en positivo

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Cómo minimizar las conductas celosas entre hermanos

Os dejo el artículo del Heraldo de Aragón sección escolar del 26 de febreo de 2014.

En él reflexiono y doy pautas para detectar, comprender y saber qué poder hacer para minimizar las conductas celosas entre hermanos.

Como minimizar las conductas celosas entre hermanos EDUCACION EMOCIONAL 26F

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Definir objetivos nos acerca al éxito

Artículo junto a Patricia Ramírez para OKPatines.

Si quieres alcanzar tu sueño, necesitas saber dónde tienes que llegar. La falta de planificación en muchas ocasiones es el origen de que nuestros deseos no se hagan realidad. Es vital diseñar nuestro plan, detallar qué se quiere conseguir. Todo lo que planificas aumenta la probabilidad de alcanzar el éxito. Se trata de tener bajo control lo que sí es controlable. Cuanto más claro tenga tu mente dónde quiere llegar, antes lo hará.

Trabaja tus objetivos para que sean SMART+
1. S Specific – eSpecíficos: que sean lo más concretos posible no vale “entrenar más y mejor”, sino analizar en qué me voy a comprometer para poder alcanzarlo. Evita que tu mente se disperse y piense de forma vaga. Para ello, redacta tu objetivo de forma específica en relación a cualquier aspecto técnico, táctico, físico o psicológico.

Por ejemplo: “cuando me encuentre cansado en el entrenamiento de hoy llevaré mi pensamiento a la satisfacción que siento cuando soy capaz de acabar lo que me propongo”.
Especifica para que sean claros en el qué, dónde, cuándo y cómo.

2. M Measurable – Medibles: si los objetivos son medibles podremos comparar con lo que nos hemos propuesto, seguir o reajustar objetivos. El tiempo, el número de sesiones, vueltas, abdominales, ejercicios de concentración, sesiones de relajación…. son medibles. No podemos quedarnos con percepciones subjetivas de lo que hacemos tipo: “sí, creo que voy mejor”, “sí, entreno más”… ¿qué es entrenar mejor? ¿qué es entrenar más?

3. A Achievable – Alcanzables: Redacta el objetivo de tal forma que dependa de ti, a pesar de que entrenes en equipo. Si tu objetivo depende de otros y el resto no está comprometido, puede que te cueste más alcanzarlo. En estos casos o se trabaja el compromiso grupal o hay que cambiar el objetivo. Concéntrate en objetivos individuales que dependan de ti. El esfuerzo, las series, el tiempo de cada carrera, las piruetas, mejorar tu técnica, etc.

4. R Realist – Reales: Ambiciosos que requieran esfuerzo y mantengan la motivación despierta pero acorde con tus posibilidades. Se trata de redactar objetivos que ni frustren ni aburran. A medida que vayas alcanzado lo propuesto, puedes ir incrementando el nivel de dificultad e intensidad. Cada consecución hará que te sientas más seguro y confiado y te sentirás capaz de ir a más. De este modo subes un nuevo escalón.

5. T Time-base – acotados en el Tiempo: establecer el plazo de tiempo en el que vas a trabajar y conseguir tus objetivos es fundamental. Así no serás vencido por la relajación y la postergación “bueno a la siguiente lo intento…”, “de este mes no pasa”. Postergar atenta contra tu motivación de forma directa, y a tu capacidad de lograr lo que nos proponemos.

6. Plus: No olvides que estén escritos en positivo. Estás acostumbrado a realizar frases con el No por delante “no fallar”, “no desconcentrarme”, “no mirar al público”, “no gesticular”… y está demostrado que la mente rinde más y mejor si le hablas en positivo “centra tu atención en…”, “colócate en posición…”.
Este es el tipo de objetivo que permite estar preparado, en estado de alerta y atento con los cinco sentidos.
¡Comienza! es lo que deseas, así que actúa. Hasta ahora fantaseas con la posibilidad, piensas en ello, te imaginas pero quizás no te sientas capaz. Toma papel y boli escribe tu objetivo SMART+ específico, medible, alcanzable, realista, acotado en el tiempo y con lenguaje positivo. Ya estás aumentando el compromiso, mantenlo en un lugar visible y ve a por él con perseverancia y compromiso.
Sigue con tu plan de acción, analiza las dificultades y adelántate a ellas, no permitas que te sorprendan. Es una forma de minimizar la dejadez y lo que pueda torpedear tu meta. Elabora soluciones que te aporten seguridad y confianza.
Y por último, visualízate en el proceso y en el final con todos los sentidos. Que tu mente se familiarice con el logro, porque no hay nada más motivante que sentirte orgulloso del éxito conseguido.
Esta forma de trabajar se convertirá en un hábito, crearás nuevos objetivos deportivos, personales y profesionales. Esto se llama “vivir creciendo”.
Pónselo claro a tu cerebro y actúa. Es una manera de empezar a avanzar.

Patricia Ramírez Loeffler

Psicóloga de la salud y el deporte

 

Yolanda Cuevas Ayneto

Psicóloga de la salud y el deporte

 

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Deporte, padres y entrenadores

Comienzo a colaborar con la revista on line Inspira de la Fundació Roger Torné junto a Patricia Ramirez Loeffler, que trata temas de la salud infantil y medioambiente.

Nuestro primer artículo es Deporte, padres y entrenadores.

Espero que os guste y sobretodo ayude a reflexionar sobre un tema tan interesante como es la formación deportiva en los más pequeños.

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El deporte siempre ha sido considerado un medio para educar en valores que desarrollen a nivel personal y social y que seguro te acompañarán a lo largo de tu vida. Valores que comienzas a adquirir en las edades de iniciación, donde el deporte ante todo es diversión. Los beneficios físicos del deporte los conoces en su mayoría, pero que tomes conciencia de lo que aporta como herramienta educativa y psicológica a tu hijo, es la clave. Cuando tu hijo practica deporte, también se educa en valores. Todo depende de la orientación que como padre y entrenador quieras dar. Los niños aprenden a socializarse con nuevos compañeros, a  ganar y compartir triunfos, a perder y saber tolerar la frustración, a experimentar emociones, a crear lazos de ayuda entre ellos, a fomentar la colaboración, a ser responsable, a controlar la impulsividad en unos casos y a vencer la timidez en otros, a reducir la ansiedad, a respetar las normas, al entrenador, a los compañeros, a los rivales y a los árbitros. El deporte también incrementa su nivel de confianza y autoestima: los niños se sienten partícipes de los éxitos y jugadas de su equipo, son protagonistas junto a los demás. Los niños que asisten a actividades deportivas además aprenden a gestionar y optimizar su tiempo, teniendo que compatibilizar los estudios con el deporte. A nivel cognitivo, se fijan metas, desarrollan habilidades como el pensamiento estratégico y la capacidad de liderar. El deporte en equipo es la mejor escuela para el futuro trabajo en equipo el día que se integren en un grupo de trabajo en la empresa. Habrán desarrollado la pertenencia a un grupo con intereses y objetivos comunes, a cumplir con lo que uno se compromete, a ser perseverante, a tolerar el error propio y de los compañeros.

 

Como padre y como entrenador, procura que tu atención no esté en si tu hijo gana o pierde, si ha salido a jugar más o menos minutos o si tu hijo lo hace mejor que “el otro”. “El otro” también es un niño que acude a los entrenamientos y competiciones con la misma ilusión que el tuyo. Como padre, tu interés SOLO debe estar en que tu hijo sea buen compañero, generoso y ante todo, que DISFRUTE.

 

Pero muchos padres se ofuscan, gritan, dan directrices desde la banda, hablan mal de los compañeros de sus hijos, menosprecian y desacreditan a los entrenadores y ven en sus hijos la posibilidad de convertirlos en grandes estrellas y cumplir con los sueños que ellos no hicieron realidad. Este problema se repite todos los fines de semana en todas las competiciones y partidillos de los chavales. A veces los padres os olvidáis de que vuestros hijos ya tienen un entrenador. Por eso hay que recordar que no sois los entrenadores de vuestros hijos, que solo sois los padres y que vuestra labor se limita a dar apoyo de forma incondicional.

 

Los padres no tenéis que conseguir que vuestros hijos rindan más, ni que jueguen con una determinada estrategia, y olvidaros de centraros en los resultados. De esta manera solo conseguís generar presión y que el niño se sienta evaluado por vosotros. Vuestra función es apoyar y  fomentar los valores que el club y entrenadores trabajan con los niños, como el compromiso, la responsabilidad, la autodisciplina, el respeto, la cooperación, la humildad, el afán de superación, la tolerancia a la frustración, el juego limpio, la gestión emocional, honestidad, lealtad… Promover que sea puntual, acudir a los entrenamientos a los que se ha comprometido, recoger el material, ser generoso con los compañeros, fomentar la comunicación y ayudar al entrenador.

 

Tenéis que motivar y reforzar para que se esfuercen no para que alcancen resultados. Al finalizar un partido, el niño no se tiene que pensar en si lo ha hecho bien o mal, esa no es la finalidad. La finalidad es divertirse, jugar e integrarse en un equipo. Pregúntale cómo se lo ha pasado, si ha disfrutado, como te gusta ver con qué ganas se entrega, transmítele que te encanta verle disfrutar practicando su deporte, que ves que se entrega en lo que hace por él y sus compañeros, que te sientes orgulloso de su esfuerzo, de su perseverancia, de su respeto a los demás y de su deportividad.

 

No fomentes actuaciones físicas, técnicas y tácticas deportivas que el entrenador no les exige.

El entrenador es el que tiene que corregir, esa su función, pero no es la tuya. Si tu hijo sabe que vas a valorarle tras el partido, lo pasará mal desde que suena el despertador para asistir al encuentro. Practica su deporte nervioso y pendiente de tus pautas, gritos, gestos y de lo que le dirás después. Así es imposible disfrutar jugando ¿no crees? No olvides las consecuencias que tiene en la autoestima de tu hijo. No es extraño escuchar a niños que dicen: “el domingo juego pero no hace falta que vengas, papá”.

 

El problema es que los niños ven que algo que era divertido se convierte en algo por lo que se les juzga y valora. Padres y entrenadores no debéis acelerar el proceso evolutivo del deporte, todo llega, lo importante es crear unas bases sólidas. Buscamos el desarrollo de la persona y luego, el del deportista.

 

Por todo esto, piensa en ellos y…

Si eres entrenador:

  1. Trabaja la cohesión. Los niños se esfuerzan más si se sienten a gusto en el grupo. El deporte es un lugar para disfrutar.
  2. Habla siempre en términos de NOSOTROS en lugar de YO. Facilita el sentimiento de PERTENENCIA.
  3. Inculca valores como la SOLIDARIDAD, la BENEVOLENCIA y el ALTRUÍSMO.
  4. Comunícate con paciencia y en un tono conversacional. No tienes más carisma ni más poder por dar gritos.
  5. Estate más pendiente de los aciertos que de los errores, porque así les transmites seguridad.
  6. Valora el esfuerzo, la intensidad y el trabajo por encima del talento y la genialidad.
  7. Define los objetivos en función del rendimiento, de lo que depende del jugador y del equipo, no de los resultados.
  8. Refuerza siempre. Siempre hay algo que valorar: ser solidario, el compañerismo, el trabajo, el buen humor, la buena actitud…
  9. Huye de las comparaciones entre ellos. Es injusto y genera desconfianza.
  10. Trátales en función de lo que te gustaría que te aportaran. Si esperas cosas buenas de los chicos, ellos lo notarán, se esforzarán y se sentirán “buenos”.

Si eres padre de un niño que hace deporte:

  1. Recuerda el motivo por el que tu hijo va a jugar y no lo pierdas nunca de vista. Lo hace por DIVERSIÓN, por estar con sus AMIGOS, por pasarlo BIEN.
  2. Tú no eres el ENTRENADOR, eres su padre. De ti no necesita que le digas la técnica, ni lo que tiene que hacer, sólo que le apoyes y le preguntes si se lo ha pasado bien.
  3. Deja que sea él quien elija si quiere hacer del deporte su modo de vida. Igual prefiere los fines de semana estar con amigos en lugar de ir de competición en competición. TENER TALENTO NO TE OBLIGA A VIVIR DE ÉL.
  4. No le presiones, le des gritos desde la banda, no le digas que lo hace mal, ni que ha jugado fatal. Así le haces sentir ridículo, bajas su autoestima y le quitas las ganas de jugar.
  5. No le hables MAL NUNCA DE SUS COMPAÑEROS. Ni le digas que lo hacen peor que él. Intenta unir al grupo en lugar de separarlo.
  6. No desacredites a su entrenador, ni le transmitas a tu hijo que el entrenador se equivoca. Las desavenencias las tratas con el técnico, no con tu hijo.

Anima siempre, independientemente del resultado. Valora su esfuerzo, su ilusión por encima de ganar o perder.

 

Si los entrenadores y padres tenéis en cuenta estas pautas es más fácil sacar la mejor versión deportiva y como persona de los niños. Podréis vivir con equilibrio el inicio de la vida deportiva, fomentar y facilitar su práctica. Tú eres el modelo de conducta de hijo: ante todo, RESPETO.

 

Patricia Ramirez Loeffler

Psicóloga de la salud y el deporte

 

Yolanda Cuevas Ayneto

Psicóloga de la salud y el deporte

 

 

 

 

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Cuentos y Metáforas

Zanahoria, huevo o café…¿Cómo te sientes ante la adversidad?

Una joven fue a ver a su abuelo. Le habló de su vida y le contó sobre los momentos que estaba viviendo y lo difícil que le resultaba salir adelante. No sabía cómo iba a hacer para seguir luchando, cómo superar la situación  y que estaba punto de darse por vencida y abandonar todo. Ya estaba cansada de luchar y empeñarse por vencer los obstáculos. Tenía la impresión de que cuando solucionaba un problema, surgía otro.

Su abuelo le pidió que la acompañara a la cocina. Llenó tres ollas con agua. En la primera colocó zanahorias, en la segunda huevos y, en la última, colocó granos de café. Sin decir una palabra esperó que el agua de las ollas empezara a hervir. Unos veinte minutos más tarde apagó el fuego.

Retiró las zanahorias y las colocó en un recipiente. Hizo lo mismo con los huevos. Luego, con un cucharón, retiró el café y también lo puso en otro recipiente. Dirigiéndose a su nieta, le preguntó: “Ahora dime lo que ves”.

“Veo zanahorias, huevos y café”, fue la respuesta. El abuelo le pidió que se acercara y tocara las zanahorias. Estaban blandas. Después le pidió que tomara un huevo y lo pelara. Una vez retirada la cáscara, pudo observar que el huevo se había endurecido. Finalmente, le pidió que tomara un trago del café. La joven sonrió al oler el rico aroma que desprendía la infusión.

Entonces la joven preguntó: “¿A qué viene todo esto, abuelo?” Él le explicó que cada uno de esos objetos había tenido que enfrentar la misma adversidad -el agua hirviendo- pero cada uno había reaccionado de una manera diferente. La zanahoria era dura, resistente en el momento de haber sido colocada en el agua. Sin embargo, al ser sometida al agua hirviendo, quedó blanda y débil. La frágil cáscara exterior había protegido al líquido del interior del huevo. Pero, una vez hervido, el interior se endureció. Sin embargo, los granos de café molidos eran singulares. Una vez colocados en el agua hirviendo, fue el agua la que cambió.

“¿Con cuál de estos elementos te puedes identificar?”le preguntó a su nieta. “Cómo le respondes a la adversidad cuando ésta golpea a tu puerta?

¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café? Piensa en esto: ¿Qué soy? ¿Soy la zanahoria que parece ser fuerte pero, con el dolor y la adversidad me marchito y pierdo mi fuerza? ¿Soy el huevo que al principio tiene un corazón blando, pero cambia con el calor? ¿Después de una muerte, una separación, un problema económico o alguna otra situación difícil, me he vuelto dura y rígida? ¿Será que el aspecto de mi cáscara no cambió pero, por dentro, me he convertido en una persona amargada y difícil, con un espíritu rígido y un corazón endurecido  que no se da nuevas oportunidades?

¿O es que soy como los granos de café? De hecho, el grano hace cambiar al agua caliente, precisamente a la circunstancia que le produce dolor. Cuando el agua se calienta, el grano libera la fragancia y el sabor. Si tú eres como el grano de café entonces, cuando las cosas han llegado a su peor momento, tú empiezas a mejorar y a cambiar la situación creada alrededor tuyo. ¿Te puedes elevar a otro nivel en los momentos más sombríos y al enfrentar enormes desafíos?

¿Cómo enfrentas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?

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Anónimo adaptado.

Piensa ahora en tus vida tus circunstancias personales, en tu entorno laboral, familiar… cómo reaccionas a lo que te ocurre, como te sobrepones.AlogoYC4 bis (1)

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